El Centro de Mediadores de la Defensoría del Pueblo de Paraná desarrolló una capacitación denominada Los vínculos y la conexión en mediación comunitaria. Estuvo a cargo de María Gabriela Rodríguez Querejazu, pedagoga, mediadora y especialista en la temática, quien relató a EL DIARIO los conflictos más usuales entre vecinos y el papel del Estado para mejorar la convivencia. “Trabajamos para que no nos necesiten”, afirmó.
Camila Gomez
Durante tres días, los mediadores de la ciudad de Paraná se capacitaron para brindar una mejor ayuda a los vecinos que así lo requieran. En la capital entrerriana, son más de cien los profesionales que se desempeñan en este rol. El Centro de Mediación funciona desde hace veinte años en la Defensoría del Pueblo de Paraná, en Hipólito Yrigoyen 236.
Desde el Centro, definen a la mediación como “una manera de abordar, resolver y transformar conflictos de forma pacífica. A través del diálogo, se busca que las personas se reúnan en un espacio imparcial e intenten resolver la situación que tienen en común, encaminándose hacia la posibilidad de llegar a un acuerdo que los beneficie a todos. La mediación es una instancia extrajudicial, voluntaria y confidencial. Es un servicio que ofrece la Defensoría de forma gratuita a los vecinos de la ciudad”. Por año, se atienden aproximadamente 500 casos.
En este marco, la Sala Antequeda, ubicada en Alameda de la Federación 577, fue sede de la capacitación intensiva “Los vínculos y la conexión en mediación comunitaria”, desarrollada desde el jueves 11 hasta ayer. Estuvo a cargo de María Gabriela Rodríguez Querejazu, pedagoga, mediadora, especialista en gestión de conflictos comunitarios, profesora universitaria y Máster en Programación Neurolingüística.
En diálogo con EL DIARIO, la docente explicó que la formación se hace todos los años, ya que es uno de los requisitos fundamentales para quienes se desempeñan como mediadores comunitarios. Además, hizo referencia a la importancia de este rol, el vínculo entre vecinos y con el Estado.
“Es importante que la gente sepa que acá puede venir y lo van a ayudar, nunca se van a ir sin una respuesta”, remarcó.
—¿Por qué es importante esta capacitación para los mediadores?
—Dado el trabajo que venimos haciendo, es importante que los mediadores también vayamos trabajando desde lo personal, el autoconocimiento, para poder trabajar con otros. En este curso nos focalizamos sobre lo que es la conexión con uno mismo, con los otros, con la familia, con el planeta y a partir de ahí, trabajamos herramientas comunicacionales, además repasamos algunos conceptos de la mediación y realizamos muchos trabajos de grupo. Estos cursos fueron gratuitos para los mediadores. Nos focalizamos en las instituciones, para que sean centros donde los vecinos puedan acercarse y que estemos muy preparados para abordar y acompañarlos en los conflictos, que cada vez son más complejos.
—¿Cuáles son los conflictos que más se reiteran en los centros de mediación?
—En general, los conflictos de convivencia son los más habituales, por las normas urbanas o temas edilicios, pero también las mascotas, las filtraciones, los ruidos molestos, las plantas, los temas de medianería. Además, hay conflictos públicos, en ese caso también hay una preparación, nosotros trabajamos tres grandes líneas: los conflictos comunitarios (entre vecinos), los conflictos públicos y los conflictos interculturales, estos últimos tienen que ver con distintos diálogos y maneras de ver el mundo. Lo que hacemos nosotros es ayudar a que las personas se comprendan. Generalmente los acuerdos son todos diferentes.
—¿Cuáles son los conflictos públicos?
—Ocurren cuando hay intereses contrapuestos entre el Estado, la empresa y el ciudadano. Entonces, la Defensoría tiene un rol muy importante de defensa de los derechos. Lo que sucede es que los conflictos públicos exigen intervenciones más complejas. Hay una parte que es asesorada, otra que es mediable, otra que necesita alguna técnica especial. El abordaje puede ser más complejo pero también se soluciona el conflicto.
—¿Cuándo se debe acudir a un mediador?
—Nosotros no solo trabajamos cuando el conflicto aparece, como lo es un conflicto de vecindad, que puede ser desde ruidos molestos hasta los arbustos o problemas de convivencia. Siempre recomendamos que ante cualquier duda, se acerquen a la Defensoría del Pueblo y pregunten cómo los pueden ayudar. Acá no solamente se media, sino que también se asesora en los derechos, para que cuando las personas lleguen a una mediación vengan asesoradas de cuáles son sus derechos y después si, que se pueda generar un diálogo fecundo entre las personas. Notamos que muchos de los conflictos son por falta de comunicación.
—¿Cómo puede mejorar la convivencia entre los vecinos para no llegar a requerir de una mediación?
—Nosotros siempre trabajamos para que no nos necesiten, ese es nuestro objetivo. Nuestro eje es la educación para la convivencia, que brinda herramientas de comunicación, de gestión de las emociones, liderazgo, para que las personas primero, puedan comprender qué les está pasando a ellos para después tener una conversación constructiva con el otro. No sirve, cuando uno está enojado, ir a patear la puerta y decirle al vecino que el ruido le molesta, sino que la idea es generar un momento donde las personas sepan en qué momento dialogar.
—¿Qué papel debería tener el Estado para que no se generen conflictos?
—El Estado, mejor dicho, los gobiernos, son grandes provocadores de conflicto, así que nosotros a veces tenemos severos problemas porque trabajamos en una línea y hay un gobierno que trabaja en otra. Entonces, se cree que la cultura de la competencia va a ser mucho mejor y está probado que a la larga esto genera más conflicto o hace que los conflictos escalen.
Para nosotros es importante dar este testimonio: ante el primer desacuerdo, ante la primera desavenencia, la idea es consultar a gente que sepa. Los mediadores estamos entrenados especialmente para esto, para ayudar a comunicarse con el otro. El Estado tiene una función básica en esto, no puede correrse.