El paranaense Lucas Salvarini habló de su experiencia como jugador profesional de futsal en Colombia y contó sus próximos objetivos.
KEVIN RIVERO / [email protected]
Lucas Salvarini es paranaense y encontró su verdadera pasión por el futsal. El joven nacido hace 23 años se formó deportivamente en el Club José Hernández, en la capital entrerriana, y se lució con la camiseta verdinegra durante varias temporadas en los certámenes locales, regionales y nacionales.
Su gran desempeño le abrió muchas puertas y, en 2020, tuvo la posibilidad de dar el salto hacia Colombia. El salonista cumplió con las expectativas y superó la prueba para formar parte del plantel profesional de Tigres de Quindío; sin embargo, la pandemia del Covid-19 que se desató a nivel mundial truncó su sueño y debió retornar al país.
En su regreso a su ciudad natal, tras habilitarse las competencias, Salvarini volvió a sacar a la luz su potencial con la camiseta de la institución que lo vio crecer. Y en 2022 recibió el llamado que tanto esperó. Armó las maletas, viajó al territorio colombiano y en esa ocasión se vinculó definitivamente con Tigres de Quindío, donde transitó en la Liga Profesional BetPlay de Futsal una experiencia inolvidable para su carrera deportiva.
Luego de meses en el futsal cafetero, esta temporada se puso otra vez la camiseta de José Hernández, pero con una multitud de nuevos objetivos.
-¿Qué balance haces de tu paso por Colombia?
-Fue muy bueno porque creo que siempre mantuve un nivel regular para el equipo. Primero tuve que adaptarme al ritmo del juego y las exigencias que necesitaba el torneo, pero hice un buen papel y por ese lado me quedo tranquilo, sabiendo que si me toca volver a jugar profesionalmente o retornar a Colombia u otra liga lo voy a poder hacerlo bien.
-¿Cómo fue para vos vivir en otro país?
-Tuvo dos caras. Fue lindo y, a su vez, malo. Fue positivo porque me encontré con gente muy amable y rescato la cantidad de amigos que hice en la institución, gente que siempre estaba predispuesta y con ganas de ayudar para que me sintiera cómodo en su país. Fueron muy buenas personas conmigo, y eso es valorable.
Por otro lado, algo negativo fue que me costó adaptarme a cosas de la cotidianidad, como la gastronomía, ya que no me terminaron de gustar los platos del día a día. Además, también fue difícil estar lejos de la familia y de mi ambiente.
-¿Qué diferencias encontraste entre el futsal argentino y el colombiano?
-El futsal en Colombia es un juego muy físico, con muchos roces, de ida y vuelta. No es tan táctico como en Argentina, pero también tiene lo suyo, con jugadores que se destacan en el uno contra uno y son muy desequilibrantes. En ese sentido, tuve que cambiar la forma de defender que tenía en Argentina y tomar otros recaudos para “no pasar de largo” o llegar bien a la defensa, no quedando en inferioridad numérica.
-¿Cómo ves el desarrollo de este deporte en Paraná y en todo el suelo nacional? ¿Qué necesita para seguir creciendo?
-El futsal es un deporte que va en pleno crecimiento y, en Paraná, con pasos agigantados. Y en Argentina también porque los seleccionados se han consagrado campeones en torneos muy importantes y es un reflejo de esto. Es muy lindo ver este crecimiento y que otros países nos miren con buenos ojos.
Sin embargo, necesitamos que se visualice más y haya más respaldo económico para seguir progresando porque hay mucho material para trabajar y pulir.
-Regresaste a José Hernández, ¿qué objetivos tenés para esta temporada?
-En este momento estoy muy cómodo. Es el equipo donde comencé en esta disciplina, me ha dado todo y estoy muy agradecido. Ahora estoy entrenando con el primer y segundo equipo, y estoy muy enfocado en nuevas metas.
-¿Y cuáles son tus proyectos a largo plazo?
-Todavía soy joven, recién tengo 23 años y estoy en una etapa de crecimiento y aprendizaje. Soy consciente que en todos los lugares a donde vas se aprende algo distinto y creo que estoy en un punto bueno, pero siempre puedo ir por más.
Quiero jugar profesionalmente en la liga de otro país y aspirar más adelante a poder vivir de esto. No obstante, estoy seguro que eso conlleva un montón de cosas, como hacer un gran esfuerzo, hacer sacrificios y dejar cosas de lado, y uno pone en la balanza si sirve o no; sin embargo estoy muy convencido de que paso a paso voy avanzando como jugador y como persona, y eso me ayuda a perseguir mis objetivos. Ya cumplí el sueño de jugar profesionalmente y ahora voy por más.
“Todavía soy joven, recién tengo 23 años y estoy en una etapa de crecimiento y aprendizaje”
“El futsal es un deporte que va en pleno crecimiento y, en Paraná, con pasos agigantados”