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Reconocimiento a la obra de Dellepiane

Dellepiane sostiene que la sociología será útil para brindar un mayor conocimiento de las funciones normales de la sociedad. Foto: Sergio Ruiz. El Diario.
En el día del sociólogo, el reconocimiento a la obra de Dellepiane.

Manuel Cavia (*) Especial para El Diario

Todos los 1° de junio, se conmemora el día del Sociólogo en el país, en homenaje a la inauguración de la primera Cátedra de Sociología dada en Argentina, la cual fue dictada en el año 1899 por el Dr. Antonio Dellepiane, en la Universidad de Buenos Aires.

Cada 1 de junio se conmemora el día del sociólogo en la Argentina, profesión nobel en nuestro país e inclusive en el mundo, pero sin duda de importancia para analizar y comprender los hechos que acontecen en el mundo social; sin embargo,  esta conmemoración está ligada a la fecha en la cual se inicia la primera cátedra de sociología en nuestro país, más concretamente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la persona a cargo de la misma será el Dr. Antonio Narciso Dellepiane, quien a lo largo de la historia de la disciplina quedó algo desdibujado o bien olvidado; por ello, esta reseña intenta brindar algunos aspectos ligados a una biografía intelectual, quien nos permita conocer los avatares de esos primeros años de la profesión.

Antonio Dellepiane nace el 29 de octubre de 1864 en Capital Federal y muere el 22 de julio de 1939. En 1903 se casará con Mercedes Avellaneda con quien tuvo cuatro hijos. Paradójicamente, la esposa de Nicolás Avellaneda, su suegro,  era Carmen Nobriego Miguens, pariente directa de Enrique Miguens, creador de la segunda carrera de Sociología en la Argentina (Universidad Católica Argentina). Dellepiane cursó sus estudios en el Colegio Nacional Buenos Aires; donde luego fue docente de la asignatura Psicología e Historia. En 1891 obtuvo un doctorado en Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) con su tesis titulada Las causas del delito. Tesis laureada como medalla de oro por la UBA y que se transformaría en su primera publicación. En la UBA también fue profesor, consejero y académico en las Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Asimismo, en 1898 se incorporó como profesor en la cátedra Historia de las civilizaciones en la Facultad de Filosofía y Letras y en 1901 en la cátedra Historia en la Facultad de Ciencias Económicas.

Dellepiane fue un autor profundamente imbuido de los debates sociológicos internacionales de fines del siglo XIX y comienzos del XX

Este autor también fue el segundo americano en ocupar una tribuna en la Sorbona (París, Francia). Allí dictó el curso La teoría del progreso, que luego le permitió ocupar un cargo como profesor agregado en la Universidad de París en 1911. En la misma ciudad también fue vicepresidente del Instituto Internacional de Sociología. Fue además miembro honorario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Madrid.

Se incorporará a la UBA en 1897 como profesor suplente y posteriormente en 1899 y hasta 1918 ocupó la primera cátedra de sociología; en este caso en la Facultad de Derecho. A partir de 1915 sus intereses intelectuales se concentraron en los estudios históricos, en particular sobre el rosismo. Además condujo la Academia Nacional de Historia y la Dirección del Museo Histórico Nacional; cargo en el que se jubiló en 1932.

La obra de Dellepiane es sumamente vasta y se continuó publicando incluso luego de su muerte. Es así que su hijo Antonio Dellepiane Avellaneda se ocupó de editar y publicar cinco ensayos póstumos entre mediados y fines de la década del `50. Dellepiane fue un autor profundamente imbuido de los debates sociológicos internacionales de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Esto se debió básicamente por el acceso a las posibilidades y los vínculos internacionales con los que contó, inicialmente gracias a las políticas de intercambio de esa época de la UBA, lo que posibilitó el acceso a información actualizada y a la vez forjar vínculos y relaciones de importancia con distintos foros académicos del mundo, sobre todo de Francia.

El contexto socio-histórico de su obra “Las causas del delito”, y en menor medida de “Estudios de filosofía jurídica y social”, serán los de una Argentina de fines del siglo XIX y comienzos del XX, siendo este un periodo de grandes transformaciones políticas, sociales y económicas, cuyo hecho más visible será la gran ola migratoria europea. Hacia 1880 Argentina se encaminaba a un profundo proceso de modernización y ordenamiento institucional, que apuntaba a que el país formara parte activa de la economía mundial.

La historia de la sociología no deja de desplegarse en el marco de un contexto histórico. Siempre depende del medio intelectual, del resguardo de instituciones, desafíos, demandas y horizontes que lo configuran”.

En este contexto, el crecimiento económico por el incremento de la producción y la exportación, especialmente de cereales, sumado a las posibilidades laborales en el área de servicios, construcción y dependencias industriales, impulsaron fuertemente el proceso migratorio; ello favoreció la llegada de personas provenientes sobre todo de España e Italia; pero también de Ucrania, Francia, Alemania e Irlanda, entre otros. Entre 1880 y 1915 llegaron a suelo argentino más de 1.500.000 extranjeros. 

La sociología que Dellepiane practica en 1892 le dará un enfoque novedoso a sus preguntas y a su perspectiva teórica. Ubicando a la sociología como imprescindible dentro del campo de las que llama “ciencias auxiliares” del derecho, donde se encuentran también la psicología criminal, la antropología criminal, la medicina legal y la psiquiatría. Allí insertará a la sociología criminal, interesándose en el análisis de los datos que estas otras ciencias le pueden aportar. Además, entiende que hay dos orientaciones dominantes: la antropológica, emplazada más al estudio del delincuente que del delito, y la sociológica más interesada en el delito, vía el método inductivo, que echará luz sobre “las espesas tinieblas que hasta ahora había estado envuelto el génesis del crimen.”, tal como se señala en el libro “Las causas del delito”.


La sociología estudia los modos de relación social entre las personas.

Asimismo, este autor sostiene que la sociología será útil para brindar un mayor conocimiento de las funciones normales de la sociedad. Pero para ello será necesario contar con el concurso de la estadística, la que se ocupará de dar a conocer los crímenes, los lugares y sus características y el sexo y la edad de los delincuentes; dado que cuenta con elementos precisos para caracterizar ese estado de la criminalidad

En el punto central de su texto, es decir, las causas del delito en Argentina, Dellepiane argumenta que el delito es un fenómeno social, pero además sostiene que no por ello deja de tener abierta la puerta para un conjunto de factores diversos como: biológicos, físicos y sociales; siendo estos últimos los que tienen un lugar angular en su argumentación. En síntesis, este autor piensa, sobre la base de datos proporcionados por la Dirección de Estadística; por ello, sus esfuerzos se encaminan a conocer ese cuerpo social para encontrar las claves sobre la criminalidad en Argentina.


En la sociología criminal, Dellepiane entiende que hay dos orientaciones dominantes: la antropológica, relacionada al estudio del delincuente y la sociológica, interesada en el delito vía el método inductivo.

Posteriormente el autor no prescinde de dar cuenta de las razones políticas de los hechos de su interés y para ello se centra en la presidencia de Juárez Celman  (1886-1890). Figura con un corte claramente liberal, creador del llamado “unicato”, es decir una fuerte concentración del poder. En 1890 Juárez Celman anuncia la imposibilidad de pagar la deuda externa del país, lo que acrecienta las dificultades de los trabajadores y se incrementa la desocupación.

En otra de su obras “Estudios de filosofía jurídica y social” de 1907 es posible hallar un Antonio Dellepiane mucho más maduro intelectualmente. En dicho trabajo accede a los debates teóricos más acabados de la sociología mundial de principios del siglo XX.

Desde donde mantiene al corriente de los grandes debates y lecturas de esa época. En síntesis, en ese periodo accedió a las problemáticas contemporáneas y a un “cosmopolitismo” sociológico poco habitual en aquellos años en el país.

Su búsqueda intelectual lo lleva a reflexionar sobre si es posible determinar la existencia de leyes para el mundo social. Tiene una clara convicción de la disposición de poder contar con pocas leyes sociológicas, en contraposición a las expresiones literarias. Las cuales entiende que abundan en sociología, pero que también en esta ciencia. En los capítulos de este libro, a los que denomina “notas de crítica sociológica” señala que es necesario “combatir la idea, tan generalizada como errónea, de que los problemas de la ciencia social se hallan al alcance de cualquiera aún de los indoctos. No hay hechos más complejos que los fenómenos sociales”. Desde esta perspectiva epistemológica, muy pertinente y de avanzada para la época, es que se aboca a reproducir de forma más sintética su estudio sobre la delincuencia en Buenos Aires. Lo que luego dio origen al trabajo denominado “El suicidio en Buenos Aires”de 1895.

Es importante destacar que la historia de una disciplina como la sociología no deja de desplegarse en el marco de un contexto histórico. Siempre depende del medio intelectual, pero también del resguardo de instituciones, desafíos, demandas y horizontes que lo configuran. Repasar esa historia desde un vacío es realmente imposible y siempre es necesario pensarlo desde lo situacional. Además, por si lo señalado no fuera suficiente, pensar la historia siempre es algo complejo y controversial. Más aún cuando el personaje que se analiza, Antonio Narciso Dellepiane se encuentra desdibujado y es poco frecuente encontrarlo en los estudios sobre la disciplina; salvo alguna cita ocasional que le da vida a su existencia sociológica. 

Dellepiane tiene dificultades para ser parte del panteón de los precursores de la sociología en Argentina. Aún así destacamos las ideas, preguntas y percepciones que son parte de su producción y que intentamos reflejar al revisar su obra. En este sentido, entendemos que ella merecería una mayor atención por parte de los que han historiado la sociología argentina. A pesar de la omisión de su figura intelectual, Dellepiane es parte del mito fundante de la sociología en Argentina. Este autor intentó situarse por sobre las disputas políticas del país y desde allí establecer una mirada sobre su accionar y esa nueva ciencia que era sociología en Argentina. Nunca dejará de estar presente su interés en constituirse en una suerte de faro, referencia y voz autorizada, sobre los rumbos y caminos que debe emprender la sociología en el país.  Por eso hablamos de Dellepiane como un forjador de la tradición discursiva de la sociología argentina. Por último, queremos señalar que los restos de Dellepiane  reposan en el Cementerio de la Recoleta y el orador en su despedida fue el Dr. José Luis Cantilo. En el primer aniversario de su muerte lo hará el Dr. Alfredo Palacios y en el décimo aniversario el   Dr. Ricardo Levene.

(*) Docente de la Universidad Nacional de Entre Ríos.

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