Sumar lo que luce perdido, restarle a los demás y dividir lo que aparece fortalecido es parte de las operaciones que se imaginan para multiplicar las posibilidades de cada sector de cara a las PASO y de frente a las generales. Es un momento dominado por ese oficio tan peculiar que consiste en urdir estrategias de ataque y contrataque, que refuercen lo propio y debiliten a los adversarios
La novedad de que el intendente de Paraná, Adán Bahl, será el precandidato a gobernador de Gustavo Bordet por el Frente de Todos, generó un remezón en la escena política provincial y puso fin a una larga siesta en la que la impresión era que la suerte estaba echada y que nada podía alterar lo que parecía un final cantado.
Luego de la sorpresa que produjo la decisión, el resto de los aspirantes a ocupar el despacho principal de la Casa Gris primero se lamieron los raspones y, después, iniciaron un proceso de reacomodamiento interno cuyo desenlace no parece sentenciado, por fuera de lo supuestamente evidente. Al menos en los dos colectivos mayoritarios hay cinco aspirantes al mismo cargo: Rogelio Frigerio, Adán Bahl, Pedro Galimberti, Enrique Cresto y Martín Piaggio. Son cinco varones que, además de que deberán definir sus vices, cinco mujeres, tendrán que integrarse a construcciones nacionales y armar listas provinciales y municipales.
PARTIDA DE AJEDREZ.
Hay mucho movimiento en las primeras y segundas líneas. Con las elucubraciones de corto y mediano plazo, el cálculo de probabilidades y el diseño de escenarios posibles, se ha gastado mucha tinta en cientos de servilletas en cafés donde se habla de política y en despachos más o menos influyentes.
Las jugadas se piensan como una partida de ajedrez, donde un movimiento reconfigura el espacio de la contienda. El riesgo es que al mismo tiempo hay que doblegar al contrincante interno y posicionarse con el adversario de la vereda de enfrente. Por ejemplo, parece cierto que uno de los tres precandidatos del frente gobernante va a ganar en las PASO, pero qué ocurre si los otros dos se ponen de acuerdo en una lista de diputados que, mediante la tracción conjunta, obligue al triunfante a imaginar si será posible gobernar con una Legislatura adversa. La pregunta inquietante en ese caso es si el hipotético movimiento debe ser leído como un gesto para negociar antes de la presentación de listas o la declaración de que se irá contra lo que se tenga adelante, jugado por jugado.
CAVILACIONES EN EL OFICIALISMO
En el oficialismo, los tres precandidatos son intendentes, de peso en sus localidades, con vínculos a nivel nacional pero también con diferencias de afinidad respecto de determinados grupos. ¿Puede pensarse que el acto de votar libremente en las PASO curará las heridas y todos trabajarán por el triunfador en la general, como indica la corrección política? ¿Es razonable que el oficialismo estime que puede ganar sin asegurarse Paraná, Concordia y Gualeguaychú?
Todas estas cavilaciones se producen en un contexto en el que, a diferencia de lo ocurrido en otros escenarios, el oficialismo ve como cierta una derrota. La impresión es que para que Bahl se quede con el premio mayor debe aspirar a construir un verdadero fenómeno proselitista: así, controlaría a sus colegas intendentes que hoy lo enfrentan, impondría condiciones por ejemplo en la lista de diputados provinciales y estaría en mejores condiciones de ir por todo en la general.
El problema es que el peronismo hoy no tiene nada seguro. Y que, en ese contexto, Bahl, Cresto y Piaggio deben resolver además la sucesión en sus intendencias, lo que no debe ser considerado un detalle menor.
LLUVIA DE IDEAS
Por eso, la lluvia de ideas es una de las metodologías más utilizadas por dirigentes que esperan cada elección para demostrar que se han formado para afrontar estos desafíos.
En el caso de Juntos por el Cambio, se sabe que la convivencia no es amistosa entre quienes promueven a Frigerio y a Galimberti. Ya no lo era hace dos años. Y no parece que algo vaya a corregir las trayectorias, a esta altura de los acontecimientos.
Desde que ambos fueron electos diputados nacionales, las encuestas indicaban que Frigerio le ganaba en un mano a mano a cualquier otro dirigente en Entre Ríos. Si Frigerio aprovechó este largo período para consolidar relaciones con entidades intermedias (algunas de las cuales son enormemente poderosas), con el mundo empresario (que suele estar dispuesto a invertir en la política) y con la dirigencia al interior de la coalición, es probable que su posición se haya fortalecido.
Si no lo hizo, habrá perdido una oportunidad valiosa porque en el actual contexto será más difícil convencer a los referentes para que declinen posiciones y los aliados estratégicos pueden que analicen sus preferencias de otra manera, en el nuevo tablero.
Además, la hipotética competencia con Bahl se le presenta menos sencilla que con el resto de los precandidatos: por discurso y perfil y porque, además, el actual intendente de Paraná tiene más gestión para exhibir.
FRIGERIO Y LA ZONA DE CONFORT
Por otro lado, hasta ahora a Frigerio le ha alcanzado con elegir sobre qué opinar: una zona de confort de la que deberá salir si se confirmara el crecimiento de Bahl. La ventaja es que el legislador nacional aún está arriba en cualquier sondeo: se apropia del descontento que provocan las experiencias peronistas. La duda es si la popularidad de Javier Milei no termina haciéndole mella, entre los desesperanzados y abatidos.
En ese sentido, también los seguidores de Milei compiten con expresiones políticas que suelen aumentar su caudal electoral con el descontento social aunque se ubiquen en sus antípodas ideológicas.
En fin, más allá de toda estimación, la ebullición de alternativas y posibilidades le da por estos momentos a la discusión política un condimento que hace meses no tenía.