Los juegos de mesa son parte de la vida cotidiana, pero habitualmente están ambientados en culturas lejanas. Para darle localía al afán por entretenerse y aprender, una editorial de Paraná ha incorporado flora, fauna y mitología regional a una serie de propuestas lúdicas que están teniendo buena recepción entre chicos y grandes.
Es sólo un juego, pero no uno cualquiera. Ese parece ser el norte de El Equipo Azul cada vez que se propone el desafío de transformar gemas del entorno natural y cultural en una excusa propicia para divertirse y aprender.
El Equipo Azul es la primera editorial de juegos de mesa de Entre Ríos. Las temáticas de sus producciones abordan el universo natural, cultural e histórico de nuestro país, siendo el cuidado del ambiente y la perspectiva de género dos líneas de trabajo centrales de sus propuestas lúdicas.
Si el producto final es meritorio en sí mismo, lo es mucho más si se atiende al proceso productivo del que surge. El Equipo Azul se propone patear el tablero en cada nuevo proyecto. Lo cierto es que no tira los dados al azar, sino que piensa quirúrgicamente cada producto, pieza a pieza.
Uno de los comodines de la editorial es el aval científico: trabajan con especialistas que les agregan valor a los juegos diseñados, para que también permitan enseñar, cuestionar e interpelar.
En el marco del Mercado de Industrias Culturales Argentinas llevado a cabo del 1 al 4 de junio en el Centro Cultural Kirchner, EL DIARIO dialogó, entre ronda y ronda, con los fundadores del sello editorial, Mariana Bolzán e Iván Taylor, en representación de un grupo que también integran Simón Fischbach, Ayelén Alfaro, Nadia Plewinski, Berenice Taylor, Benjamín Taylor y Nina Ferretty.
Lo que sigue es un extracto del diálogo mantenido.
–¿Qué provecho le sacaron al MICA?
–Es una política de Estado que aplaudimos. Se genera un ida y vuelta muy humano y horizontal, con empresas e instituciones que nos amplían el panorama. En esos días participamos de rondas de negocios y hablamos con gente de otros lugares.
Una de nuestras líneas de producción son los juegos ligados a la flora y la fauna nativas, a las que, por cierto, poco les interesan las fronteras políticas. Esto nos hermana con países del continente porque tenemos la misma intención de difundir y proteger la riqueza natural. Por ejemplo, tuvimos charlas con personas de Colombia y Brasil, cuyos territorios tienen las mismas especies y con quienes compartimos además la misma inquietud por la conservación.
Por eso la experiencia de participar del MICA fue enriquecedora porque nos puso en contacto de manera presencial, brindándoles a nuestros interlocutores la posibilidad de probar los elementos de juego. En ese sentido, valoramos las rondas del programa Manos Entrerrianas, una práctica que nos dio cierta experticia en estas instancias que se le asemejan.
–¿Cómo fue recibida la propuesta de El Equipo Azul?
–La manera en la que hacemos los juegos es la forma en la que nos presentamos al mundo. Tratamos de generar narrativas que puedan explicar e interpelar a los demás para dar a conocer nuestra identidad y biodiversidad, en un contexto en el que por momentos pareciera que hay fronteras culturales, debido al desconocimiento de las particularidades de cada provincia.
Nos gustaría que eventos como este se puedan dar en otras partes del país. Federalizar aún más y, por qué no, jugar de local. Paraná está trabajando por constituirse de hecho como capital de una provincia que desde lo geográfico se ubica en un lugar estratégico, incluso más que Buenos Aires. En el Centro Provincial de Convenciones tenemos un espacio hermoso para recibir visitantes. Existen posibilidades siempre que haya voluntad.
Porfolio.
–¿Con qué juegos cuentan y qué los caracteriza?
–Tenemos varios. Por ejemplo, Piedras del Universo es un juego de tablero sobre mitos y leyendas de nuestra región. Luego tenemos juegos de cartas: Pez, sobre especies de los ríos Paraná y Uruguay; Yacareté: Guardianes del Humedal, sobre vida silvestre; y Aves Argentinas, que es un trabajo conjunto con la Fundación de Aves Argentinas, que además incluye el libro Guía de aves para pichones con la intención de poder hacer avistajes. Pronto saldrá Nativos, una propuesta de tableros móviles sobre especies de árboles.
–¿Cómo es el proceso creativo?
–Pensamos la temática y luego la dinámica o viceversa. El juego Piedras del Universo le dio la vida a la editorial. Éramos nosotros y nuestros hijos los únicos creadores y jugadores hasta que decidimos mostrarlo al mundo.
De a poco profesionalizamos el proceso. Nuestra apuesta incluye a trabajadores del arte de la región. Desde la idea a su materialización, se trata de una propuesta lúdica, artística y pedagógica completa, de alto potencial educativo. En ese sentido, entendemos que la ilustración es clave porque es parte de construir el sentido. De hecho, cada juego se constituye en un plan de comunicación integral.
Hacemos jornadas de testeo de juego en donde participan personas que no se conocen entre sí. Les otorgamos el manual de instrucciones y los observamos hasta que terminan. Así vemos si todo se comprende e intentamos achicar el margen de error. En la última convocatoria se anotaron más de 100 personas de Paraná. Eso quiere decir que público hay de sobra.
Recepción.
–¿Cuál es la respuesta de las personas que juegan?
–Al ser juegos que tienen mucha plasticidad, la gente se divierte muchísimo. También se sorprenden cuando ven cartas con peces que conocen desde chicos o la figura de la Solapa, un personaje de la cultura popular que conocemos bien en el litoral. Este es justamente el germen de nuestro proyecto: estamos inmersos en un microuniverso fantástico; sin embargo, sabemos más sobre otras mitologías que sobre la propia.
–¿Qué planes tienen a futuro?
–En octubre, en el Encuentro Nacional de Juegos de Mesa, en Salta, presentaremos el juego de los 30 años del Senado Juvenil realizado para la Vicegobernación de Entre Ríos, en el marco de un programa de largo aliento que invita a estudiantes de escuelas secundarias a formular proyectos y emular el trabajo de los senadores provinciales. Lo haremos en el panel El juego como práctica democrática.
El juego recrea el espíritu de discusión colectiva: se forman grupos y se debaten políticas con naipes de problemas y posibles soluciones. Se generan unos intercambios riquísimos que ayudan a expandir los horizontes del saber. Desde nuestra perspectiva, esta propuesta deja en evidencia el interés de los jóvenes en ser escuchados y proponer soluciones en clave política.
