El concordiense convirtió más de un centenar goles y fue uno de los delanteros destacados del fútbol argentino entre 1939 y 1945
Luis Eduardo Arrieta dejó una huella imborrable en la historia del fútbol argentino. Siete temporadas y 124 goles le bastaron para convertirse en uno de los máximos artilleros del Club Atlético Lanús y de la tabla histórica a nivel nacional. Pero, su historia fue mucho más que eso.
Nació el 17 de julio de 1914 en la ciudad de Concordia y creció en el barrio Nebel, en una familia numerosa y muy futbolera. Junto a sus hermanos Juan, Bartolomé y Dionisio, Luis fue uno de los grandes protagonistas de los torneos que se desarrollaban en la localidad ubicada sobre la costa del río Uruguay.
Siendo niño se sumó a las divisiones inferiores del Club Libertad y se coronó campeón en varias ocasiones durante el período formativo. Impulsado por su alto rendimiento ante los rivales de su misma edad, tuvo un prematuro debut en la primera división de la institución concordiense. Deslumbró y se cansó de romper redes.
SU CARRERA EN LANÚS
Su vida cambió completamente en la década del 30. Tuvo su primer contacto con el “Granate” en 1935, cuando participó de un entrenamiento después de romperla representando a la provincia Entre Ríos en un Campeonato Argentino. Sin embargo, quien se quedó en el club del sur de Buenos Aires fue su hermano Juan, que apenas jugó cinco partidos. No obstante, cuatro años más tarde, Antonio Rotili -histórico dirigente de Lanús, regresó a buscarlo a Libertad y el 19 de marzo de 1939, debutó en la élite del fútbol nacional anotando en la victoria sobre Argentino de Quilmes (5-2).
En el primer año de su experiencia en el máximo escalón, sorprendió y cautivó a propios y extraños realizando su campaña más productiva en su corta trayectoria como profesional. En esa temporada, el concordiense convirtió 31 goles y entre sus registros sobresalió por concertar cinco tantos frente a Ferro Carril Oeste (30/7/1939), cuatro ante Argentino de Quilmes (23/7/1939) y un hat-trick contra San Lorenzo (24/9/1939).
Durante toda su estadía en el “Grana”, Arrieta integró una delantera temible en un equipo que presentó batalla a los grandes y luchó hasta el final los campeonatos. En 1940, concretó 26 anotaciones; en 1941 y 1942, logró 15 en cada una; en 1943 rubricó en 23 oportunidades; en 1944, en diez ocasiones; mientras que, en 1944, en su último año con la camiseta de la institución fundada en 1915, convirtió cuatro veces.
EN LA SELECCIÓN ARGENTINA
En un nivel superlativo, con una gran racha en la red que lo respaldó, el concordiense fue considerado por el seleccionado nacional y fue una carta de ataque en nueve oportunidades, marcando seis goles (cinco a Chile y uno a Paraguay), consiguiendo levantar la Copa América -en ese momento denominada Copa Sudamericana-, de la edición de 1941.
Con este título obtenido con la casaca “albiceleste”, Arrieta se había convertido en el quinto entrerriano en ganar un torneo oficial con el representativo mayor de Argentina, tras las conquistas de Jaime Chavín (Campeonato Sudamericano 1921), Alejandro de los Santos (Campeonato Sudamericano 1925), Alfredo Carricaberry (Campeonato Sudamericano 1927), Enrique Guaita (Campeonato Sudamericano 1937) y Alberto Zozaya (Campeonato Sudamericano 1937).
DESPEDIDA DEL FÚTBOL Y SU ETAPA POSTERIOR
Según informaban los diarios deportivos de la época, en cada reapertura del libro de pases, Luis Eduardo era protagonista de una novela de tires y aflojes y coqueteos con los clubes grandes que buscaban adquirir sus servicios. En 1945, luego de su temporada con menos aporte de gol, el entrerriano encontró la puerta de salida tras las negociaciones con los dirigentes de Lanús, ya que, según el historiador Néstor Daniel Bova, pretendió pasar de una prima de 3.500 pesos a otra de 5.000 (más bonus). Pero, a cambio de 19.000 mangos, firmó con Ferro, donde apenas convirtió cuatro goles en nueve jornadas.
Luego de su frustrado paso por el elenco de Caballito, el concordiense pegó la vuelta a Lanús, pero con los botines en sus manos. Los colgó y se calzó el silbato para dirigir la categoría de reserva y colaborar en la subcomisión de fútbol.
Durante el resto de su vida jamás se alejó del “Granate” y estuvo vinculado a la institución del sur de Buenos Aires hasta el último día de su vida. Falleció el 9 de julio de 1972 y, a pesar de que haya pasado más de medio siglo de su partida, aún se lo recuerda como uno de los grandes ídolos de Lanús.
SUS VÍCTIMAS PREFERIDAS
En la máxima categoría del fútbol argentino, Arrieta le convirtió goles a 18 equipos diferentes. Pero, entre sus víctimas preferidas estuvieron Ferro Carril Oeste y San Lorenzo, a los que les anotó en 13 oportunidades a cada uno; Estudiantes de La Plata, ya que les dejó su firma en 11 ocasiones; y Huracán, víctima del concordiense en diez oportunidades.
UN RÉCORD POR MUCHOS AÑOS
El concordiense mantuvo el registro de máximo goleador del Club Atlético Lanús durante 75 años. Los 120 goles que anotó entre 1939 y 1944 fueron superados por el correntino José Sand.
