Reconocida entre las mujeres más bellas de su tiempo, hija de una acaudalada familia, parecía estar destinada a llevar una existencia sin sobresaltos. Sin embargo la tragedia y la muerte atravesaron su vida y la condujeron a un fatal desenlace
Rubén Bourlot
Especial para EL DIARIO
Hubo una vez al promediar del siglo de XIX una dama muy hermosa que tuvo una vida de película dramática; y un hombre perseguido por la sombra de la tragedia.
Felicitas Guerrero, a quien Carlos Guido y Spano llamó la mujer más bella de la república, se cruzó en la vida de Samuel Sáenz Valiente. Pero solo fue un instante. La desdicha los separó y finalmente el hombre se casó con Dolores “Lolita” de Urquiza Costa el 9 de agosto de 1873.
La vida novelesca de Felicitas Guerrero, que recrea una película reciente dirigida por Teresa Costantini, transcurrió en el seno de una acaudalada familia porteña integrante de la Buenos Aires patricia con todos los prejuicios y limitaciones de una sociedad patriarcal, casi victoriana.
Nacida como Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto el 26 de febrero de 1846, Felicitas era hija del español Carlos José Guerrero y la porteña Felicia Cueto y Montes de Oca.
Cuando llegó el momento de formar su propia familia Felicitas ya tenía asignado su cónyuge como se estilaba en la época; un buen partido, rico y de alcurnia. Se trataba de Martín Gregorio de Álzaga hijo del general Félix de Álzaga y nieto de Martín de Álzaga, último alcalde realista de Buenos Aires, que fue un héroe durante las invasiones inglesas y murió fusilado en 1812 acusado de conspiración en contra del gobierno del Triunvirato.
Felicitas se resistía a esa unión con un hombre 30 años mayor: ella 18 y él 50. Pero nada pudo hacer. El enlace se ejecutó en 1864 y desde entonces se sucedió una serie de hechos trágicos en su vida. En 1866 nació el primer hijo del matrimonio, que falleció a los tres años de fiebre amarilla.
En marzo de 1870 murió el esposo de Felicitas y días después lo mismo le ocurrió a su segundo hijo, al nacer.
A partir de ese momento comenzó la segunda etapa de los sinsabores en la vida de esta mujer.
Joven, viuda y estanciera por fin se liberaba de la cárcel matrimonial y no le faltaban pretendientes. Uno de ellos era Enrique Ocampo Regueira, un acaudalado vecino que la conocía desde la niñez. Felicitas se había retirado a una de sus estancias, La Postrera, para procesar el duelo y hasta ahí le llegaban los requerimiento del enamorado que evidentemente no eran respondidos.
Desenlace fatal
En noviembre de 1871, Felicitas y unos amigos, que se encontraban reunidos en la estancia Laguna de Juancho, decidieron trasladarse hacia La Postrera. Partieron por la tarde con sus carruajes hacia allí, cuando los sorprendió una feroz tormenta que oscureció el cielo repentinamente, y provocó que el cochero perdiera su rumbo. El grupo se detuvo a la espera que cesara el fenómeno meteorológico y mientras aguardaban, un jinete se acercó de pronto invitándolos a guarecerse en su estancia.
El hombre que había auxiliado al carruaje era el joven Samuel Sáenz Valiente, dueño de las tierras en donde se habían extraviado. Cupido hizo de las suyas y ambos terminaron enamorados.
No pasó mucho tiempo para que decidieran concretar el compromiso de casamiento. En tanto Ocampo no se resignaba y continuaba hostigando a Felicitas. Hay varias versiones acerca de un último encuentro entre ambos, pero el hecho es que ante el pedido de Ocampo de encontrarse para dialogar, ella aceptó con la esperanza de poner fin al malentendido. En esa circunstancia es que Ocampo, cegado por los celos, sacó un arma y le asestó un tiro que la llevaría a la muerte el 30 de enero de 1872. El frustrado pretendiente, forcejeando con los familiares, también resultó muerto de un disparo.
Saga trágica
El prometido Sáenz Valiente debió superar el duelo por la muerte de Felicitas, y poco más de un año después contrajo matrimonio con Dolores “Lola” de Urquiza Costa. Fue el 9 de agosto de 1873, en la Basílica Nuestra Señora de la Piedad de Buenos Aires.
Samuel Pedro Sáenz Valiente Higuimbothom había nacido en Buenos Aires, el 20 de agosto de 1846. Era nieto de Anselmo Sáenz Valiente casado con Juana Pueyrredón, hermana de Juan Martín Pueyrredón que fue uno de los directores supremos de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Lola de Urquiza por su parte había nacido en 1853 en Concepción del Uruguay y era la hija mayor del matrimonio entre Justo José de Urquiza y Dolores Costa.
También perseguida por la tragedia, fue una de las jóvenes que presenció el asalto y asesinato de su padre en el Palacio San José, el 11 de abril de 1870. Otra hija del primer presidente constitucional, Teresa, años después se casaría con Juan Pablo Sáenz Valiente.
Del matrimonio Sáenz Valiente-Urquiza nacieron Samuel, Dolores -que falleció al año-, Justo José, Raúl -también fallecido prematuramente a los dos años-, Alfredo y Fernando.
El rosario de hechos trágicos no había terminado. Samuel se suicidó el 11 enero de 1924 aparentemente por problemas económicos.
Por sus ribetes trágicos, la vida de Felicitas Guerrero ha despertado el interés de escritores y cineastas. En este último campo, además de la película de 2009 citada anteriormente -protagonizada por Sabrina Garciarena y Gonzalo Heredia-, puede añadirse El retrato de Felicitas, film de 2001 dirigido por Alexis Puig. En tanto que desde la literatura, la vida de la sufrida mujer fue abordada en La mujer más hermosa de la República, novela de Ana María Cabrera que se publicó en 1998.
Para seguir leyendo y viendo
-Cabrera, Ana María (1998). Felicitas Guerrero, la mujer más hermosa de la República. Editorial Sudamericana.
- Felicitas (2009). Filme de Teresa Costantini, disponible en https://play.cine.ar/INCAA/produccion/8015
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