Ahora que las jornadas son más cortas y frías, es aconsejable aprovechar desde mitad de mañana a mitad de tarde para romper con el encierro y salir a tomar un poco de aire. Nosotros y las personas que nos rodean lo agradecerán
Por la tenacidad con la que se nos presenta en el verano, el común de las personas no suele reparar en los beneficios que genera la exposición al sol y la permanencia en espacios abiertos.
En efecto, entre diciembre y marzo los días son más largos y el astro rey no pasa desapercibido. Así, buena parte de nuestros esfuerzos consiste en ponernos a su reparo. El caso es que recibir de manera directa los rayos del sol es una práctica aconsejada durante todo el año, considerando naturalmente la particularidad de cada estación.
En esta época, en regiones como la nuestra, lo aconsejable es aprovechar ese rato que estimativamente va desde las 10 a la 17, que es cuando se alcanzan las máximas temperaturas. Lo estamos viviendo en carne propia: a primera hora de la mañana el frío es más intenso, y lo mismo ocurre con la caída del sol.
Como se sabe, los beneficios que tiene el sol para nuestra salud mental conforman una larga lista, que justifica aquella frase que indica que el sol nos alimenta. Lo que ocurre, concretamente, es que cuando sus rayos entran en contacto con nuestra piel y sentimos la brisa en el rostro, se ponen en marcha una serie de procesos que despliegan ciertas sustancias asociadas a una mejora en el humor y el estado de ánimo.
Sin ir más lejos, se obtiene de la exposición solar el 90% de la vitamina D, fundamental para sostener un estado general de buena salud.
Pero este no es el único beneficio que el sol nos provee, pese a que es el más conocido. En la siguiente nota BIEN! repasa las razones por las que tendríamos que incorporar al menos 20 minutos de exposición solar al día, si es que no lo estamos haciendo.
Protegerse
Para muchos, el invierno es un momento alegre, lleno de familia, amigos y comida humeante. Para otros, los meses más fríos del año pueden ser todo lo contrario: los días son más cortos y fríos y pueden empujarnos al encierro, la tristeza, y el estrés.
Si bien puede tratarse de un estado melancólico típico de invierno, algunas personas experimentan síntomas de depresión persistentes y generalizados, conocidos como trastorno afectivo estacional.
El trastorno afectivo estacional es una forma de depresión mayor que algunas personas sufren a fines del otoño y los meses de invierno. Y más raramente, puede ocurrir a principios de primavera.
Los expertos señalan que los síntomas más comunes son un estado de ánimo deprimido, sentirse más triste o entumecido; la irritabilidad o cambios de humor; la fatiga y el exceso de sueño; y los cambios en el apetito, como los antojos de alimentos ricos en carbohidratos.
Disparadores
Se cree que la causa del trastorno afectivo estacional es el cambio estacional en la exposición a la luz en el medio ambiente que ocurre en los meses de otoño, invierno y primavera.
Estos pueden afectar la cantidad de la hormona melatonina producida por el cuerpo en algunas personas, dando como resultado anomalías en los neurotransmisores del cerebro, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina.
Por eso, lo recomendable es aprovechar los momentos del día de más alta temperatura para salir del encierro laboral o doméstico y resetear la mente y las emociones.
En ese sentido, conviene subrayar que cuando salimos a tomar el aire llega más oxígeno al torrente sanguíneo, con lo que el organismo se beneficia trabajando de manera más eficiente. Además, respiramos aire limpio, sin tantos virus ni bacterias.
Como se sabe, si permanecemos en una misma habitación sin ventilar, respiramos el mismo aire una y otra vez; el aire cada vez lleva menos oxígeno y el organismo tiene que trabajar más para conseguir la cantidad de oxígeno que necesita.
A esto se agrega que cuando se está mucho tiempo en un espacio cerrado o mal ventilado, no es raro experimentar algunos malestares como mareos o dolores de cabeza. Por eso, salir a tomar aire fresco es beneficioso para el estado de ánimo, porque ayuda a desconectar con la rutina, a calmar los nervios y se experimenta una mayor sensación de bienestar al liberarse endorfinas.
Como vemos, el aire fresco es una necesidad para nuestro bienestar físico y mental.