martes , 29 octubre 2024
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“Le debo todo a la música y a la vida”

Graciela Reca es una reconocida pianista y formadora de grandes talentos que se destacan en el país y en el exterior. Foto Juliana Faggi.
Graciela Reca es una eximia pianista, nacida en Diamante pero que al poco tiempo se radicó en Paraná. Sus estudios de piano comenzaron en la niñez, y aún no se detienen. Su dedicación y la excelencia de sus ejecuciones la han llevado a distintos escenarios junto a las principales orquestas del país, y a brindar conciertos con Martha Argerich. Es maestra formadora de grandes pianistas que se destacan en el país y en el exterior

En su casa de calle San Martín, en el living donde transcurre gran parte de su vida estudiando y dando clases a sus alumnos, Graciela Reca recibió a Bien! Allí donde atesora dos pianos de cola, que son testigos de horas y horas de ensayar partituras, la pianista confió: “Si volviera a nacer, haría exactamente lo mismo”. 

Si volviera a nacer, haría exactamente lo mismo. 

Graciela creció rodeada de música, junto a su padre violinista, escuchando conciertos en la radio, y asistiendo en familia a funciones en la ciudad. En un piano vertical que había en su casa, “que era casi un mueble obligatorio de la época”, –narró Graciela–, practicó ejecuciones de oído y a los 8 años comenzó a estudiar. Su formación y su dedicación la llevaron a recorrer escenarios del país con distintas orquestas, con un trío de cámara y a destacarse junto a Martha Argerich. La familia fue siempre su prioridad, y desde su living continúa dando clases como hace 60 años, formando pianistas que son reconocidos en el país y en el mundo.

–¿Qué recuerda de su niñez?

–Toda mi vida fue ir a un concierto y escuchar música. Escuchábamos en la radio del Estado. En mi casa se recibía el librillo del programa, entonces sabíamos a qué hora iban a pasar tal obra, estaba el concierto del mediodía y el concierto de la noche, donde pasaban las cosas más importantes. Así que venía de la escuela corriendo, tiraba el portafolios porque ya sabía lo que iban a pasar y nos poníamos a escuchar en familia. Después aparecieron los primeros tocadiscos, pasaba todo el día escuchando música. 

–¿Cuándo comenzó a estudiar piano?

–En mi casa siempre hubo un piano, el famoso piano vertical, que era casi un mueble obligatorio. Así que, primero tocando de oído; y a los 8 años empecé con una profesora que era italiana lo que ella nos enseñó fue fundamental porque nos inculcó tocar siempre muy limpio, respetando la partitura a rajatabla, todo muy claro, que son cosas elementales y que hacen mucho en una ejecución, la ejecución limpia, impecable. 

“Hay que estudiar con mucha paciencia y amor, siempre deseando el momento de ir a sentarse frente al teclado”, remarcó Reca a Bien! Fotos Juliana Faggi

–Muchas horas dedicadas al estudio…

–Sí, por supuesto, eso es lo más pesado porque el estudio es fundamental. Son horas-butaca, como yo le digo a los alumnos, pero esto no se obliga, esto se disfruta. Aunque también se sufre porque las presentaciones en público no son chiste. Es una preparación de horas y horas todos los días, porque esto no se puede dejar porque no es lo mismo. Para quien sigue en la senda de la música clásica, del concierto tradicional, por decirlo de alguna forma, es esclavizador, sacrificado. Además, cada presentación en público es una prueba, es un examen que uno rinde. 

–Una vida dedicada al arte, ¿cómo era para una esposa y madre dedicarse al piano?

–Si volviera a nacer haría exactamente lo mismo, no cambiaría nada porque siempre prioricé mi familia a andar por ahí tocando. Tampoco tengo carácter para andar sola viajando, casada con un médico cirujano, siempre consultaba si me podía acompañar para ir a tocar a algún lugar, porque sola no quería ir. 

Nunca dejé de estudiar, de recién casados nos fuimos a vivir a Buenos Aires porque mi marido hizo su residencia en cirugía allá. Así que buscamos un departamento, obviamente con lugar para el piano. Siempre estudié, incluso estando embarazada. Cuando uno ama algo y es responsable con lo que abrazó en la vida es más fuerte. Y esto hace que uno siga haciendo las cosas, Mis hijos han estado escuchando el piano toda la vida.

–¿Considera que hay que interesar más al público por la música clásica? 

–Siempre le digo a los alumnos que hay que tocar para el público, porque nuestra labor tiene sentido cuando uno realmente es capaz de llevar ese mensaje al que escucha. Gracias al intérprete, las composiciones y las grandes obras se conocen. Se hizo mucho el concierto largo, y creo que hoy hay que tocar para el público obras cortas que lleguen con facilidad. Hay que hacer cosas variadas. 

En los últimos conciertos he visto gente joven, que es a lo que se tiene que apuntar, si no ¿quién va a ir? ¿Para quién vamos a tocar? No se pueden dejar morir esas obras maestras, porque si uno no las toca se mueren, desaparecen.

“Le debo todo a la música y a la vida”.

Trío de Cámara

Desde su formación, Reca integró el Trío de Cámara de Paraná, con el cual actuó en Entre Ríos, Santa Fe, Rosario, Mar del Plata y Buenos Aires. Como pianista de cámara ha ofrecido recitales junto a destacados artistas como Haydee Seibert-Francia, Luis Roggero, Elìas Gurevich, Stanimir Todorov, entre otros. 

“Soy una enamorada de la música de cámara y estuve en un trío, que fue una de las grandes cosas de mi vida. Yo creo que seguí tocando y estudiando por este trío, porque si hubiera sido solamente por los conciertos de piano, no lo hubiera hecho. Pero el placer de hacer música de cámara y al nivel que lo hacíamos, con Luis Orlando en el violín, Roberto Zapata en chelo hasta que falleció lamentablemente, y siguió Alberto Marullo. Hicimos muchas cosas importantes y participamos de cursos hermosos”, rememoró Graciela.

–Graciela, formadora de grandes pianistas…

–Para mí la docencia es una maravilla, una de las grandes felicidades de mi vida. Sinceramente, para mí no es un trabajo, puedo estar dos horas y media con el alumno que no me doy cuenta. Hasta que no veo que el alumno entendió lo que le estoy pidiendo, no lo dejo. Me encanta, lo hago con un placer enorme y está viniendo gente de todos lados. Primero, los entrevisto para saber qué pretenden, deben tener mucha disciplina, respeto hacia lo que se está haciendo y muchas ganas de sacrificio. Tengo alumnos recibidos de la facultad de Rosario, de Santa Fe. Me encanta la docencia y me niego dejarla.

En su casa de calle San Martín, en el living donde transcurre gran parte de su vida estudiando y dando clases a sus alumnos, Graciela Reca recibió a Bien!

Los alumnos y el público

Graciela Reca confió que “hay que dejar tocar a los jóvenes. Tengo un grupo de alumnos, son varias generaciones, los primeros, los que siguieron, pero realmente todos están disfrutando de la música”. En cuanto a la conexión que se establece con el público, dijo: “El poder expresar emociones a través de un instrumento también se elabora, por eso lleva tanto tiempo”.

Luego continuó: “Siempre les digo que es muy importante que sepan escucharse, que se graben. Muchas veces uno cree que lo está haciendo de maravillas, pero no es así. Es muy difícil encontrar el punto justo para que llegue al otro, al público. Aunque suene cursi, -dijo entre risas-, les repito que cuando uno está en el escenario tiene que ir de este lado del corazón hacia el corazón del que está escuchando. Eso es lo único que justifica que estemos tocando”, afirmó la profesora.

Sobre sus alumnos, destacó: “Son flores de pianistas, pero para mí son como mis hijos. Para mí, es una alegría tan grande cuando veo que tocan, siempre les mando un mensajito: ‘toque lindo’. 

–¿Cómo ha construido esa relación con el público? 

–Es lo más difícil, es muy grave el enfrentamiento con el público es un estrés grande y lo sufren todos, hasta Martha (Argerich). Lo que pasa es que ella domina cualquier cosa, es una fuera de serie en todo sentido. 

Con Martha Argerich

La reconocida pianista Martha Argerich invitó a Graciela Reca para compartir conciertos en tres oportunidades. En el 2012 fue en Paraná, en el Teatro 3 de Febrero, en un recital a dos pianos. Luego, en 2018 fue nuevamente, invitada por Argerich para tocar en el Recital Bach, el concierto para cuatro pianos y orquesta de Bach-Vivaldi. Además, un recital a dos pianos en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner. 


Graciela Reca junto a Martha Argerich, en pleno concierto.

–¿Cómo se dio la relación con Martha Argerich?

Ella había dejado de venir durante muchos años a la Argentina, y cuando vuelve a hacerlo, mi marido era el presidente de la Asociación Mariano Moreno. Entonces, la invitamos a tocar en Paraná. Le mandamos un fax y al toque, respondió: “Sí, voy”. Es un ser humano excepcional, aparte de ser la pianista del mundo.

La fuimos a esperar a Sauce Viejo, nosotros no lo podíamos creer, llorábamos de la emoción. Bajó y preguntó: “¿Quién es Graciela?”. Levanté la mano y me dijo: “Vos le ganaste en un concurso a Lyl de Raco”. La mamá de Sergio Tiempo, un gran pianista. Eso fue en un concurso sobre la obra de Mozart, así que me tenía bien fichada.

–¿Qué le sucedió a Argerich con Paraná?

–Un día hablando con Martha, le pregunto qué pasó con Paraná. “Amor a primera vista”, me dijo. Tiene muy buenos amigos acá. 

Así fue que ella empezó a escuchar cosas mías y me invitó a tocar. Primero lo hicimos en Paraná, y después en el 2018 compartí con ella todo un recital a dos pianos. Primero hicimos el concierto a cuatro pianos y la orquesta de Bach, que fue una maravilla en el CFK. Y después, el recital de dos pianos, hermoso. Fue un esfuerzo tan grande, pero tan gratificante. Fueron nueve días trabajando, mañana, tarde y noche. Esto fue uno de los grandes regalos de la vida. Le debo mucho a la vida, a la música, a todo. 

Premio Konex

En 2019, Graciela Reca fue distinguida por la Fundación Konex por su labor pedagógica. 

“Un domingo estaba desayunando, suena mi celular, y el presidente de la Fundación Konex me dice la quiero felicitar porque usted es una de nuestras premiadas. Yo no sabía qué decir. Nunca le di mucha importancia a estas cosas, o a lo mejor le di la importancia justa que tenía en mi vida, sin exacerbarlas”, expresó Reca.

Recomendaciones a los alumnos

“Que siempre sientan que tienen que aprender más y más. Hay que tomar esto muy en serio, no se pueden pasar etapas sin realizarlas. No se puede empezar a tocar un instrumento tocando lo más difícil. Hay que estudiar con mucha paciencia y mucho amor, siempre deseando el momento de ir a sentarse frente al teclado”, remarcó la docente.

Breve Bio

Graciela Reca nació el 15 de marzo de 1943 en Diamante. Es hija de Miguel Reca y de Clementina Dumpé, ambos fallecidos, es la segunda de dos hijas. Está casada con Héctor Soñez, médico cirujano. Tiene tres hijos: Alejandrina, Catela y Federico; y ocho nietos, Luján, Renata Juan Francisco, Agustín, Rafaela, Albertina, Patricio y Leonora.  

Concurrió a la escuela Del Centenario, en la primaria; e hizo la secundaria en la Normal. Se graduó en el Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional el Litoral, bajo la dirección de los maestros Luis La Vía y Aldo Antognazzi. Como docente, ocupó las cátedras de piano en el Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional del Litoral, y en el Ciclo superior de la Escuela de Música de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Ha obtenido distintos reconocimientos durante toda su trayectoria, destacándose el premio Konex en 2019.

Alumnos: entre muchos otros, por sus clases han pasado Marcela Martínez (Miami), Ezequiel Spuches (París), Franco Broggi Lilia Salsano, Laureano Bruno, Celina Federik, Silvia Teijeira, José Bulos, Carlos Aguirre, Horacio Medina. 

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