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Batman, bajo la sombría luz de Tim Burton

A diferencia de Superman, Batman genera naturalmente una empatía del público.
Publicado en mayo de 1939, el número 27 de Detective Comics retrató por primera vez a Batman. Pero, el hombre murciélago no detuvo su vuelo nocturno en lo que narraron las viñetas. A través del tiempo, el cine también quiso retratar la historia del caballero oscuro. Con Tim Burton el relato adquirió una estatura dramática que potencia el típico relato de ficción para masas en busca de acción.

Alejo Román Paris / Especial para EL DIARIO

Sucedió rápido, como el relámpago que ilumina una noche trágica. Un niño, su madre y su padre; un callejón oscuro y un criminal que sale de las sombras; un disparo, un grito y otro disparo; y las perlas de un collar roto que, una a una, golpean contra el suelo, retumbando en el éxtasis de la noche. Algunas ruedan hacía el niño que busca vida en los ojos inertes de su padre, otras se pierden en el charco donde se habían fundido el agua turbia de la calle y la sangre. El niño no sospecha que las perlas del collar de su madre reverberarán en su memoria hasta la noche de los tiempos.

Desde 1939, cuando Bill Finger (1914-1974) y Bob Kane (1915-1998) urdieron y cincelaron su historia, a lo largo de los años, como una maldición inevitable, el caballero de la noche volvería una y otra vez al evento que torció su destino para forjarlo como el vigilante en quien se convirtió. En diferentes ocasiones, a través de las épocas y de las viñetas, los guionistas y los artistas repetirían la secuencia traumática que modelaría el origen del justiciero conocido como Batman. “El mundo solo tiene sentido si lo obligas a tenerlo”, recordaría el caballero de la noche en el abismo del retiro de la lucha contra el crimen, como quien descifra por fin los designios de su providencia.

Dos faros iluminan al personaje de la viñeta. Por un lado, el Zorro: un justiciero enmascarado, inspirado en el periplo del bandido mexicano Joaquín Murrieta en la época de la fiebre del oro, creado por Johnston McCulley (1883-1958) para la novela La maldición de Capistrano (1959). Por otro, Sherlock Holmes: el detective maestro de la deducción, creado por Arthur Conan Doyle (1859-1930), para la novela Estudio en escarlata. 

Proyección

Sin embargo, más allá de las viñetas están las pantallas. Y, como un murciélago que se interpone frente a la luz de la luna, el cine supo proyectar la leyenda del caballero de la noche.

La sombría artística de Tim Burton iluminó Ciudad Gótica en Batman de 1989, un filme protagonizado por Michael Keaton (como Batman) y Jack Nicholson (como el Joker). Su estilo y la estética del universo del personaje parecían haber sido concebidos como uno para la otra, por lo que la elección del director pareció casi natural.

Sin embargo, además de la coincidencia gótica, Burton tuvo sus méritos. Arrojó al personaje a una trama dramática, algo muy distinto a lo que se había visto hasta ese momento en metrajes de personajes que emergían de las viñetas. Es el caso de Superman, que navegaba en relatos de aventura. Pero también ocurrió con producciones que vendrían años después, incluso del propio Batman, con historias concebidas en el género de acción.

Burton hizo una lectura muy clara de lo que representaba la esencia del personaje: el trauma del asesinato de sus padres como un laberinto que lo atrapa, a la vez que hace del mismo más un antihéroe que un héroe. En el juego de luces y sombras entre Superman y Batman podemos ver los poderes de dios y los artilugios del hombre. Quizás justamente allí radique el éxito de Batman, en la empatía que desarrolla por estar más cerca de lo humano.  Visto desde esta perspectiva, Superman difícilmente pueda ser protagonista de un Drama. En cambio, Batman sí. El drama y el miedo son propios de la humanidad, no de los dioses.

Signos

La película de Burton es también una metáfora: el caballero de la noche es la pesadilla recurrente de un niño que asiste, de manera cíclica, al asesinato de sus padres. Cada vez que Batman observa su reflejo revive la pesadilla. La introspección, su búsqueda del sentido, lo lleva a entender a Bruce Wayne que es Batman porque no pudo ser otra cosa. La máscara del caballero de la noche es un sostén de un hombre atrapado en el trauma, coqueteando con el abismo.

Además, el guion del filme incluye un cambio que altera el canon del personaje en las viñetas. El artificio narra que quien se cobró la vida de los padres de Bruce Wayne es un mafioso llamado Jack Naiper, que luego se convertirá en el Joker (la némesis de Batman). Mientras que en la versión original es en realidad Joe Chill, una víctima de la depresión de la Gótica mafiosa que deviene en criminal.

De esta manera, el guion cinematográfico nos ofrece un juego simbólico que resulta interesante. Los orígenes de Joker y de Batman están atados por una suerte de simbiosis, tanto que uno no existe sin el otro: el primero asesina a los padres del segundo, en el evento que contribuye de manera determinante a crear al héroe; mientras que el villano emerge, consumido por la locura y deformado por haber caído en una planta de residuos químicos, luego de un cruce con el héroe. Ambos personajes no solo le dan sentido a su opuesto, sino que lo engendran.

Sin embargo, la tutela del caballero oscuro bajo la órbita de Tim Burton duró nada más que dos entregas. Al referido metraje le sucedió Batman returns, en 1992. Pero luego de eso, el estudio decidió continuar el arco argumental con otro director. El apuntado fue Joel Schumacher, y el motivo de la decisión oscila entre la curiosidad y el absurdo. El estudio decidió reemplazar al cineasta en nombre del bienestar capitalista. Es que el drama del filme de Burton atentaba contra la industria de la felicidad, cuando la gente que salía de ver la película no elegía comprar la cajita feliz de McDonald.

Sin embargo, parafraseando al sofista Protágoras, el capitalismo no es la medida de las cosas. Al menos no lo fue en este caso. Porque, aunque la empresa volvió a vender su producto, el cambio de director y de estética condenó al fracaso al arco argumental concebido por Burton. Batman Forever (1995) y Batman & Robin (1997) son tan solo un mal recuerdo.

En el juego de luces y sombras entre Superman y Batman podemos ver los poderes de dios y los artilugios del hombre.

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