Estiman que la empresa de tecnología multinacional estadounidense ha pagado más de US$10.000 millones por año para continuar siendo el motor de búsqueda predeterminado. En el caso de perder el juicio, la firma matriz podría verse obligada a separar el servicio de búsqueda de otros como el sistema operativo Android o Google Maps.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Google de pagar más de US$10.000 millones por año para continuar siendo el motor de búsqueda predeterminado en navegadores de escritorio y celulares, en un juicio que comenzó ayer y que se prevé que se extenderá por diez semanas.
“Este caso es sobre el futuro de internet y sobre si el buscador de Google se enfrentará a la posibilidad de competencia real algún día”, afirmó Kenneth Dintzer, uno de los abogados que representa a Estados Unidos, en declaraciones citadas por la agencia Bloomberg.
Según Dintzer, “las pruebas demostrarán que exigieron la exclusividad por defecto para bloquear el paso a sus rivales”.
De acuerdo con el caso, Google habría pagado vastas sumas a rivales del sector –entre los que se incluye, fabricantes de celulares como Apple- para que su motor de búsqueda sea la opción predeterminada en smartphones y navegadores web.
El letrado argumentó que Google se convirtió en un monopolio cerca del 2010 y que hoy concentra alrededor del 89% del mercado de búsquedas.
“La compañía paga miles de millones para que sean el motor de búsqueda por defecto porque son muy poderosos. En los últimos 12 años, Google abusó de su monopolio”, agregó.
DEFENSA. Básicamente, la empresa considera que se está castigando su éxito. “Google ciertamente no es el guardián de internet”, señaló el abogado principal de la compañía, John E. Schmidtlein, en la audiencia de este martes.
Y subrayó que los creadores de los buscadores pelean por conseguir ser la herramienta predeterminada, que Google compite duro por ese puesto, y que si gana es “por méritos propios”.
Además, “esa intensa competencia no ha hecho más que mejorar el rendimiento y la calidad de los navegadores, lo que ha resultado en un mayor uso de los motores de búsqueda”, añadió.
Los argumentos en los que se apoyarán Schmidtlein y los otros abogados del grupo los adelantó Kent Walker, presidente de Asuntos Globales de Alphabet, la empresa matriz de Google, en un post titulado “La gente usa Google porque es útil. Nuestra respuesta a EE.UU. vs. Google”.
“Como hemos dicho desde el principio, esta demanda está profundamente viciada”, se lee en esa entrada del blog de Google.
MÁS DETALLES. La primera fase del juicio estará focalizada en analizar si Google realmente tiene una posición monopólica o no, y la segunda, en caso de confirmarse la acusación, buscará remedios a la situación.
En el caso de perder el juicio, Alphabet -la firma matriz de Google- podría verse obligada a separar el servicio de búsqueda de otros como el sistema operativo Android o Google Maps, lo cual implicaría la mayor división forzosa de una empresa estadounidense desde la de la telefónica AT&T en 1984.
EL ROL DE APPLE EN EL JUICIO. Entre los ejemplos citados por Estados Unidos, se encuentra el de Apple.
La firma le pidió a Google una licencia para usar su motor de búsqueda en el navegador Safari en 2002, sin dinero ni requisitos de exclusividad.
Tres años después, Google le propuso a Apple mantener su buscador como opción predeterminada a cambio de repartir los ingresos.
En 2007, Apple quiso ofrecer a sus usuarios una ventana para escoger entre Google y otro navegador como Yahoo!, pero Google, vía un e-mail, le advirtió que, de no ser escogida como opción por defecto, no habría porcentaje de ingresos.
Dintzer explicó que, ante tal situación, Apple no tuvo más opción que seguir incluyendo a Google de forma predeterminada y, a 2020, recibía entre US$4.000 millones y US$7.000 millones a cambio.
EL JUICIO
Se inició ante un tribunal federal de Washington DC y se espera que dure hasta 10 semanas. Tiene dos fases. En la primera, el juez Amit Mehta decidirá si Google ha infringido la legislación antimonopolio en su forma de gestionar las búsquedas y la publicidad en las mismas.
Para los especialistas, no ha habido un juicio de tal magnitud desde finales de los años noventa cuando Estados Unidos fue contra Microsoft. En esa ocasión la denuncia fue similar: Microsoft estaba acusado de mantener su posición con restricciones para que los usuarios de PC instalaran navegadores que no fueran Internet Explorer.