El filme Close es un drama que refleja los modos en que adultos y adolescentes procesan situaciones dolorosas y extremas, provocadas por una cultura conservadora y agresiva. La forma en que la historia está contada destaca la capacidad de observación, delicadeza y ductilidad de la dirección, hábil para reflejar múltiples aristas y matices
Muchas veces, el cine nos permite asomarnos a situaciones con capacidad de hacernos reflexionar sobre nuestro presente cercano. Una de esas oportunidades para la charla posterior se presenta con la película belga Close (2022). Allí se nos presenta a Leo (Eden Dambrine) y Remi (Gustav De Walle), dos jóvenes de trece años que viven en un pueblo de Bélgica y mantienen desde muy chicos una estrecha amistad. Recorren en bicicleta el trayecto desde sus casas hasta la escuela y comparten juegos y diversiones. Cada uno de ellos es una visita recurrente del otro y sus familias los adoptan como propios. Se relacionan con afecto, internalizan una amistad que los integra e identifica.
Pero en la escuela son sometidos por sus pares a bullying, ataques homofóbicos y marginación. La respuesta de los dos amigos no se da de igual manera. Leo se aleja, deja de exteriorizar sentimientos, intenta demostrar su individualidad integrándose a un equipo de hockey sobre hielo, en el que se esfuerza por mostrarse violento. Incluso, a mitad del filme, en una escena clave, expresa iracundia con su amigo. Por su parte, Remi prefiere manejarse con calma y orientar su sensibilidad a la ejecución del oboe.
La película tiene méritos que se advertirán si se detalla que obtuvo el Gran Premio del Festival de Cannes, los premios principales de los festivales de Haifa, Hamburgo y Sevilla, entre otros y fue candidata al Premio Óscar como mejor film en idioma extranjero, compitiendo con Argentina, 1985, galardón que obtuvo la formidable Sin novedad en el frente.
Con Close, Lukas Dhont consigue un filme admirable, que mantiene una crudeza suavizada por una mirada poética y una contención permanente.
Puentes
De cierta forma, Close comparte una inquietud con Los espíritus de la isla, de reciente estreno. En la obra que comentamos hay un desencadenante: la decisión de Leo de apartarse de Remi, presionado por el qué dirán.
A partir de ese momento, la película adquiere su mayor rigurosidad y poder de interpelación. Lo inexplicable de la interrupción de la vida por propia voluntad siempre deriva en amargas introspecciones, en reacciones destempladas y dolorosas. Adquieren contexto y entidad algunos detalles de comportamiento no siempre justipreciados y se debate internamente entre las respuestas posibles ante el acoso del entorno: replegarse, ensimismarse o intentar demostrar que se cumple el canon social impuesto por la cultura hegemónica.
El director de la película, Lukas Dhont (Bélgica, 1991) ha echado luz sobre el dilema central. “Leo temía que los demás puedan percibir su amistad como si fuera algo sexual. Su amigo se encuentra ante los mismos juzgamientos, pero no hace nada para cambiar su comportamiento: Leo es tan importante para él, lo ama profundamente y no entiende su cambio de actitud”.
Hay escenas de una honda conmiseración. Las familias vuelven a reunirse, luego del hecho, con una naturalidad que esconde un dolor suspendido en el ambiente. La serena relación que mantienen no es más que una continuidad del acompañamiento y aceptación que los chicos recibían de sus padres.
Sin embargo, también hay escenas de reacciones que están muy logradas. La desesperación de Léo cuando se entera que su amigo se mató y corre en busca de lo que no desearía certificar. La natural actitud de rechazo por parte de la madre de Remi, Sophie (interpretada por Émilie Dequenne, la heroína de esa gran película de los Hnos. Dardenne, Rosetta), cuando Leo se auto incrimina al confesarle que se había alejado de su amigo. La culpa conmueve a Leo, no puede procesar una sensación que lo confunde. Pero la conducta de la madre complementa una visión más abarcadora cuando, reflexionando, vuelve sobre sus pasos y lo contiene.
Entornos
Merece ponderarse que los exteriores -notablemente fotografiados- guardan una integridad con la trama, con los largos paseos en bicicleta, o los recorridos en la campiña en la que se produce la cosecha de flores y generan una mansedumbre muy virtuosa, sobre todo, reflejando la relación entre los amigos en la primera parte del filme.
Dicho sea de paso, esos exteriores fueron filmados en los alrededores de Zunderte, en la zona de Brabante Septentrional, Países Bajos, donde nació Vincent Van Gogh y donde se realiza la más antigua feria de flores de Europa el primer domingo de septiembre de cada año. Mientras, las escenas urbanas fueron filmadas en el pequeño pueblo de Wetteren en Flandes Oriental, Bélgica.
Corresponde agregar que Lukas Dhont es un joven director belga que había trascendido ya con su primera película, Girl (2018). Allí desafió a las mentes conservadoras, al plantear el drama de una adolescente que sentía haber nacido en el cuerpo equivocado. Ahora, con Close, que define como una derivación de “Close friendship” (amistad cercana), y está inspirada en el libro “Deep Secrets” de la psicológa Niobe Way, consigue un filme admirable, que mantiene una crudeza suavizada por una mirada poética y una contención permanente. Con este trabajo, confirma la idea de que es uno de realizadores más agudos de su generación.
La sensibilidad que aflora en las generaciones más jóvenes, propensas a desarrollar con mayor naturalidad sus deseos y sentimientos, no siempre encuentran el ámbito adecuado y el respeto en sociedades reacias a procesar y comprender que la libertad consiste en el respeto por la integridad del otro. La mirada de subestimación que exuda supremacía, desdén e inclemencia impide y condena a quienes buscan vivir su vida sin condicionantes estereotipados.
La actuación, tanto de los protagonistas, como de sus madres, es admirable: transmite hondura y humanidad. La fotografía y la música, conjuntamente con una edición impecable, le dan marco a un guion de ascetismo justo y, por eso mismo, contundente.