El color de la llama de los equipos que generan calor es un buen indicio de su estado, ahora que son altamente demandados por las bajas temperaturas. De todos modos, el chequeo periódico evitará esos accidentes que siguen siendo noticia, pese a que en general estas nociones son conocidas.
Por si acaso haya personas que crean que se exagera al decir que hay noticias que pueden salvarnos la vida, conviene reparar en una estadística: el incremento de los casos de intoxicación por monóxido de carbono es proporcional al descenso de las temperaturas. Lo que ocurre es que muchas veces encendemos los aparatos con los que calefaccionamos los ambientes, sin antes chequear con un especialista que estén en condiciones, es decir, que no haya pérdidas de gas y que la llama no produzca gases tóxicos.
En efecto, la llegada de la estación más gélida del año justifica que EL DIARIO haga un repaso sobre los aspectos que conviene tener en cuenta antes de tomar la decisión de calefaccionar las viviendas, o los lugares de trabajo mediante calefactores, estufas o quemadores. En el mismo sentido, en la siguiente nota se repasan los aspectos a tener en cuenta si se está pensando en comprar un artefacto para calentar el ambiente.
Si no funcionan correctamente, las calderas, los termotanques, los calefones, las estufas, las hornallas de la cocina y del horno pueden producir monóxido de carbono, un gas muy tóxico para las personas y los animales.
Conviene aclarar que también lo emiten los hogares o cocinas a leña, las salamandras, los braseros y los vehículos con el motor encendido, algo que puede volverse especialmente riesgoso si se está en un ambiente cerrado, sin ingreso de aire fresco.
Enemigo invisible
El monóxido de carbono se introduce en el organismo a través de los pulmones y luego pasa a la sangre, ocupando el lugar del oxígeno. Esto reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y dificulta su utilización por parte de las células. El efecto del monóxido de carbono es lento y, en general, las personas no lo advierten. De ahí su peligrosidad.
Como sabemos, la falta de oxígeno afecta principalmente al cerebro y al corazón, lo que puede provocar intoxicaciones graves e incluso la muerte.
El mayor riesgo que presenta el monóxido de carbono son sus características. Precisamente, se trata de una sustancia tóxica que no es detectable a través de los sentidos, porque no tiene olor, sabor ni color. A esto se agrega que tampoco irrita los ojos ni la nariz. Sencilla y malignamente, ingresa por la respiración y puede provocar dolor de cabeza, náuseas, vómitos, desmayos e, incluso, la muerte.
Por estas razones, el monóxido de carbono es conocido como “el asesino invisible”, debido a que no da señales de su presencia y, así, advertimos que está entre nosotros cuando estamos descompuestos.
Como se dijo, las intoxicaciones por monóxido de carbono son más frecuentes en épocas de frío, ya que se incrementa el uso de calefactores y se tiende a cerrar puertas y ventanas, impidiendo la entrada de aire fresco y la salida de los gases tóxicos que se acumulan en el interior de las viviendas, provocando una deficiente presencia de oxígeno.
Causas
Si alguien preguntara cómo se produce el monóxido de carbono, podría señalársele que todo material combustible rico en carbono – como el gas, el petróleo, el carbón, el kerosén, la nafta, la madera, y los plásticos- necesita oxígeno para quemarse. Cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente, la combustión es incompleta y se forma monóxido de carbono.
Para evitar intoxicaciones con monóxido de carbono es indispensable la correcta instalación de los artefactos por un gasista matriculado, así como mantener bien ventilados los ambientes. Además, es importante realizar revisiones periódicas de los artefactos, las ventilaciones y las cañerías de gas e instalar solamente equipos aprobados por los organismos oficiales de certificación acreditados por el Ente Nacional Regulador del Gas.
Además, hay que tener presente que los artefactos deben contar con una válvula de seguridad y que deben ser instalados en forma fija. En dormitorios y baños, solamente está permitido instalar artefactos de tiro balanceado, un sistema que permite a los calefactores tomar oxígeno y despedir los gases tóxicos desde y hacia el exterior.
Por otro lado, no se deben obstruir las rejillas de ventilación de los ambientes ni los conductos de evacuación de gases y chimeneas.
También la llama nos brinda información valiosa. Si es de color amarilla o naranja, en lugar de azul, y si aparecieron manchas, suciedad o decoloración de los artefactos, de sus conductos de evacuación o alrededor de ellos, es porque el equipo está liberando monóxido de carbono.
Seguridad y costos
Garantizar la seguridad para uno y para los suyos tiene otras dimensiones, como las consideraciones a tener en cuenta a la hora de adquirir un producto para calefaccionar. De hecho, si se repasa el ranking de venta de electrodomésticos se comprobará que a los primeros lugares los ocupan las estufas a gas y eléctricas, las de tiro balanceado, los caloventores, y los aparatos de aire acondicionado frío/calor.
El riesgo es que se priorice el menor costo por sobre la seguridad, en virtud de los daños irreparables que pudieran producirse. Es bueno atender a que estos equipos son evaluados por el Instituto Argentino de Normalización y Certificación, cuya aprobación es conveniente buscar a la hora de adquirirlos.
En nuestro país se reportan 40.000 casos de intoxicación por monóxido de carbono por año y mueren aproximadamente 200 personas por esta causa que, como sabemos, el totalmente evitable. Una buena recomendación es hacer revisar periódicamente los artefactos por un gasista matriculado.
En el mismo sentido, conviene hacer chequear las instalaciones de los artefactos a gas y mantener los ambientes ventilados.
Al comprar un artefacto, se debe verificar que esté aprobado por un organismo oficial de certificación acreditado por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), y deben tener adherida la oblea con el sol naciente que dice Gas.
Ventilar
Otro consejo refiere a mantener los ambientes aireados con las rejillas compensadoras, que deben estar libres de obstrucciones y colocadas en forma reglamentaria. Por otro lado, controlar que la llama del quemador de los artefactos siempre sea de forma estable, y de color azul, ya que, si es amarilla, significa que se está produciendo monóxido de carbono. A su vez, se desaconseja usar la cocina (sus hornallas, o el horno) para calefaccionar. Y para baños y dormitorios recomienda instalar artefactos de tiro balanceado.
En la Argentina se estima que 4 de cada 10 incendios tienen origen en un desperfecto eléctrico. Por ese motivo, desde el sector público suelen diseñar campañas para informar a los usuarios un conjunto de medidas de seguridad que deben adoptarse para evitar accidentes. Por ejemplo, no dejar enchufados y en funcionamiento artefactos de calefacción eléctrica cuando no estamos en nuestras casas; no colgar ropa cerca de los mismos; evitar colocarlos en zonas de paso y al alcance de niños y mascotas; no enchufar este tipo de artefactos en zapatillas eléctricas sino en un tomacorriente de pared, ya que, por su alto consumo, si lo enchufamos junto a otros electrodomésticos podemos provocar una sobrecarga, cortocircuito y un principio de incendio. A su vez, lo mejor es no enchufar electrodomésticos o calefactores eléctricos en tomacorrientes que estén flojos, que tengan cables en mal estado o que no sean acordes a la carga eléctrica que deben soportar.
Garantías
Como dijimos, el sello IRAM es una marca de seguridad a la hora de comprar productos aptos, seguros, de buena calidad y que posean información para guiar al consumidor.
Lo ideal es que los usuarios, al comprar un producto, verifiquen que tenga el sello de certificación de seguridad eléctrica. Sin embargo, no es lo que sucede habitualmente, y el problema está en que se prioriza el menor costo por sobre la seguridad, y esto puede resultar en daños irreparables.
Indicios
Hay algunas señales que pueden alertarnos a tiempo de que estamos sufriendo una intoxicación. Algunas de ellas son el dolor de cabeza, los mareos, la somnolencia, la debilidad, la sensación de cansancio, las náuseas repentinas y vómitos; la pérdida del conocimiento o las convulsiones; las palpitaciones, el dolor en el pecho y un paro cardiorrespiratorio.
Si alguno de estos síntomas se presentara, lo conveniente es abrir puertas y ventanas para ventilar; retirar a la persona afectada del lugar contaminado para respirar aire fresco; llevarla rápidamente al hospital, o al centro asistencial más próximo, aunque haya recuperado el conocimiento e informar sobre el antecedente de exposición a gases de combustión.
Estar atentos
Ante la llegada de los primeros fríos, se deben extremar los cuidados y atender a señales corporales como dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, palpitaciones y depresión del sensorio. Esto puede ser un signo de intoxicación por monóxido de carbono.
Estar en contacto con el monóxido de carbono perjudica la salud y pone en riesgo la vida de personas y animales, especialmente los niños, embarazadas, ancianos, personas con enfermedades cardíacas, respiratorias o anemia.
La intoxicación se produce al momento de la inhalación y es difícil de diagnosticar porque da síntomas y signos similares a otras enfermedades.
Por eso, es vital sospechar una intoxicación con monóxido de carbono cuando una o varias personas que están en un ambiente cerrado presentan al mismo tiempo algunos de estos síntomas y/o signos: dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, palpitaciones, depresión del sensorio. También se puede advertir una disminución de la agilidad mental, con un estado de somnolencia, acompañado de movimientos torpes, mareos.
