Tomar un pedido. Retenerlo en la memoria y transmitirlo sin distorsión. Lograr que la orden llegue en tiempo y forma. Que la conexión con el cliente sea empática. Mientras tanto hacer equilibrio con la bandeja. Prestar oído al reclamo y atención a la solicitud de la cuenta. Hacerlo de modo diligente y presto. Dejar a un lado problemas personales. La tarea de mozos y mozas -camareros y camareras en otros puntos del continente- representa un complejo desafío diario. Llegar a dominar esta tarea con destreza y maestría es un arte del que se enorgullecen ciertos centros turísticos, que promueven la calificación de este rol y su revalorización social. Un propósito que toda localidad que pretenda destacarse como destino debe priorizar.