martes , 3 diciembre 2024
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Alvear: con perfume al frescor del Paraná y las flores de agosto

Muchos eligen este destino para ir a pasar una tarde diferente y probar suerte con la pesca.
Dentro del circuito de localidades constituidas por descendientes de alemanes del Volga, está la pequeña aldea General Alvear, un lugar muy recomendable para descansar unas horas o días, o bien, salir de pesca.

Al salir hacia el sur de la capital entrerriana, por la ruta provincial N° 11, se arriba hasta Aldea Spatzenkutter. Un cartel sobre la ruta anuncia la existencia de General Alvear e indica que hay que doblar a la derecha. Es un trayecto de tierra y campos recién arados. Por allí hay que seguir unos 10 kilómetros hasta que empiezan a verse los primeros avisos de alquiler de cabañas con flechas que conducen a la costa. Si alguno se pierde en el intento, antes de errar el destino, puede parar y preguntar al primer parroquiano o parroquiana. Siempre están predispuestos a precisar las coordenadas para toparse con la orilla, el olor a río, los pescadores, el movimiento del agua que provocan unas lanchas o los peces que saltan, dejando una aureola que se multiplica aquí y allá.

Tal vez un dorado, surubí, boga, tararira, amarillo, moncholo, patí, raya, armado o manduvé, sea el que se anima a darse una vuelta cerca de la costa pero lejos de los anzuelos, sólo para brindar un espectáculo al que va más atento y observador. 

Además de aromitos, se aprecian limoneros y fragantes romeros con los que se harán tradicionales pescados al limón y romero. Fotos de M.B.

La sequía imperante, hay que decir, se siente durante el viaje cuando pasa raudo una camioneta y hay que apurarse a levantar las ventanillas o en las cuadrículas campestres que flotan sobre esas nubes de polvo. Son 10 kilómetros de polvareda y caminos de pronunciadas lomas hasta llegar a la orilla del Paraná, donde se concentra un puñado de casas, en general de fin de semana, que se recuestan sobre el río. Enseguida esos aires secos y polvorientos quedan entre paréntesis, una vez que el río asoma y luego queda tan en primer plano, con una vista privilegiada y única que se tiñe de anaranjado con cada atardecer. 

La vista de este pedazo de costa del Paraná tiene tal vez los mismos colores que la de otros rincones que dan al mismo río que los cantantes y poetas insisten en describirlo como “marrón” por su lecho de barro, pero aquí se agrega una formación de barrancas que la distingue. Toda una ribera que es considerada reservorio del patrimonio natural y cultural regional, pero que al ritmo del desarrollo y la expansión industrial, siempre corre el riesgo de ser eliminada.

Para olfatear y mirar

Al olor a río del paraje se suma, por esta época, el perfume de los aromitos ya en flor, a uno y otro lado de un camino costero corto y austero que culmina, lamentablemente en una supuesta propiedad privada, que fue camino de sirga, esto es “una calle que deben dejar los propietarios ribereños a ríos o canales para uso público, con fines de navegación, a lo largo de la orilla de un río, lago o canal, sin recibir a cambio ninguna indemnización”, según se define.

Llegados hasta ese “prohibido pasar”, en este caso tan explicado que puso un propietario sin nombre y apellido, el visitante podrá bien recordar las mil avanzadas de privados sobre la codiciada ribera, que terminan recortando o dejando sin acceso público a la playa o el agua al común de los mortales.

Historia

General Alvear es una pequeña localidad del departamento Diamante, perteneciente al distrito Palmar, a unos 27 Km al norte de la ciudad de Diamante, y 40 Km al sur de la capital provincial. 

En la actualidad, es un pueblo costero de no más de 500 habitantes que viven de cara al río y en los caminos circundantes.

Se cuenta que en 1878 arribó el primer contingente de los denominados Alemanes del Volga o ruso alemanes. Estos colonos descendían de los alemanes que se trasladaron a Rusia en el siglo XVIII, durante el reinado de Catalina “La Grande” y se ubicaron a orillas del río Volga.

Originariamente se instalaron en la Colonia General Alvear del departamento Diamante, agrupándose en aldeas que actualmente conservan sus primitivas características (Valle María, Spatzenkutter, Salto, Protestante, San Francisco y Aldea Brasilera).

Posteriormente los rusos-alemanes fueron distribuyéndose más allá de la Colonia, poblando aldeas como San Rafael, Crespo, Santa María. 

No obstante, los alemanes del Volga fueron los primeros en asentarse en este sitio puesto que por aquel entonces existía un Puerto de Ultramar. Por esta zona las profundas aguas del Paraná poseen el calado natural necesario para la navegación de buques de gran tamaño, por eso también este paraje es conocido como Puerto General Alvear. 

El nombre se debe al General Alvear, militar y político argentino que fuera ministro de Guerra y Marina durante la Presidencia de Rivadavia. 

Se toma el 21 de julio de 1878 como fecha de fundación conjunta con la del resto de las aldeas. Con la colonización, poco a poco fueron desapareciendo los montes naturales y comenzaron a aparecer los trigales, los maizales y los linares, como resultado de una agricultura moderna y diversificada. Enseguida la Colonia General Alvear se convirtió en un importante factor de desarrollo para la ciudad de Diamante, ya que el crecimiento de la producción dificultaba evacuar toda la cosecha sólo por el Puerto de Diamante. Por eso se habilitó un puerto natural existente en esta zona, el Puerto Alvear, otro nombre con que algunos recuerdan este lugar.

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