jueves , 21 noviembre 2024
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Signos que dan cuenta de un cáncer de piel

Los cambios de apariencia en lunares podrían ser alertas de cáncer de piel.
Cuidarnos de la exposición solar, controlar los lunares, y realizar al menos una consulta médica al año, son algunas de las claves para prevenir y detectar de forma temprana el cáncer de piel, en especial el melanoma, que está teniendo cada vez más incidencia en Latinoamérica

La sospecha de que pudiéramos tener un cáncer es una situación movilizadora para cualquier persona. La bueno es que algunas señales pueden alertarnos a tiempo, si estamos al tanto de ellas. Es lo que sucede con el melanoma, un tipo de cáncer que se desarrolla cuando las células que le dan color a la piel comienzan a crecer de manera descontrolada. Hay que decir que es menos frecuente que otros tipos de cáncer de piel, aunque es más peligroso por su capacidad de invadir otras partes del cuerpo si no se realiza un diagnóstico temprano. 

La incidencia de este tipo de cáncer está en aumento en Latinoamérica. En nuestro país, precisamente, se diagnostican más de 1.700 casos al año, lo que ha justificado que desde un tiempo a esta parte los especialistas insistan en la detección temprana a partir de chequeos médicos regulares que, complementados con los tratamientos adecuados, pueden evitar males mayores. A su vez, un examen a tiempo puede disminuir tanto la morbilidad como la mortalidad de esta enfermedad.

Conviene tener en cuenta que el melanoma ocupa el décimo noveno lugar en términos de incidencia, en relación a todos los tipos de cáncer, con una frecuencia estimada de 1.700 casos anuales en nuestro país. 

A partir de estos datos, se entenderá la preocupación de BIEN! por compartir una serie de indicadores de su presencia.  

Distinciones 

Ante la pregunta de qué es el melanoma, debemos señalar que se origina a raíz de unas células llamadas melanocitos -que son las que producen el pigmento de la piel- y aparece como una lesión nueva o sobre un lunar preexistente, y aunque no es lo más frecuente, puede afectar también las mucosas y los ojos.

Asimismo, su tiempo de evolución es imprevisible, ya que hay casos en los que se desarrolla con velocidad y otros en forma más paulatina.

En Latinoamérica, según el Observatorio Global del Cáncer, el melanoma no está dentro de los 10 más frecuentes. Sin embargo, se proyecta que el aumento en la incidencia de este tumor lo va a posicionar dentro de los cinco más frecuentes en las próximas décadas.

Es importante señalar, que cuando son detectadas a tiempo estas patologías son curables, pero si no se les da una atención adecuada tienen altas probabilidades de expandirse a otras partes del cuerpo.

En este sentido, los expertos insisten en que la población debe conocer e implementar la regla del “ABCDE”, que sirve como ayuda para alertar en casos de aparición de una lesión Asimétrica, de Bordes irregulares, de Color irregular, de Diámetro en aumento o mayor a 6 milímetros y especialmente a su Evolución.

Por este motivo, el diagnóstico temprano del melanoma es una herramienta determinante al momento de hablar del pronóstico de esta enfermedad. 

Condiciones

En personas sin antecedentes ni factores de riesgo, se recomiendan dos instancias de control: el autoexamen, que puede realizarse cada dos o tres meses con la ayuda de espejos, o una persona de confianza, junto con el control periódico con personal médico.

Sobre este punto, uno de los déficits en la lucha contra el melanoma es que aún no es habitual la asistencia a controles dermatológicos preventivos, a pesar del alto beneficio que representan.

Según indican los expertos, la mayoría de los pacientes consulta por el hallazgo de alguna lesión que les llama la atención. En cambio, si el paciente tiene un antecedente personal o familiar de melanoma, y manchas en la piel, se le sugiere hacer los controles con mayor frecuencia.

Cabe destacar que el principal factor de riesgo para el melanoma es la radiación ultravioleta, tanto la emitida por el sol como por fuentes artificiales como las camas solares.

Asimismo, la exposición solar intermitente -como la que se da habitualmente en vacaciones de verano- es la que mayor riesgo representa. Además, hay que tener en cuenta que la exposición durante etapas más tempranas de la vida es más peligrosa que en la adultez.

Se recomienda el uso de protector solar durante todo el año.

Antecedentes

Otros factores de riesgo incluyen el pelo rubio o pelirrojo, ojos verdes o azules, pecas, dificultad para broncearse, historia familiar de melanoma, presentar numerosos lunares y antecedentes de lunares fuera de lo común.

En un nivel moderado-alto (la radiación ultravioleta) favorece el desarrollo de esta enfermedad por el daño que ejerce en el ADN de los melanocitos. 

Por este motivo, los expertos insisten en la prevención primaria, con consejos de fotoprotección, entre ellos evitar la exposición solar entre las 10 y las 16 en los meses de primavera y verano; y el uso de protector solar de amplio espectro (factor 30 o más) durante todo el año, incluso en los días nublados.

También es recomendable el uso de sombrero de ala ancha, lentes con filtro UV y, en espacios abiertos, elegir zonas arboladas con sombra.

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