En una actualidad caracterizada por lo efímero de los acontecimientos, un artista con más de cuatro décadas de trayectoria logra continuar agotando las entradas de sus conciertos. Una posible explicación está en que su música reúne familias completas, matrimonios, grupos de amigos; grandes y jóvenes dejan a un lado sus diferencias para unirse en el arte que Páez ofrece desde el escenario.
Natalia Strack
En la noche del sábado 29 de abril, Fito habitó la reconocida Estación Belgrano, en la vecina ciudad santafesina. El cantautor, haciendo alusión al lugar, realizó un viaje por su historia artística, regresando junto a los presentes hacia 1992 cuando estrenó su obra más renombrada “El amor después del amor”, cuya reversión titula su actual tour “El Amor 30 años después el amor”.
El concierto que tuvo lugar en Boulevard Gálvez 1150, comenzó luego de una tardanza de más de media hora, lo que provocó ansiedad por parte de los reunidos. Sin otro músico que haya hecho el soporte previo, el encendido de las luces del escenario y las inmensas pantallas rompieron el hielo, dando comienzo al espectáculo.
Tal como lo anunció el propio Páez, la primera parte del show respetó el orden original en que están dispuestas las canciones del octavo álbum, que tiene la particularidad de ser el disco más vendido en la historia del rock argentino. Previo al inicio, se proyectó en las pantallas el tráiler de la nueva serie sobre su vida, que está disponible en la plataforma digital Netflix.
Como si fuese la primera vez que interpretara el emblemático repertorio, el rosarino logró cautivar la atención del público variado, generando momentos de euforia, en los que la gente saltó haciendo pogo, con canciones como “Rueda Mágica”, “Detrás del Muro de los Lamentos”, “A rodar mi vida” y “El amor después del amor”, tema con el que dio apertura a la función. Asimismo, emocionó con canciones como “Pétalo de Sal”, a la cual introdujo bromeando acerca de la inteligencia artificial, afirmando que no es ninguna novedad y cuyos avances “nunca podrán recrear a Luis Alberto Spinetta”. Se trata de un disco que tuvo numerosos invitados, entre los que se encuentran Charly García, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Andrés Calamaro, Gustavo Cerati y el “flaco Spinetta”, quien colaboró en la voz y la guitarra de Pétalo de Sal.
Con sus rulos cortos, apoyándose en la gestualidad de sus manos y en la inclinación de su cuerpo; cantó hasta casi llegada la medianoche, con una pausa en el medio de 10 minutos. Quienes lo siguen hace años saben que es un artista cuyo nivel queda demostrado en el momento en que se sienta solo frente al piano, generando un instante mágico al volverse una misma unidad con el instrumento. No obstante, fue acompañado por una banda que combina la fuerza del rock con la elegancia de la orquesta, en la que Fito incluye a los aplausos del público, guiándolos como si fuese el director.
“Vamos a bajar el cielo”, indicó solicitando que cada presente prendiese la linterna de su celular cuando los iluminadores apagaron los reflectores, logrando de esta manera que la luna se distribuyese entre los dispositivos de las miles de personas que se sumaban al viaje propuesto por el ícono del rock nacional.
Con la humildad de los grandes, el cantante compartió su protagonismo con resto de la banda, destacando la voz de la única integrante femenina y del guitarrista. Con humor se refirió a las críticas con respecto a su vestuario, el cual característicamente consiste en trajes estampados de llamativos colores, anteojos y zapatos de vestir; y afirmó: “Del ridículo no se vuelve, ve vive en él”.
El show también tuvo momentos de reflexión, cuando el protagonista recordó los 20 años de la inundación histórica de Santa Fe que tuvo como consecuencia la vida de muchas víctimas y se refirió específicamente al rol del gobierno municipal, provincial y nacional: “No es joda. ¿No han visto a Charly García construir una obra en 70 años? Ellos marcan camino, que se puede construir. Gente de la política, siéntese a negociar. Hay que golpearles los despachos”.
Hacia el final de la presentación se refirió al concepto principal del disco que tiene como eje al amor y expresó: “Afuera hay un mundo que arde, nos va a quemar a nosotros. Amar es cuidar al otro”. Luego de cantar, tocar la guitarra y el piano, Fito Páez se despidió de la colmada Estación Belgrano con “Y dale alegría a mi corazón”.
FOTOS: Juliana Faggi
