Alberto Felici es cantante, autor, gestor y representante artístico. Es uno de los fundadores de Magma, agrupación musical que está por cumplir 50 años, y que en los 80 con la Alternativa Musical Argentina trajo a Paraná a artistas independientes, “para que pueda permanecer y expandirse la música nacional”, dijo durante el diálogo con BIEN!
Alberto Felici es de Paraná. El canto le dio alas y en su adolescencia, con compañeros del secundario formó parte de distintas bandas de rock, como El peso de las bolas, Paraíso de Chanchos y Madre Diablo. En 1974, junto con Jorge y Tata Mockert, Daniel Rochi y Sergio Petrich formaron Magma, agrupación musical que recorrió el país con la música nacional, con una propuesta de música urbana. Desde sus inicios, Magma fuer pionera de la autogestión cultural y de la producción independiente, editando nueve discos. El advenimiento democrático impulsó a la agrupación a compartir escenarios, tratando de expandir la música popular argentina, y Felici fue parte de la organización de la Alternativa Musical Argentina. Desde fines de 1983 hasta el 2020 se realizaron recitales en distintos puntos del país, siendo Paraná la ciudad que dio inicio a este movimiento. Por los escenarios de la Alternativa pasaron Lito Vitale, Chango Farías Gomez, Zitto Segovia, Cuchi Leguizamón, Raúl Barboza -en una visita a la ciudad-, entre muchos otros nombres que saltaron a la fama desde la capital provincial.
En la redacción de EL DIARIO, Felici contó de todo a BIEN! Se refirió a su vuelta a Paraná para estar junto a su madre, a los inicios con la música y con Magma que el año que viene cumple 50 años y del convite de músicos que generó la Alternativa. Además de las nuevas tareas que llegaron en los 90, la producción artística y la gestión cultural para hacer frente a la desocupación.
–Alberto, ¿cómo llega a la música, al canto?
–De chiquito le cantaba Puente Pexoa a una maestra, que era vecina, y ella de premio me tiraba frutitas, moras, eso era el summum. Después en la secundaria, con Ernesto Mockert, Tata (Mockert), Daniel Rochi y con otra celebridad de la música argentina, Adriana De los Santos, empezamos a armar bandas para zafar de las clases. Yo tenía facilidad para el canto y tenía un registro grande, podía hacer agudos y graves. Arrancamos a comienzos de los 70, tocábamos en los actos y nos divertíamos.
–¿De esas bandas a Magma?
–También hicimos Madre Diablo, que fue lo más formal antes de Magma, y se presentó en el colegio Del Huerto. En el 74 surgió Magma, teníamos 19 años y empezó a tallar el dedicarnos de lleno a la música, siempre con el anhelo de crear grupalmente. La idea la volcaba uno, pero el trabajo, el amasar la canción o la música terminaba entre todos.
–La construcción grupal es algo propio de Magma…
–A partir del segundo disco es como que se afianza esa convicción, la conciencia de defender la construcción grupal. Algo que hoy es casi impensable porque son todos proyectos individuales, donde va el nombre del líder, y se esconde a un montón de gente que participa en la construcción musical. Pero las cosas son así porque a la industria de la música le interesa establecer el contrato y la responsabilidad con un solo interlocutor.
–¿Cómo fueron los inicios de Magma?
–Nosotros accedimos al folclore a través de Los Beatles, -risas. Entonces, la riqueza musical nos fue introduciendo de a poco a una realidad musical de la Argentina, donde para nosotros en los 80, convivía Bob Dylan y Atahualpa Yupanqui.
–¿Cómo fue hacer un camino de autogestión?
–Tremendo, siempre te sentís fuera. Cuando nosotros teníamos 10 años de trayectoria con Magma, nos dimos cuenta que si no se armaba una cosa a nivel nacional, de conjunto, esa música no iba a poder permanecer. Y en realidad esa música, salvo contadísimas excepciones, no permaneció, quedó la división de géneros y de las bateas en las disquerías, toda la música que en cierta medida funciona con el sistema. Pero esto, donde de pronto te encontrás con un puente instrumental que te lleva de una melodía hacia otras conclusiones musicales, o que se pierde en una indefinición, para eso no hay mucha actitud de escuchar. O sea, se busca que un tipo suba al escenario y te termine convenciendo, no que te introduzca un interrogante, y en cierta medida la música de Magma me parece que plantea ese tipo de cuestiones.
Otros rumbos
Alberto Felici contó que Magma y la Alternativa Musical Argentina fueron un poco la vidriera para muchos músicos del país. “La primavera
democrática de Alfonsín permitió esta apertura. La música argentina pegó un salto en cuanto a la autogestión con la producción independiente, donde se empezaron a encontrar músicos provenientes de distintos géneros en función de una música nacional, única, y es ahí donde armamos la Alternativa Musical Argentina. Nosotros armamos el encuentro porque vimos esa grieta industrial y nos perfilamos por ahí, hasta el punto que ese movimiento no ha dejado de estar presente en la memoria de todos los que participaron, incluso de las nuevas generaciones. Pero con la llegada del menemismo se perdió, nos quedamos sin trabajo”.
–Continuaste el trabajo en Buenos Aires…
–Sí, armé el auditorium de la Casa Entre Ríos en Capital Federal. Después sobrevinieron algunos inconvenientes y me dejan cesante. Ahí me mudo a Neuquén, donde teníamos mucho público y nos fue muy bien.
En ese momento, Gieco tiene una situación grave con su productora y empezamos a trabajar juntos. Hacíamos Radio Alternativa, que era un programa ficticio de radio donde subíamos a tocar los Magma, Gieco, Corradini, Jorge Cumbo. Después cuando vino la época del menemismo, nosotros sobrevivimos a la angustia del no laburo hasta el año 96, por ahí.
Productor
“Me hice cargo de algunos artistas que querían venir a tocar al país. Un tiempo fue eso, y otras cosas muy importantes, como la llegada a Paraná de Serrat con el concierto en la cancha de Patronato. Pero había sectores políticos que no estaban de acuerdo, yo seguí adelante y empezaron los problemas con AFIP”, lamentó.
La relación con Raúl Barboza
–¿Cómo comienza la relación con Raúl Barboza?
–Fue en la Biblioteca Popular porque no nos daban el Teatro para las primeras Alternativas, no nos creían que iban a venir los artistas que anunciábamos, -risas. Entonces, el Chango Farias Gómez me dice, que tiene un amigo que viene a tocar acá, Raúl Barboza, y si lo puede invitar para que suba al final, en el concierto. La cuestión es que llega Barboza con su acordeón, el Chango lo hace subir y termina con un show infernal.
Con Los amigos del Chango, una agrupación muy grosa, con Vitale (piano), Baraj (saxo), Lucho González (guitarra), Omer (bajo) y Jorge Navarro (hijo), en aerófono. Se armó una improvisación de Merceditas, con todo el público que subió a festejar al escenario y se terminó el concierto. El padre de Vitale estaba ahí sentado, un estratega tremendo y eso termina en Cosquín, el Trio Vitale, Baraj, González, que fue consagración. Así comenzó la relación con Barboza, que un día me llamó desde París para decirme que quería volver a la Argentina, y que no sabía cómo y ahí comenzamos a trabajar. A nosotros nos sirvió para mantenernos unidos con el grupo porque no teníamos trabajo. Todo lo que rodea a Barboza es Magma, la estructura, los músicos, el estudio de grabación. En ese estudio que traje de Buenos Aires a Paraná, ahí se grabaron sus últimos seis discos. Yo le debo tanto a ese hombre, porque realmente no solamente me salvó a mí económicamente, sino que es uno de los argumentos por el cual todavía Magna sigue existiendo, nos dio la posibilidad de permanecer juntos.
–¿Es posible un nuevo encuentro de la Alternativa Musical Argentina?
–Nosotros a esta altura del partido ya no podemos liderar una cosa así. Queremos dedicarnos a la música porque eso nos robó mucho tiempo y tuvimos mucho conflicto con autoridades culturales. Creo que es muy difícil repetir esa pasión porque no es la misma Argentina. A nosotros nos faltó vincular el bien económico con el bien cultural, como por ejemplo ha hecho Lito Vitale. No pudimos llegar a eso porque en cierta medida también tuvimos mucha lucha política, quizás por haber salido de un medio chico.
Constante búsqueda
Alberto Felici dijo: “Creo que la búsqueda de la identidad no para nunca, y lo que hoy se ve mucho es el cover, el copismo cultural, que por ahí es más fuerte en el folklore que en el rock. De eso está plagado, esto no quita que sean excelentes músicos, pero es como que nadie se hace cargo de tratar de pintar la aldea, le salga como le salga. Pero esa necesidad, ese compromiso, debe estar y eso no se enseña en ningún lado, no está en los planes de estudio”, afirmó Felici. Y agregó: “Me parece que la función nuestra es seguir defendiendo la música”.
En el Teatro
El sábado 19 de agosto a las 21, en el Teatro 3 de Febrero, Magma a casi medio siglo de la agrupación se presentará con músicos invitados. Entradas en venta, en boletería del Teatro y en www.plateavip.com.ar
Bio
Alberto César Felici nació el 25 de febrero de 1955 en Paraná. Es hijo de Eduardo César Felici (fallecido) y de Orlanda Inés Rabuffetti, de 94 años. “Volví a Paraná por ella”. Tiene tres hijas, Florencia, Antonella y Agustina. Está en pareja con Patricia Noval, cantante de tango.
Es uno de los pilares de Magma que surgió en 1974, con nueve discos editados y que actualmente integra con Alfredo Ibarrola, Moli Verón, Nardo González y Pancho Torres.
En su vida laboral se destacan entre otras tareas, la producción y representación artística del acordeonista argentino radicado en Francia, Raúl Barboza y de la murga uruguaya Falta y Resto (1998-2021). Además de Programador musical La Trastienda (1998-2006).