En La Paz, el Museo Municipal de Bellas Artes celebra este domingo sus 30 años, y lo hace en coincidencia con la XIII edición del Festival Galas del Río, que finaliza hoy. En una entrevista con EL DIARIO, Alejandra Miranda, directora de Cultura de esa ciudad puso de relieve el rol de la institución en los aspectos educativos y patrimonial.
Acaso Alejandra Miranda, actual directora de Cultura de La Paz, nunca imaginó antes de 2000, que su destino estaría ligado a una ciudad entrerriana a orillas del Paraná. Pero la vida tiene sus sorpresas. Hoy, esta artista visual nacida en Buenos Aires tiene a cargo el Museo Municipal de Bellas Artes, el Museo Regional y la Casa de la Cultura de esa localidad.
Esta afable y dedicada trabajadora del arte y la cultura, está a cargo -desde hace ocho años- de los destinos de ese complejo cultural en el noroeste entrerriano. Este 10 de setiembre celebra junto a la comunidad a la cual se ha integrado plenamente, 30 años de un ámbito que desde 1993 da cobijo a las expresiones artísticas en esa zona de la provincia.
La semilla para que germine este espacio cultural fue plantada a partir de la donación de 31 obras concretada por el artista Hugo Irureta en 1981 con el propósito de fundar un museo de arte en la ciudad.
El destino de ese proyecto estuvo atado luego a un vecino que se impuso la tarea de llevar la propuesta a buen puerto, Mario Raspini, quien redactó la fundamentación para la creación del museo y durante más de 15 años realizó las gestiones para lograr su creación, el 10 de setiembre de 1993, cuando por un decreto se dispuso que el edificio que actualmente ocupa su sede se destinase al complejo de Casa de la Cultura y Museo Municipal de Bellas Artes.
Actualmente el museo está situado en una antigua casa, ubicada en pleno centro de la ciudad, en calle Italia. El inmueble ha sido puesto en valor en los últimos años, por decisión de las autoridades comunales y el rol y las gestiones realizadas por su responsable y allí se realizan actividades y cursos relacionados con el dibujo, la música, el teatro, la pintura, la escultura, la fotografía y otras formas de expresión cultural.
La institución cuenta con cuatro salas de exposición, un salón polifuncional, tres aulas – taller, una biblioteca, un depósito y dos patios. “Se mantiene una intensa actividad, con un calendario de muestras mensual y otras actividades”, a la vez que, resalta Alejandra Miranda, “de marzo a noviembre el museo trabaja con las escuelas, y todos los niveles educativos”.
Por otra parte, desde el Museo se organizan dos convocatorias de alcance regional: el Salón provincial de artes visuales Linares Cardozo, que se inaugura a fines de octubre; y el Salón Municipal Cabayú Cuatiá cuya apertura se concreta durante el mes de julio.
Este año se realizará la 27ª edición del primero, mientras que en julio se concretó la 11ª edición del segundo.
Crecimiento
En estas tres décadas, “el museo ha crecido muchísimo”, destaca la responsable del complejo cultural. El núcleo patrimonial de 31 obras, con que se inició pasó, en el presente, a 651.
En el lugar desarrollan sus tareas un equipo de restauración integrado por la técnica Milagros Ríos y la propia directora de cultura, que ha logrado poner en condición una serie de obras que se encontraba muy deteriorada. También se ocupa de mantener actualizada las fichas de todo el patrimonio.
El equipo de trabajo, cuenta Miranda, es heterogéneo, “porque quienes lo integramos tenemos múltiples funciones y colaboramos en lo que haga falta. En total somos diez personas que trabajamos de lunes a sábado”.
“Por la mañana funciona la secretaría administrativa. Durante ese horario contamos con personal para el montaje de las muestras”, agregó la funcionaria. Y subrayó un logro significativo: “Todo el equipo a cargo del montaje se capacitó durante los últimos años a través de cursos organizados desde Cultura de Nación en montaje de espacios de exposición”. A ello se suman quienes reciben y trabajan con delegaciones escolares, otras personas que se desempeñan en maestranza y mantenimiento, en limpieza y en tareas administrativas. “Es un grupo de trabajo sólido”, señaló con orgullo la responsable del lugar.
Proyección regional
Alejandra Miranda nació en Buenos Aires. Se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Y completó ese trayecto con talleres en la escuela Ernesto de La Cárcova. Durante décadas se dedicó a la docencia en talleres particulares y en establecimientos educativos. Realizó muestras individuales y participó en exposiciones colectivas. Intervino en salones.
En la primera década de este siglo se radicó en La Paz “con la intención de trabajar en mi taller y dedicarme al jardín”. Pero comenzaron a llegar invitaciones de escuelas que se enteraron que era artista visual y le solicitaban dar talleres, luego comenzó a dar clases, posteriormente comenzaron los seminarios a artistas que se lo pidieron.
En 2015 fue convocada por la gestión municipal para ocupar el cargo de directora de Cultura. Nunca había estado en la gestión ni privada ni pública. “El intendente tuvo un gesto enorme de confianza, algo que le agradezco”.
“Había tanto por hacer, esto es algo que nos demanda en forma permanente”, reconoce la funcionaria que, desde el inicio de su gestión basa su trabajo en tres ejes de política cultural: educación, turismo cultural, y patrimonio. Este último, aclara, comprende patrimonio tangible, intangible y natural. “Para La Paz es muy importante el patrimonio natural con que cuenta la ciudad”, enfatizó. Y en ese sentido pone de relevancia una de las iniciativas en marcha, que conjuga diversas dimensiones. Se trata del Paseo de las aves, que se concretó en 2016 y fue el disparador para la Fiesta de las aves, iniciativa anual que se consolida y que este año tendrá su octava edición a fines de octubre.
Esta iniciativa, destacó la artista y gestora, “cuenta con la participación primordial de escuelas de la ciudad, con los cuales previamente se realiza un trabajo de concientización coordinado con docentes de los cursos, conocimiento del entorno, talleres al aire libre, avistaje de aves, charlas sobre bosque nativo”.
Al mirar hacia el futuro, esboza una sonrisa y acepta que lo que vendrá se plantea pleno de desafíos, en una etapa de consolidación de lo ya realizado y de avanzar en el crecimiento del museo para ubicarlo plenamente en el nivel regional.
