domingo , 22 diciembre 2024
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Walsh, el oficio de investigar para contar

Las circunstancias empujaron a un apasionado de los cuentos policiales a involucrarse con una investigación real, que significó un cambio de época en el periodismo y la literatura. El nombre del protagonista de esta historia es Rodolfo Jorge Walsh. Su obra maestra Operación Masacre da cuenta de una serie de sucesos ocurridos hace 77 años.

Era el 9 de junio de 1956 y todavía faltaban meses para que la autodenominada Revolución Libertadora cumpliera su primer aniversario como gobierno de facto, desde que derrocara al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón (1895-1974). Pero faltaban apenas unos días para que se cumpliera un año desde el bombardeo a la Plaza de Mayo, en lo que entonces fuera un infructuoso intento del Golpe de Estado, lo que sucedería después. Este era el escenario donde el general Juan José Valle (1904-1956) encabezó un levantamiento militar contra el gobierno de facto, que en ese momento encabezaba el dictador Pedro Aramburu (1903-1970). En este contexto se producirían los eventos que narra el libro titulado Operación Masacre (1957) de Rodolfo Walsh.

En las entrañas de la localidad de José León Suárez, en la provincia de Buenos Aires, la sincronización de los fusilamientos parecía esconder que detrás de cada ejecución había una historia distinta. Los reflectores que buscaban iluminar la muerte y los fogonazos de los disparos no solo buscaban oscurecer más la noche, sino toda una época. Aquellas detonaciones fundidas en un solo estruendo querían sellar su impunidad con el silencio de un puñado de hombres. 

Sin embargo, el sonido reverberó hasta un bar de la ciudad de La Plata. Allí se encontraba el periodista y escritor Rodolfo Jorge Walsh, frecuente visitante que acudía a jugar al ajedrez y tomar cerveza. En eso habrá estado cuando oyó el lejano eco de los fusilamientos, en un mensaje que alguien le dio. “Hay un fusilado que vive”, contaría más tarde el propio Walsh que ese alguien le había dicho. A partir de ese momento, el fantasma de un hombre llamado Juan Carlos Livraga sería la punta del ovillo que Walsh seguiría hasta armar el rompecabezas de una trágica noche, fracturada por aquellos fusilamientos.

Retrospectiva.

Rodolfo Walsh había nacido en Choele-Choel (desde 1942, Lamarque), provincia de Río Negro, el 9 de julio de 1927. Llegó a La Plata en 1941, cursó sus estudios secundarios y durante dos años la carrera de Letras en la Universidad de La Plata. 

Trabajó de los más diversos oficios, hasta que comenzó a desarrollar sus primeras experiencias periodísticas y literarias. También se desempeñó como traductor. En 1953, publicó su Variaciones en rojo, una antología de tres nouvelles de trama policial. Aquel libro le mereció el Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires. Pero no fue sino hasta 1957 donde llega al éxtasis de su carrera literaria, inventando un género: el relato de no ficción. 

La novela testimonio Operación Masacre fue el resultado de la investigación que llevara a cabo sobre los fusilamientos de José León Suárez, durante el levantamiento de Valle. Meses después de aquellos sucesos, al enterarse que había un fusilado vivo, iría en su búsqueda. El antes mencionado Juan Carlos Livraga era ese hombre, el fantasma que había vuelto de su muerte para denunciarla. Walsh lo encontró. Supo que Juan Carlos era colectivero, y que había abandonado sus estudios secundarios al terminar el primer año. Supo que su padre se llamaba Pedro y que era albañil. Supo también que Juan Carlos no había recibido un solo disparo, sino dos. Aunque era real, la historia que Livraga le contaba al Walsh parecía increíble. Pero lo más significativo que Livraga le dijo a Walsh fue que había más sobrevivientes de aquella noche, fatídica para otros. Walsh fue en busca de esos fantasmas, y los encontró. Fueron cinco en total los sobrevivientes que halló. A partir de sus testimonios pudo reconstruir aquel suceso que narraría en forma de novela.

Fundante.

Operación Masacre no solo constituye la concepción de un nuevo género donde conviven elementos periodísticos y literarios. Es también la manifestación práctica de la perspectiva literaria que el grupo Boedo tuvo durante la vanguardia de 1920: la literatura debe ser un elemento de trasformación social. 

Operación Masacre es, al mismo tiempo, una obra artística y un documento que pugna por una verdad silenciada y por una justicia maniatada. 

En el proceso productivo de su obra maestra, Walsh asistió a su propia transformación: el mismo autor que antes inventaba detectives, ahora se convierte en uno. De esa manera, intentó conocer la verdad desde las sombras de la clandestinidad, buscando el coraje de quien se anime a publicar un documento que atentaría contra el poder de turno en nombre de la justicia. Si se analiza en profundidad, visto en retrospectiva, Operación Masacre resultó ser una señal de alerta de lo que vendría, cuyos instrumentos lograron la máxima coordinación durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).

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