La provincia de Entre Ríos registró, los últimos dos trimestres (de noviembre del 2022 a enero 2023, y de enero a marzo) un 65% de precipitaciones menos que el promedio histórico registrado desde 1981, una temperatura 4,2 grados mayor a la media, y más días caracterizados por estrés térmico, con temperaturas mayores a los 35 grados, informó hoy la Bolsa de Cereales entrerriana.
La disminución de la cantidad de lluvias y el incremento en las marcas térmicas son algunos de los efectos del evento climático “La Niña”, que afectó a la región por tercer año consecutivo.
Además, esas altas temperaturas y las lluvias muy por debajo de los registros normales históricos provocaron una sequía calificada como la peor de los últimos 60 años.
El 2022, según la Bolsa, fue el año “más seco de los últimos sesenta” períodos, y el trienio 2020/21/22, se destaca como el más seco “jamás observado”, con los registros pluviales entre los diez más bajos de los últimos 60 años.
La precipitación promedio acumulada desde 1981 para el trimestre noviembre a enero se sitúa en 370 milímetros, y de enero a marzo en 300, pero en el el ciclo 2022/23 se registraron 131 milímetros en ambos lapsos, un 65% (239 mm) y 56% (169) menos, respectivamente.
Respecto a la variable temperatura máxima, se registró un incremento de 4,2 grados entre el promedio de ese trimestre 2022/23 (33,9 grados) y la media de la temperatura máxima detectada por el Servicio Meteorológico Nacional (29,7 grados).
Además, el actual trimestre tuvo 43 días con temperaturas superiores a los 35 grados en los puntos de medida de la Bolsa de Cereales, muy por encima del promedio histórico.
Por otra parte, la Bolsa analizó imágenes satelitales a través del Índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés), que mide la salud y densidad de la vegetación y que con una flora sana y densa debería estar por encima de 0,5 cada año.
En los ciclos agrícolas 2008/09 y 2017/18, los de menor rendimiento que se tiene registro, el valor promedio de NDVI se ubicó en 0,55, pero el índice de enero y febrero 2022/23 fue de 0,46, lo que da cuenta de una vegetación “muy estresada y cercana a la senescencia”.
Comparado a un rendimiento normal, se trata del índice más bajo de los últimos diez años, y por lo que en Entre Ríos se prevén pérdidas por unos 800 millones de dólares sólo en la actividad agrícola, sin contar su efecto en otros sectores como el comercio, transporte, e industria.
Incluso en grandes sectores de Entre Ríos el rango de precipitaciones fue más bajo, según imágenes y datos recabados por Google Earth Engine (GEE) y Chirps/Daily (conjunto de datos entre satélites y Universidad de California).
FOTO: Juliana Faggi