En diferentes encuentros gratuitos, en Oro Verde, el maestro platero Martín Kornicki impulsa y anima a investigar las técnicas de un oficio de larga tradición e historia. EL DIARIO conversó con él y los asistentes para descubrir las inquietudes que movilizan a unos y otros.
El maestro platero Martín Kornicki viene desarrollando un persistente y silencioso trabajo, movido por la pasión de lo que desarrolla desde hace años, para recuperar y ampliar información e investigar saberes, técnicas, y características de la platería en el litoral. Pero también para armar un colectivo que agrupe a quienes se dedican a este oficio en la provincia y desde ese lugar, gestionar espacios, encuentros, y materiales.
Después de años de dictar su taller Lágrima de luna, en Oro Verde, y estar en la organización de los encuentros de plateros en esta localidad, vino la conformación de la Asociación Entrerriana que los reúne y convoca.
Este año, acaso para multiplicar la pasión por la platería, está desarrollando un taller gratuito, abierto a la comunidad. Son seis encuentros, un sábado al mes, que se desarrollan en las instalaciones de la Escuela Alberdi. En uno de ellos estuvo EL DIARIO para conversar con los talleristas y con el propio Kornicki, con la idea de compartir lo que allí se vivencia, y las razones que los llevan hasta el aprendizaje e indagación de una u otra técnica con un trozo de alpaca o cobre.
En esa ocasión, unas quince personas de diferentes edades y profesiones, estaban sumidas y concentradas en calar primero un pequeño círculo, luego un cuadrado y después una forma con distintas curvas.
Repujado, cincelado, calado, son algunas de las técnicas que fueron probando en cada una de estas citas. La próxima, vale añadir, está pautada para el 17 de junio a partir de las 8.
“Paciencia es un término relativo para describir el trabajo con el metal, lo que sí, el tiempo pasa volando”, indicó Kornicki ante una pregunta, para enseguida profundizar sobre los términos propios del oficio. “Repujado, cincelado, son diferentes técnicas. A la vez hay distintas técnicas de cincelado para decorar la chapa. Hay otras que son paralelas como el calado, o la soldadura. Cada cual tiene su riqueza y te sirven para terminar una pieza. El oficio está compuesto de todas esas técnicas. Cincelar, por ejemplo, es modelar una pieza a través de golpes con cinceles que son pequeños cortafierros con diversas formas. Repujado es lo mismo, pero le pegas desde atrás a la pieza para darle volumen. Pegándole desde arriba se genera otro efecto, está también el cincelado a flor de agua que es como un grabado, es plano, pero trabajas con sombreados, puntos, para simular volumen”.
Marcela, de profesión abogada, oriunda de Paraná, desde 2017 asiste al taller Lágrima de Luna y a este curso. Ella ensayó el repujado de una flor en una placa de cobre y se la sorprendió definiendo volutas a puro cincel, sobre un pedazo de alpaca. “¿Qué encontré acá? Una forma distinta de transformar, estoy buscando eso”, dijo, mientras mostraba sus producciones y avances, entre ellas la ornamentación que estaba haciendo para terminar un envidiable y precioso mate con patitas en forma de peces y otros detalles en alpaca. “Además, con el tiempo fui descubriendo que tengo un tío y abuelo que eran orfebres y talabarteros”, comentó.
Junto a ella estaba Fabricio, vecino de Oro Verde. “Me encanta el taller, escuchar a Martín y a Griselda”, destacó. Más allá, Silvia, ex directora de escuela y artesana, daba sus primeros pasos con el calado de metal. “Me gusta experimentar con distintos materiales, vengo de las lanas y las telas y quería probar combinar”. En tanto, Héctor, fue más sintético y categórico. Él llegó a la propuesta “por curioso”.
Estas son apenas algunas de las motivaciones de los concurrentes. A Carlos hace tiempo le habían regalado herramientas para este oficio y se prometió que algún día le iba a dedicar sus horas. Ya jubilado, se embarcó en la platería. De acuerdo a lo comentado por sus compañeros, se trata de un mecánico de autos muy conocido y prestigiado que además pinta al óleo y hace vitreaux. Asistió muy entusiasmado con Cata, su nieta, de 18 años. “Vine al primer encuentro y me gustó, quiero hacer los otros cinco. Tengo un proyecto de llaveros y collares así que me vienen bien estos saberes. Mi papá siempre creaba cosas con las manos y yo hago manualidades y artesanías desde los 15”, relató la joven.
Apuesta
Cuáles son los costos que implica la participación en estos talleres, se le consultó al docente. “El o la que recién arranca necesita hacer una inversión porque el taller es gratuito, pero es preciso que cada uno compre y tenga sus propias herramientas que son de uso personal, como el arco de calar, la sierra, la chapa, y el alambre. Todo está muy caro, pero al estar en grupo se puede comprar en cantidad y se abarata bastante. Para tener una idea, el kilo de caño que se usa para hacer bombillas, está 23.000 pesos”, apuntó.
Si bien no se necesita tanto espacio para el desarrollo de las técnicas, sí se requiere de tiempo, comentó Kornicki, al añadir que “se vuela el tiempo, pero no te pesa. Cuando uno hace lo que le gusta no importa cuánto tiempo te lleve, lo importante es que se alcance a hacer el trabajo”.
“No sólo los talleristas vienen a aprender, yo también. Somos un colectivo. Uno empieza a hacer un mate y no pierde individualidad, se torna grupal. Veo que hay un crecimiento que se ve reflejado en la calidad de los trabajos y cómo nos vamos abriendo al punto de vista y a las técnicas que aportan los compañeros”, agregó.
Sello litoraleño
Entre las socias que Kornicki supo sumar a estos espacios, está la profesora de Historia Griselda De Paoli. En su caso, desde hace 14 años quedó prendada con la platería.
En 2014 ideó una investigación con el fin de rescatar y definir los rasgos y estilos característicos de la platería en esta región. Al relevamiento precisaba hacerlo junto a un experto como Kornicki.
“Lo que distingue a la platería en el litoral es la combinación entre lo cincelado y la superficie lisa. Observamos que las piezas no son tan recargadas o barrocas”, definió.
“Hasta el momento llevamos analizadas 78 piezas de la colección de más de 1.000, que se halla en el Museo Histórico Martiniano Leguizamón. Nuestra aspiración es llegar a las 100. En un plazo de tres años relevamos pieza por pieza, y de esa mirada hemos sacado algunas constantes para caracterizar la platería entrerriana. En nuestra provincia observamos una recurrencia en el cincelado al agua, con poca modelación y un grado importante de equilibrio entre lo liso y lo trabajado”, comentó De Paoli.
Para encarar este tipo de análisis, se necesita de “un maestro platero con mucha experiencia y capacidad de lectura de las piezas”, agregó, al tiempo que deslizó parte de la tarea que, paso a paso, les queda por delante. “Nuestra intención es ver a los hacedores que están detrás de las piezas. Nos parece que es una deuda enorme con lo que se ha dado como legado. Y vemos que, revisando las piezas, encontramos algunos cuños muy conocidos y otros no, que aspiramos a saber de quiénes son”.
Cómo se descubre esa autoría, fue la pregunta de rigor y ahí sobrevino la referencia al método. “Hacemos una valoración general de lo que la pieza es, analizamos su estilo, qué caracteriza a la pieza como intervención, qué tipo de técnicas se usaron, qué aspectos dan cuenta de la historia de la pieza, porque en algunos casos se advierte que una pieza fue trabajada por más de un platero, por el modo en que usan los cinceles. Para observar eso hay que tener mucha experticia”, insistió.
La recolección de datos y en archivos, completa la investigación y agrega lo suyo. “Hicimos análisis preliminares para ver hacia dónde enfocar la ficha para la recolección de datos, y con esa estructura que fuimos mejorando, hacemos balances periódicos y registro fotográfico. Paralelamente hicimos un diccionario de plateros entrerrianos, con documentación histórica de censos provinciales -que son muy tempranos en nuestra provincia- y así pudimos identificar que había un total de 420 plateros en Entre Ríos, entre 1820 y 1914. Es un número importante que nos empuja a creer que se generaron características propias. Esa es nuestra hipótesis de trabajo. En ese sentido, una época de esplendor fue la de la Confederación, donde además de plateros formados en el Río de la Plata aparece la influencia de los plateros europeos”, desarrolló.
Ante una consulta, De Paoli, explicó que “en Entre Ríos, sobresalen dos figuras: la del orfebre, grabador y platero italiano Pablo Cataldi, que a la vez impulsa la escuela de artes y oficios, y que -si bien no pudo concretarse totalmente- dejó plantada una bandera que aún flamea en la costa del Uruguay, donde se está volviendo enseñar platería. Y la del maestro Kornicki, que ya lleva 18 años enseñando en Oro Verde. Por eso nos da alegría tener 15 personas interesadas en aprender este oficio”.
“Queremos rescatar las técnicas del litoral y la única forma es enseñarlas, además de impulsar la práctica del oficio”, expresó Kornicki. FOTO: Gentileza Mónica Borgogno.
Asociados es mejor
Las bondades de ser parte de una Asociación Entrerriana de Plateros, presidida por Daniel Bravo (San José, Colón), son claras. Según señaló Kornicki, integrar una entidad como ésta “brinda un marco legal para gestionar mejores cosas como, lugares, materiales, y proyectos culturales de mayor alcance. Además, abre el juego a otros plateros que no asisten al taller, y que se desempeñan en distintos puntos de la provincia. Hoy somos 35 participantes con la idea de buscar y convocar a otros plateros”.
En la actualidad, las dos costas de Entre Ríos están representadas en la asociación. Vale consignar que está abierta la convocatoria a interesados, no importa el lugar donde residan dentro de la provincia.
Al intercambio se sumó De Paoli. “La práctica de la platería no es masiva, pero tenemos más integrantes de los que esperábamos. La asociación es un espacio de construcción que se da inicialmente con el taller, enseñando, con las exposiciones que ponen al alcance del público las piezas que tenemos y lo que hacemos, las piezas históricas y contemporáneas, más los encuentros de plateros en los que participan artesanos de toda la provincia, abonando a las discusiones que nos damos ahí”, completó.
Más información
Quienes estén interesados en recabar más datos o plegarse a estas iniciativas, pueden comunicarse al teléfono 343-5115184 (Martin Kornicki) o por correo electrónico a: [email protected]