domingo , 24 noviembre 2024
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Bien!

Un plato triple, capa de lenta digestión 

El crecimiento de padres e hijos, el desarrollar un modo y asumirse, suele ser un recorrido muy variado, interesante y trazado entre felicidad y dolor. En especial cuando una relación es muy estrecha y hasta dependiente, el destino mismo se encarga de proponer aquello que desencadena los cambios.

Las vacaciones suelen ser momentos esperados para relajarse y divertirse pero no falta ocasión en que se presente algún que otro temblor emocional. En ese plan se inscribe Club Sándwich (2013), el título de esta semana, que además de dar hambre, hace alusión a una receta de cuatro tapas y tres capas de relleno (sándwich Club o Clubhouse sándwich que data de fines del siglo diecinueve). No refiere a un fandom del tostado sino a gustos, preferencias y metáforas de vida cual emparedado. Mientras que a algunos les caerá pesado, otros se deleitarán (hasta que de pronto ya no), como les pasa a una madre y su hijo único esta semana.   

El preparado

Paloma (María Renée Prudencio) y Héctor (Lucio Giménez Cacho) vacacionan con parsimonia en un hotel mexicano tradicional muy tranquilo y paradisíaco cerca de la playa. Madre e hijo comparten habitación, mañanas en la pileta, juegos amenos y charlas descontracturadas, sin pelos en la lengua. Héctor tiene quince años y todo parece fluir con normalidad habitual hasta que un proceso de cambios comienza a notarse en él. Nota que le sale bigote, se pregunta si es sexi, si huele bien y descubre que prefiere otra compañía cuando conoce a Jazmín (Danae Reynaud Romero), una chica de dieciséis que se hospeda en el mismo lugar, y sólo quiere pasar tiempo con ella en algo que se vuelve mutuo (y breve). Prontamente, Paloma enfrenta los dilemas de una madre joven que ve a su hijo tomar distancia y cambiar. Inicia ella también un camino cuyos primeros pasos son extrañamiento, negación y su característico tipo de apego en lo que será un recorrido de crecimiento forzoso para cada uno.  

Receta justa

De tono apacible, fluido, ameno, con escenas de humor insólito e irreverente que nunca llegan a desentonar o apartarse de la narrativa. Sus tomas pausadas dejan tiempo justo a la lectura de la imagen y a meterse en el estado de ánimo de los personajes mientras la puesta de sonidos domésticos marca el ambiente sin abrillantados ni descuidos. El único permitido excéntrico llega al final con Calle 13 y luego la construcción sonora de los créditos que resuelve y abre a la vez con puntilloso tino. Su estética se granjea en tomas veraniegas embriagadoras de naturaleza, texturas acuáticas y brillantes gamas de celestes – verde azulados con tonalidades más frías en los interiores de habitación donde muchos cambios suceden. Los personajes retratan tanto el encuentro de familias más liberales con otras más conservadoras (la dificultad de una conexión por el ensimismamiento) como el despertar sexo – afectivo de dos jóvenes que de ellas provienen. Las pausas en medio de las conversaciones que pudieran ser incómodas dejan percibir una inquietud casi urgente (en caso de la madre) e igualmente una despreocupación esquiva (de los hijos). Permite casi jugar a adivinar lo que están pensando, después de que la respuesta quedara flotando en el aire y sobre todo, qué provocará.  

Sabores de fondo

Se trata de una película muy tierna, con momentos muy incómodos, dolorosos, pero especialmente valiosa porque no se enfila en los conocidos estereotipos ni subestima los procesos y sensibilidades propias de la pubertad, las familias monoparentales (representada en madre e hijo) o reconstituidas (un hombre mayor muy entrado en edad, con su mujer en segundas nupcias, y su hija de matrimonio anterior) implicadas. 

En pocas escenas se boceta el despertar sexual de Héctor sin pudor o su opuesto, su curiosidad, su modo al tanteo, los tiempos y espacios íntimos, las comparaciones, el escape del control de su madre sin miras políticamente correctas, pero tampoco con grandes demostraciones o pretensiones. También sale a relucir la pregunta sobre los modos de cuidado y descuido, la comunicación, el apego, “la charla” sobre sexualidad, las dudas por los después y variedad de inseguridades ante la novedad, en el afán de que las cosas no cambien tanto. 

Club Sándwich propone variedad de ternas entre las que se destacan la ternura, el replanteo y el humor, donde las situaciones que pudieran sonar morbosas o grotescas se cuidan con un tono hilarante inesperado. Es una suerte de receta también para encarar los cambios.  

FICHA TÉCNICA

Club Sándwich

Género: Comedia, Drama, Romance

Guion y dirección: Fernando Eimbcke

Año: 2013 

País: México

Duración: 82 minutos

Plataforma: Google Play Movies, Apple TV, Prime video

Autora: Victoria Elizalde

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