La simplicidad de un momento compartido con la charla entre amigos. Ver cómo se divierten niños y niñas en los juegos infantiles en la plaza. Sentarse en un banco para disfrutar el tibio sol de la tarde de invierno mientras la vida bulle alrededor. Reconocerse en gestos ínfimos del otro. Unirse silenciosamente desde la contemplación al gozo compartido de apropiarse de una porción del espacio público para soñar en equipo que es posible alcanzar la gloria con el gol de la victoria. Múltiples facetas que cada día coexisten en el espacio de una plaza en la cual aún es posible celebrar la vida desde la pequeñas de las simples cosas.