La política, capturada en un intenso largometraje. El ciclo Miércoles de cine, sigue esta noche con la proyección de Alicia y el Alcalde, largometraje del francés Nicolás Pariser. Se trata de una comedia ingeniosa y excéntrica, con sólidas interpretaciones de Fabrie Luchini y Anaïs Demoustier. La cita es a las 20:45 en el auditorio del Círculo Odontológico
Alicia y el Alcalde es una muestra de lo que es posible cuando el cine se inspira en la política para crear un intenso relato que podrá disfrutarse en la función de esta noche en el ciclo Miércoles de cine, que se realiza en el auditorio del Círculo Odontológico (Corrientes 218).
En el comienzo del largometraje dirigido por Nicolas Pariser, el espectador conoce a Alice (interpretada por Anaïs Demoustier), una empleada asociada a la comunicación que se traslada de Londres, Inglaterra, a Lyon, Francia, para trabajar en la alcaldía dirigida por Paul Théraneau (Fabrice Luchini), un político de larga data, en una ciudad que tiene algunas exigencias por parte de sus ciudadanos.
Los primeros minutos del relato son claves, porque nos muestran a Alice llegando al inmenso palacio gubernamental, un barroco edificio plagado de ornamentos, lámparas antiguas y oficinas pequeñas que desnudan la inmensa burocracia del lugar, y recibiendo indicaciones, breves, por parte de Melinda (Nora Hamzawi), quien responde a la incorruptible Isabelle (Léonie Simaga), la persona más cercana al Alcalde.
“Llegaste para un puesto que no existe más, pero se ha creado otro para vos”, le dice Melinda, a Alicia. “Tu función será crear, a futuro, planes estimulantes para el Alcalde, escribirás notas que él luego leerá”. Atónita, sin saber cómo seguir, lo peor no está aún dicho.
COMPLEJOS PERSONAJES
En su inentendible encuentro con Théraneau, la protagonista intentará comprender qué necesitan de ella. “Yo hace tiempo que no puedo pensar, no tengo ideas, así que necesito que me ayudes”, le explica su superior.
A partir de ese momento, el film comienza un intenso camino en el que la construcción de la dupla protagónica se sostiene mostrando sus claroscuros sin subrayar de manera unívoca sus personalidades. Al contrario, en cada escena se muestran nuevos colores que revelan nuevas y potentes capas de cada uno.
La corrupción, los hilos ocultos de los manejos políticos, las dificultades para lograr un verdadero reconocimiento, la manipulación, y por último la verdad de los vínculos, consolidan su propuesta narrativa, que se enriquece con la mano segura de Pariser.
DELICADA Y POTENTE CONSTRUCCIÓN
Diseccionando los sistemas a través de experiencias individuales, sin juzgar en ningún momento las debilidades humanas, el director descorre el velo sobre un vasto terreno de reflexión sobre el lugar de las ideas y los ideales en el campo de la acción compleja de la República.
Para este film, Nicolas Pariser toma prestado en esta ocasión el estilo de la comedia siempre con una línea ligeramente extravagante que lleva el sello de un cine de autor que “no odia la diversión”.
Demoustier y Luchini brillan en una historia oscura, mostrando diferentes aspectos y tonos de sus roles, guiados hacia una potente reflexión sobre el maniqueísmo político, velamientos, y en donde la mirada decepcionante de la sociedad, es tal vez, su principal motor, logrando un intenso relato sobre vínculos y pasiones.
La idea de un poder desconectado de su base popular sobrevuela toda la película y es puesta en cuestión en las conversaciones que mantienen sus protagonistas.
Poco a poco y con paciencia, el director consigue encontrar ese lado humano que todavía tiene la política. Centrada en la palabra (lo cual sin duda desanimará a los incondicionales de la acción), la cinta se desarrolla con una armonía no exenta de humor, gracias a la profundidad de los diálogos, de los que se adueñan con un gran talento los dos intérpretes principales.
Tejiendo una fina y cautivadora exploración de un tema de interés público, pero difícilmente trasladable al cine, especialmente en la medida en que se niega a trucar la trama con golpes de efecto narrativos, Pariser logra dar cuerpo, sin ningún maniqueísmo, a las diferentes facetas de un estado de crisis democrática.
En el balance final, esta producción es un buen ejemplo del pensamiento que el cine es capaz de infundir, bajo la cubierta de una comedia inteligente de una sutil maestría.
La cita es en el auditorio del Círculo Odontológico (Corrientes 218), a las 20.45, con entrada libre y gratuita.
Para la próxima función, el 28 de junio, se anuncia “Abrázame fuerte” (Francia-2021), un rompecabezas de sentidos y emociones, dirigido por Mathieu Almaric, con la magia secreta de una película que no reniega del dolor para rozar la belleza.
Los organizadores agradecen la colaboración con un alimento no perecedero que se destina al Comedor Merendero Nuestros Niños (Barrio Los Berros).