Con rendimientos como en la copa y el primer tiempo con Nueva Chicago, el elenco de Walter Otta se puede entusiasmar con cosas importantes en todos los planos. Además del buen rendimiento individual y grupal, desde el banco se hizo una buena lectura de juego y los cambios sirvieron.
Patronato se armó para ser protagonista en la Primera Nacional, esa es la única verdad. Una categoría donde aún no se ha podido afianzar tras su descenso de primera división. El conjunto entrerriano hasta aquí jugó mejor en el ámbito de la Conmebol Libertadores que en el certamen de ascenso en Argentina, pero con el correr de los meses y de los partidos, el Santo muestra crecimiento, dentro y fuera de la cancha.
El presente de Patrón es muy diferente al de quince días atrás, previo al viaje a Paraguay, donde la continuidad de Walter Otta parecía cada vez más complicada, por los malos rendimientos individuales, grupales y la mala toma de decisiones. Si bien internamente se sabía que era una cuestión de confianza en la mayoría de los jugadores, la falta de resultado iba a llevar a que salte un fusible, y como en todos lados, ese sería el entrenador.
Pero pasaron cosas. El ánimo cambió y ahora está claro que Patringa puede seguir soñando en todos los planos. Hasta aquí el equipo juega mejor en la Copa Libertadores de América, donde claramente merece mucho más de lo que tiene. Porque perdió dos partidos en donde al menos merecía un punto. Mientras que como local, en el Grella, la diferencia fue importante, jugó un futbol de alto vuelo, fue inteligente y muy contundente.
Los rendimientos individuales este jueves ante Melgar fueron muy importantes. Todos, en todas las líneas cumplieron, se sacrificaron y practicaron un fútbol correcto, práctico y de jerarquía, para poder vencer a un equipo que había sido protagonista hace poco tiempo de la definición de la Copa Sudamericana.
En cuanto a lo grupal, el saldo también es positivo. Patrón intentó, ser protagonista, con y sin la pelota. Cuando se paró a defender, siempre lo hizo pensando en el arco de enfrente, intentando responder de contragolpe. Así fue que las chances más claras fueran para los argentinos. El equipo peruano tuvo apenas una aproximación de peligro en los primeros 45´.
En el complemento el partido se tornó de ida y vuelta, a Patrón no le convenía esto y quedó reflejado con el gol del empate. Pero se recuperó rápido. Desde lo anímico y lo futbolístico. Lo empato y desde el banco llegaron buenas intervenciones. Hubo cambios positivos y se pudo coronar una noche soñada. Patrón jugó un fútbol de alto vuelo.
Los cierto es que sumó en sus últimos tres partidos. Que el nivel futbolístico ha cambiado. Que los rendimientos individuales van creciendo y que la confianza será la clave para que los jugadores eleven el rendimiento grupal. Poder jugar en la máxima categoría de ascenso, necesita de esa confianza, que las que genera cuando supera a sus rivales desde lo futbolístico termine en el fondo de la red. Se viene un partido importante este domingo en suelo tucumano y ahí hay que darle continuidad al presente.
Copa Libertadores: Una victoria que significó mucho más que tres puntos