Un 9 de abril de 2012, Facebook compró por US$ 1.000 millones al competidor que le estaba haciendo cada vez más sombra en el servicio de fotografía, Instagram. Una fusión que sentó el antecedente perfecto para que dos años después desembolsara US$ 16.000 millones por WhatsApp y así se coronara no solo como la red social más poderosa del mundo, sino también como la reina de la mensajería. Este trío de aplicaciones conforman hoy la casa matriz que las alberga: Meta.
Melisa Avolio (Télam)
En 2016, tras un intento fallido por adquirir Snapchat, la empresa comandada por Mark Zuckerberg le copió lo que no pudo obtener de esa aplicación de contenido efímero: las historias. Y tiempo después, el auge de los videos verticales con efectos que logró TikTok, lo llevó a desarrollar una función idéntica para Instagram, los “reels”.
El camino hoy encuentra a Meta siguiendo una estrategia similar para copar el terreno de las plataformas basadas en texto: la flamante Threads, lanzada el miércoles pasado, es una aplicación con la que buscará competir con -o tal vez, destronar a- Twitter.
Las historias de Facebook, Instagram y Twitter -y la de sus fundadores- se entrelazan desde su nacimiento. Kevin Systrom, uno de los fundadores de Instagram, era un joven estudiante de la Universidad de Stanford cuando en 2005 realizó una pasantía en la startup de podcast Odeo. Esta fue la empresa que luego dio origen a Twitter (originalmente un producto llamado “Twttr”) y cuyo director ejecutivo era Evan Williams, conocido en el pasado por haberle vendido la plataforma de blogs “Blogger” a Google.
En Odeo, Systrom conoció a Jack Dorsey, que luego se convirtió en uno de los fundadores de Twitter y que también fue uno de los primeros inversionistas de Instagram. Fue tal el encanto que Dorsey tenía por Instagram que llegó a plantearle a sus socios de Twitter, antes de que lo hicera Zuckerberg, comprar esa compañía.
El cálculo que estimaron era por 20 millones, pero no prosperó porque a Williams no le emocionaba el producto. “Creía que Instagram estaría plagado de publicaciones frívolas, que era para personas que hacían fotos artísticas de sus cafés”, contó sobre el caso la periodista Sarah Frier en su libro “Sin Filtro. La historia Secreta de Instagram”.
Pero Mark Zuckerberg también entra en esta historia. En 2005, cuando buscaba agregar fotos a la experiencia de Facebook -que en ese entonces era una interfaz básica y solo tenía la imagen de perfil- intentó reclutar como colaborador a Systrom para que desarrollara la herramienta, pero no tuvo éxito.
El camino los volvió a encontrar en 2012, cuando Zuckerberg le compró a Systrom la aplicación que había fundado junto a Mike Krieger, Instagram. Al momento de la adquisición, tenía 13 empleados y 30 millones de usuarios.
El trío de las aplicaciones más poderosas que conforman Meta se completó cuando en 2014 Facebook le compró WhatsApp al desarrollador ucraniano Jan Koum. En ese momento la app tenía más de 450 millones de usuarios. Así se guardó un lugar consagrado en el terreno del servicio de mensajería.
CON TILDE AZUL
En 2013, Instagram se volvía cada vez más la red predilecta de las celebridades para compartir imágenes y comunicarse con sus seguidores. Fue en ese entonces que Facebook lanzó los perfiles verificados, una tilde azul al lado del nombre que garantizaba la autenticidad de la cuenta y evitaba la suplantación de identidad.
La función ya existía en Twitter, en ese entonces con servicio gratuito y con el único fin de verificar los nombres de cuentas relevantes. Aunque luego se convirtió en un “símbolo de status”. En la actualidad Elon Musk convirtió esa tilde azul en una función paga.
MÁS AUDIENCIAS
En 2011, el estudiante de la Universidad de Stanford Evan Spiegel surgió con una idea que luego se llamó Snapchat. Una herramienta que consistía en la posibilidad de compartir fotos que luego desaparecieran y muy enfocada en el público juvenil.
Dos años después, Snapchat logró dominar la audiencia joven al ofrecer este contenido efímero, que solo permanecía en la aplicación durante 24 horas. La función que se volvía popular captó la atención de Zuckerberg, por lo que hizo una oferta de US$ 3.000 millones por hacerse de la compañía. Spiegel, que en ese momento tenía 23 años, la rechazó.
Sin embargo, la función no tardó en aparecer en una de las aplicaciones de su grupo corporativo y así fue como en agosto de 2016 Instagram lanzó a nivel mundial sus historias: la posibilidad de crear contenido que solo durara 24 horas. En solo ocho meses, Instagram Stories superó los 200 millones de usuarios diarios en el mundo, una cifra muy por encima de los 158 millones registrados en Snapchat.
La copia era exacta y Sarah Frier cuenta en su libro la particularidad de cómo pensaron dentro de Instagram tratar este lanzamiento.
“Systrom (cofundador de Instagram) le había dicho al equipo de las comunicaciones que quería reconocer ante la prensa que el formato de historias era un invento de Snapchat que Instagram había copiado y que por eso iban a compartir el mismo nombre”.
Todos los títulos de la prensa llevaban algún sinónimo de la palabra “copia”. Al no negarlo, Systrom se libró de las críticas. En este sentido, el directivo explicó que la función era una nueva forma de comunicación, como el mail, y que el hecho de que Snapchat lo hubiera inventado no significaba que los demás no pudieran usarlo.
Si bien Twitter no pudo comprar Instagram, sí logró hacerse de Vine en enero de 2013. Se trataba de una aplicación a punto de salir al mercado para producir y compartir videos de solo seis segundos que se reproducían en un bucle (un efecto que hoy se encuentra como efecto en Instagram y TikTok).
EL FUROR POR LOS VIDEOS
Las redes, como Instagram, en esa época aún no se animaban a los videos porque la calidad de conexión móvil no era lo suficientemente satisfactoria para que la pieza audiovisual tuviera una reproducción satisfactoria. Sin embargo, solo pasaron unos meses hasta que Instagram lanzó la posibilidad de compartir videos de un máximo de 15 segundos en la aplicación.
En las primeras 24 horas de la incorporación de esta función, los usuarios subieron más de 5 millones de videos a Instagram.
Un movimiento similar que adoptó Instagram para que otra red no le acaparara el mercado ocurrió en 2020, cuando TikTok, de la empresa matriz china ByteDance, se popularizó con sus videos verticales con música y efectos que ocupaban toda la pantalla. Así fue como lanzó los “reels” para competir también en ese terreno.
Zuckerberg versus Elon Musk
Los magnates Elon Musk y Mark Zuckerberg, dueños de las plataformas que moldean nuestros hábitos y capturan los movimientos que hacemos online, hoy compiten de forma más directa que nunca.
El rol que Twitter supo dominar en la última década como la “plaza pública de internet” comenzó a debilitarse desde el arribo del fundador de Tesla el año pasado, dejando un vacío que apunta a llenar la flamante aplicación de Meta denominada Threads.
En un juego de egos y capitalismo, ambos magnates se desafiaron con guiños e indirectas a una pelea en jaula en Las Vegas, como si la batalla contra los discursos de odio o las fake news en sus plataformas no les ocupara tiempo.
Sin perder de vista el negocio como cabezas de las redes más populares del mundo, ahora se sumó un nuevo capítulo a esa competencia: Threads, la nueva Twitter de Instagram que es ¿Twitter, Instagram u otra cosa?
Con una interfaz similar a Twitter, pero una dinámica diferente, y la posibilidad de postear hasta 500 caracteres, Threads fue lanzada este miércoles en Argentina -y otros 100 países- apuntando a conquistar la conversación pública y la información en tiempo real.
En apenas siete horas, sumó diez millones de usuarios y se ganó la primera tendencia en -justamente- Twitter.
La reacción más esperada era la de Musk que, fiel a su estilo, esbozó el emoji de una sonrisa irónica cuando un usuario graficó a la nueva app de Meta con una imagen de la función para hacer un copia y pega en el teclado: Control V + Control C.
Pero a Mark Zuckerberg pareció no importarle la definición de “copia”. El fundador de Facebook está en Twitter desde febrero de 2009 como @finkd, una cuenta no verificada y con muy poca actividad. De hecho, el último tuit que había publicado fue el 18 de enero de 2012.
Hasta que en la noche del miércoles apareció al postear el meme de los dos hombres araña que se señalan, como simbolismo de una misma cosa. No es algo nuevo, la estrategia de copiar apps o funciones acompaña a Facebook desde sus comienzos.
Twitter experimenta en los últimos meses un descontento generalizado por la limitación de algunas funciones, como la visualización de tuits y la instalación de muros de pago por parte de Musk. El mismo que desde marzo anunció que si alguien escribe al mail de prensa de Twitter ([email protected]), la autorespuesta sería un emoji de materia fecal (hasta el momento de publicación de esta nota, lo sigue haciendo).
En las primeras horas del jueves la CEO de Twitter, Linda Yaccarino, se refirió indirectamente a la nueva app de Meta, al resaltar que podrán ser “imitados”, pero nunca “reemplazados”.
Desde Twitter
“En Twitter, la voz de todos importa. Ya sea que estés acá para ver cómo se desarrolla una historia, descubrir información en tiempo real en todo el mundo, compartir tus opiniones o aprender con otros. En Twitter, vos podés ser real. vos creaste la comunidad de Twitter y eso es irreemplazable. Esta es tu plaza pública”, publicó Yaccarino.
Y finalizó con: “Solemos ser imitados, pero la comunidad de Twitter nunca podrá ser duplicada”.
LO NUEVO
Si bien la interfaz de Threads es similar a la de Twitter, con la posibilidad de responder o compartir (como retuitear) las publicaciones, la página de inicio (o feed) no tiene aún una lógica definida.
Se puede seguir a las mismas personas que en Instagram, pero también aparecen otras cuentas que generan cierta “confusión” o “desorden”, según publicaron algunos usuarios de Threads en sus primeras horas de lanzamiento.
Adam Mosseri, CEO de Instagram, se expresó allí mismo dando respuestas a algunas de las preguntas más comunes: “Para aquellos de ustedes que intentan pensar qué publicar aquí en Threads versus en Instagram, mi opinión es que se trata menos de texto versus fotos y videos, y más sobre qué conversaciones públicas quieren tener. ¿Querés participar en una conversación con un ida y vuelta? Threads tiene sentido. Si no, genial, probablemente sea Instagram”.
¿Qué le falta a Threads? Según Mosseri, la verdadera prueba no es el “hype” (la emoción exagerada por algo nuevo), sino que los usuarios “encuentran un valor en la aplicación para seguir usándola en el tiempo”.
“Hay un montón de cuestiones básicas que faltan: búsqueda, hashtags, un feed de seguimiento y tal vez mensajería”, publicó Mosseri, y agregó “el despliegue completo llevará tiempo”.
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