domingo , 22 diciembre 2024
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Otra educación para frenar la discriminación

Julián Ríos, coordinador del INADI en Entre Ríos. FOTO: Juliana Faggi.

Las redes sociales, la escuela y el lugar de trabajo son los lugares donde la discriminación es frecuentemente ejercida, y en el mismo sentido denunciada. Para reducir los efectos de estas prácticas deshumanizantes se precisa insistir en nuevas formas de reflexión y de educación. 

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud quitó a la homosexualidad de la lista de patologías mentales. A partir de entonces, se estableció ese día como fecha para concientizar sobre la discriminación por orientación sexual e identidad de género, con eje en la igualdad de derechos de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, intersexuales, queers y otras diversidades (LGBTTIQ+). En nuestro país, además, el 9 de mayo de 2012 se sancionó la Ley de Identidad de Género, n° 26.743.

Más allá de estas cuestiones queda mucho por hacer en materia de cultura y educación. De hecho, según el Mapa de la Discriminación, realizado en 2022 por el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, Entre Ríos ocupa el tercer lugar a nivel nacional en cantidad de denuncias por actos discriminatorios.

El coordinador del INADI en la provincia es Julián Ríos. En diálogo con EL DIARIO, describió la situación actual de la comunidad LGBTTIQ+ en relación a los dichos y actos discriminatorios; se refirió a la implementación de las leyes de identidad de género, y de educación sexual integral. También abordó el rol de las instituciones para crear espacios libres de discriminación. Para el entrevistado es vital modelar otro tipo de educación para ponerle un freno a los actos y dichos discriminatorios. 

Lo que sigue, es un extracto de lo conversado en la oportunidad.

–¿Cuáles son los principales motivos de las denuncias que está recibiendo INADI en Entre Ríos?

–Si miramos en retrospectiva lo ocurrido con las denuncias, podemos afirmar que en la provincia los actos discriminatorios van cambiando dependiendo de los climas de época. En julio de 2010 se sancionó de la Ley de Matrimonio Igualitario. Desde entonces, la comunidad LGBTTIQ+ ejerció los derechos que la norma consagró, y ante la aparición de una discriminación por orientación sexual, comenzó a formular la denuncia respectiva. En ese entonces, la mayor cantidad de denuncias estaban referidas a este tipo de discriminación. Dos años después, ocurrió algo parecido con la sanción de la Ley de Identidad de Género. En ese caso fueron las personas trans, travestis o transgénero quienes empezaron a reclamar formalmente que se respete la ley. 

Por cierto, eran innumerables las instituciones que discriminaban; muchas por desconocimiento de la ley y otras por prácticas arraigadas en la sociedad, sobre todo entre personas adultas y mayores. Por suerte, de a poco va cambiando la conciencia social.

–En ese contexto ¿qué sucedió con las infancias?

–Con las infancias y las adolescencias pasó lo mismo. Lentamente, el ejercicio del derecho fue haciendo que las personas procuren cómo defenderse de las agresiones. Hay que decir que las infancias de la diversidad sexual también se sentían discriminadas, sobre todo en los ámbitos escolares y deportivos.

Cuando esas situaciones se presentan, se hacen consultas, se tramitan las denuncias, y entonces se empieza a trabajar de manera articulada. Nos interesa llevar un proceso de concientización sobre esas prácticas, ya que la principal competencia del INADI es prevenir y generar conciencia. No queremos que se llegue al acto discriminatorio, pero sabemos que en la sociedad los tenemos, por eso lo importante es que nosotros propiciemos un cambio de cultura. 

Cartografías.

–¿Cuál es la realidad de la provincia en relación a identidad de género y orientación sexual? 

–Si bien a partir de la implementación de la ley ha mejorado, vemos cómo todavía las personas trans y LGBTTIQ+ sufren discriminación. Por ejemplo, falta que más personas de la comunidad trans puedan acceder a la educación, a la salud y a un puesto de trabajo digno. Si hacemos una evaluación social, falta muchísimo, pero se ha empezado a trabajar en la conciencia. Hoy, por ejemplo, si una persona trans va a un espacio público y está siendo discriminada, alguien de la sociedad lo va a defender porque sabe que allí hay un derecho conculcado.

Hay muchas instituciones con las que nos toca trabajar y generar conciencia para poder alcanzar una igualdad real. Todos somos iguales antes la ley, pero todavía algunos estamos por detrás y hay otros que gozan de los derechos. 

Remarco el trabajo conjunto con las instituciones porque, por ejemplo, en salud hay profesionales que en los hechos no están preparados para no discriminar, más allá de lo que indiquen las leyes. Con frecuencia se pasa del dicho discriminatorio al acto discriminatorio. Por eso, es importante deconstruir lo que nos enseñaron, para empezar a dar a los demás el trato que merecen.

–En ese sentido, la ley de educación sexual integral también cumple un rol importante…

–La ESI es una ley que fue muy esperada y que recién está empezando a implementarse. En los comienzos había cierta resistencia por parte de la sociedad, que ahora se está rompiendo. 

Muchos de nosotros hemos sido portadores de discriminación y también víctimas, sin darnos cuenta. La escuela, junto a las familias, suele tener una fuerte influencia sobre la forma en la que vemos el mundo y las personas. Ahora, ¿cuántos de nosotros nos hemos reído y con en esa risa hemos generado exclusión sobre el cuerpo, el color de piel, o cómo hablaban los demás? Esa persona que está excluida queda marcada para siempre.

Por eso es valiosa la ESI: nos ayuda a darnos cuenta que es necesario revisar y cambiar nuestros hábitos para mejorar la autopercepción y al mismo tiempo llegar a la igualdad. Hay cosas que se tienen que hablar, no tienen que ser únicamente una cuestión privada, porque somos seres sociales.

Agenda.

–¿Qué acciones y políticas está llevando a cabo INADI en relación a esta temática?

–Como dije, nuestra competencia es frenar la discriminación. Una de las formas es receptar las denuncias, pero también desplegamos acciones de prevención que aspiran a una mayor conciencia.

En el comienzo de la gestión analizamos las situaciones donde se estaban llevando a cabo los actos discriminatorios, pero también el lugar donde no se denunciaba, pero se sentía latente que había discriminación. Sucede principalmente en las escuelas y en los ámbitos laborales.

Extrajimos información de un estudio, titulado Mapa Nacional de la Discriminación. Allí Entre Ríos se posiciona en el tercer lugar que recibe más denuncias y consultas. Por un lado, esto es gravísimo, pero, por el otro, vemos que las personas pueden detectar la discriminación, y se animan a denunciarla. 

En paralelo, se constituyó un plan nacional que se llama Escuelas sin Discriminación, donde llevamos capacitaciones para los docentes y los alumnos. Los temas que abordamos son los propios de la comunidad LGBTTIQ+ y las personas no binaries. El objetivo es deconstruir los saberes que portamos.

El otro espacio en el que trabajamos es el ámbito laboral. El año pasado lanzamos la campaña Trabajamos por un buen clima laboral. Lo hacemos con un equipo de la Secretaría de Trabajo de la provincia, el Observatorio de Derechos Humanos de Entre Ríos y la Agencia Territorial de Trabajo de Paraná. Puntualmente, realizamos actividades con los sindicatos para detectar situaciones de discriminación y violencia. Por ejemplo, hace unos días, en una de estas instancias de formación y reflexión, un alumno secundario se vio conmovido y me dijo: “tengo actos discriminatorios que no los veía así, sino como un comportamiento normal. Cuando veía una persona de la comunidad LGBTTIQ+, me burlaba y pude observar a partir de las conversaciones cómo una palabra, un dicho o una publicación en redes sociales es el comienzo de un espiral de violencia que puede terminar con la vida de una persona”. El relato sirve para ver la importancia de generar conciencia.

A nosotros nos genera placer cuando la persona se acerca y nos puede consultar, porque lo entendemos como una de señal de interés. 

Las leyes las hacernos los seres humanos, van a ir cambiando y ese cambio tiene que ser hacia el lado de los derechos humanos, el respeto y la igualdad ante la ley.

–¿Cuándo corresponde hacer una denuncia por discriminación? 

–Las consultas se hacen cuando alguien siente que está siendo discriminado. Desde ese momento, el personal del INADI acompaña y aconseja.

Cualquier tipo de consulta y denuncia se puede realizar al número de teléfono 168, que es una línea gratuita. Funciona los 365 días del año, de 9 a 19. 

Las personas sordas pueden enviar un video al WhatsApp 1161853968. En Entre Ríos tenemos el teléfono 4202334, que está operativo de 8 a 13. También se pueden comunicar al email [email protected] . Además, brindamos atención presencial en Paraná, en Enrique Carbó 750 de lunes a viernes de 8 a 13. 

Es importante consignar que todos los trámites son gratuitos. 

La escuela y el trabajo

Los actos de discriminación se producen frecuentemente en tres ámbitos: las redes sociales, la escuela y el trabajo. Así se desprende del Mapa Nacional de la Discriminación en Entre Ríos, que diseñara el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, y el Observatorio de Géneros y Derechos Humanos. 

El informe refleja las formas en que se expresa la discriminación en Argentina. En las estadísticas dadas a conocer, Entre Ríos es la tercera provincia del país con mayor tasa de discriminación en los ámbitos educativos y laboral, después de Tierra del Fuego y Salta. Los números reflejan inclusive que se supera la media nacional:  mientras a nivel país siete de cada diez argentinos se sintieron discriminado alguna vez (72%), en la provincia fueron ocho de cada diez personas las que tuvieron esta percepción (83%).

La práctica discriminatoria que ocupa el primer lugar son las discriminaciones estéticas, sobre todo por el uso de aros o tatuajes; luego las corporalidades; y la tercera es hacia la pobreza. En todos los casos se genera un impacto emocional negativo y graves secuelas en quien es víctima.

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