Fernando Pérez Algaba desapareció entre el 12 y 19 de julio últimos. Días más tarde, su cuerpo fue encontrado descuartizado en una valija arrojada a un arroyo de Ingeniero Budge. La autopsia determinó que previamente fue ejecutado de dos disparos por la espalda.
Al menos 11 muestras de manchas que aparentan ser de sangre y huellas papilares que fueron halladas en el predio de General Rodríguez donde el empresario Fernando Pérez Algaba fue visto con vida por última vez cuatro días antes de que su cuerpo fuera encontrado descuartizado en una valija en un arroyo de Ingeniero Budge, son analizadas por peritos con el fin de determinar si son hemáticas y, en ese caso, si son humanas y pertenecen a la víctima.
Fuentes vinculadas a la pesquisa informaron que los rastros ahora sometidos a estudio fueron levantados durante el procedimiento realizado el 31 de julio último en el predio perteneciente al emprendimiento “Renacer”, un loteo de terrenos ubicado en avenida de Las Américas, de General Rodríguez, donde hay montados tres contenedores que funcionan como oficinas y dos edificaciones de mampostería, una de ellas utilizada como galpón para guardar cosas, mientras que la restante está en estado de abandono.
INSPECCIONES. En el primer contenedor inspeccionado, ubicado en el ingreso al predio, los efectivos de la Policía Científica levantaron tres rastros papilares en la puerta de entrada y secuestraron una alfombra de baúl de auto con manchas pardo rojizas y filamentos pilosos.
En tanto, de otro contenedor se procedió al levantamiento de dos muestras de presunto tejido hemático, uno en el marco de la puerta del baño y el otro en el inodoro, añadieron las fuentes, quienes agregaron que del tercer contenedor los peritos se llevaron cinco rastros papilares que ahora serán incorporados a un sistema de comparación de huellas para intentar identificar a quién pertenecen.
Todas esas muestras son ahora analizadas junto a unas manchas halladas en la camioneta Range Rover blanca que Pérez Algaba (41), apodado “Lechuga”, empleó para movilizarse los últimos días que fue visto con vida y que le pertenece a su ex socio Maximiliano Pipelich, quien al entregó días después del crimen a la policía de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Lomas de Zamora.
MÁS DETALLES. El abogado de la familia de Fernando Pérez Algaba explicó que expertos tecnológicos de la policía bonaerense lograron hacer un “espejo” de uno de los teléfonos celulares que poseía la víctima y comenzarán a extraer información pese a que no fue hallado el dispositivo, al tiempo que aseguró que “hasta el momento hay 36 hipótesis” acerca del móvil del crimen.
El letrado Sebastián Queijeiro reveló al canal de noticias Crónica TV que los pesquisas lograron “hacer ´espejo´ de su celular, mediante otro chip”. De esta manera, el abogado señaló que “se está analizando el ´espejo´ del teléfono”, que no se ha encontrado, y que se trata de la línea telefónica argentina, ya que Pérez Algaba también tenía una línea con número telefónico europeo y otra americana.
Por otro lado, contó que “hasta el momento hay 36 hipótesis” en torno al móvil del crimen y que “van cambiando hora a hora con los resultados y lo que se va haciendo”.
Queijeiro dijo que aún queda pendiente el resultado del levantamiento de rastros de la camioneta Range Rover Evoque 2012 blanca en la que Pérez Algaba se movilizó dos días previos a su desaparición y que pertenecía a Maximiliano Pilepich, un hombre vinculado al rubro de la construcción.
MÁS DATOS. La relevancia del análisis de esas muestras radica en que la víctima fue vista con vida por última vez cerca de las 18 del 18 de julio pasado en ese loteo de General Rodríguez, zona en la que también se activó por última vez su teléfono celular.
Ese día, “Lechuga” llegó al complejo “Renacer” junto a su examigo Nahuel Vargas a bordo de la Range Rover y ambos se encontraron allí con Pilepich, quien había arribado en una camioneta BMW.
Durante ese encuentro, al que el empresario fue con su perro bull dog francés, según contaron luego en su declaración testimonial los otros dos hombres, Pilepich le entregó a Pérez Algaba 60 mil dólares con los que saldaba una deuda de 150 mil que tenía con la víctima.
Tras esa transacción, el empresario le devolvió la camioneta a Pilepich, quien se retiró con Vargas en ese rodado -su BMW lo dejó en el campo-, mientras que “Lechuga” se quedó esperando que alguien pasara a buscarlo, según él mismo les dijo.
Al respecto, Pilepich contó que cuando se iba vio que en sentido contrario se acercaba un vehículo -aunque dijo no recordar marca y modelo- que supuso era el que iba a buscar a Pérez Algaba.
Esa fue la última vez que, en el marco de la causa, testigos dijeron haber visto a la víctima con vida, ya que entre el 22 y 24 de julio sus restos fueron encontrados en una valija y una mochila arrojadas a un arroyo de la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora.
Amenazas
Los pesquisas procuran esclarecer las motivaciones del asesinato y así dar con el o los autores, aunque en el transcurso de la pesquisa advirtieron que el empresario tenía varios enemigos y recibía amenazas de muerte por parte de numerosas personas a las que les debía dinero.
Entre ellas, se encuentran el señalado barra de Boca Gustavo Iglesias y su hijo, Nazareno, quienes aparecen en audios amenazantes que el propio Pérez Algaba grababa y en los que le reclamaban una deuda en dólares.
Ambos se presentaron a declarar como testigos ni bien se dieron a conocer públicamente esas pruebas y contaron cuál era la relación que mantenía con el empresario y las deudas que lo vinculaban.