Tomar contacto con una imagen de hace medio siglo lleva irremediablemente a realizar comparaciones con
el presente. Y, muchas veces, a asombrarnos de los cambios producidos.
Es probable que en ese juego multidimensional haya quienes vean defectos en las virtudes y viceversa. Así, la delicia de disfrutar de un horizonte profundo, que se pierde en la lejanía, sea para otros una señal de épocas comarcanas que nuevos conceptos de ciudad vinieron a reemplazar.
Lo cierto es que Paraná, la ciudad que no fue fundada, surgió como un rancherío y luego se convirtió en villa, con un crecimiento poblacional y edilicio muy lento. Pero esa vida aldeana, marcadamente insular, hacia los años ’30 comienza a adquirir el carácter de ciudad con desarrollo y progreso arquitectónico y urbano, principalmente durante la intendencia de
Don Francisco Bertozzi.
En ese contexto, la Plaza 1° de Mayo es y será el centro neurálgico del día a día de todo paranaense y la Plaza Alvear, conocida por la familiar apelación de Placita de San Miguel, es una especie de paso intermedio hacia el coqueto pulmón verde que ostenta la ciudad, el Parque Urquiza.
En la fotografía, publicada en EL DIARIO en 1969, se aprecia justamente la Plaza Alvear, las torres de la Iglesia San Miguel, y al fondo la Casa de Gobierno. La cámara está orientada de este a oeste, en la dirección de la actual calle Colón.
Fuente: Colección “El Diario” que se encuentra disponible para la consulta en el Archivo General de Entre Ríos, Alameda de la Federación 222.
Leave a comment