El gualeguaychuense, de 17 años, es una de las grandes apariciones de Estudiantes de La Plata y es una de las “joyas” de la nueva camada de jugadores.
Axel Atum tiene cosas diferentes. Con un puñado de partidos en la primera división del Club Estudiantes de La Plata comenzó a demostrar su potencial y cautivó a los espectadores del fútbol argentino.
Nacido en 2006 en Gualeguaychú, surgido en el Club Central Entrerriano y formado en la escuela deportiva de la institución platense, se encumbra como una de las nuevas “joyas” del balompié nacional. Es zurdo, atrevido e incisivo con el balón en el ataque. Con un par de maniobras puede enloquecer a los simpatizantes pincharratas, con su muy buena técnica para manejar la pelota, su desequilibrio o su pegada desde larga distancia.
El gualeguaychuense ostenta cualidades interesantes como volante interno. En su formación adquirió la cultura de uno de los clubes “modelos” de Argentina -llegó a Estudiantes cuando tenía 11 años-, donde predomina el trabajo, la disciplina, la tenacidad y la entrega en el momento de jugar, pero también posee características distintivas del futbolista argentino: la gambeta y la personalidad para pedirla e ir al frente.
Axel atravesó el largo camino de las divisiones juveniles y este año fue promovido a la categoría Reserva; sin embargo, desde la llegada de Eduardo Domínguez a la conducción técnica del plantel profesional -asumió en marzo-, también comenzó a tener rodaje con el primer equipo.
Su irrupción fue tan abrupta que debutó en primera división antes de firmar su primer contrato profesional. Lo hizo el 8 de mayo, en un partido correspondiente a la 15° jornada de la Liga Profesional. Anteriormente a esa fecha integró el banco de suplentes en cuatro oportunidades -dos por el certamen local y dos en la fase de grupos de la Copa Sudamericana-, pero sumó sus primeros minutos en el triunfo de su equipo sobre Vélez Sarsfield (2-0), ingresando en lugar de Benjamín Rollheiser a los 82 minutos de juego. Algunos podrían esperar que el contexto lo amedrentara, pero no fue así. El joven pareció haber esperado toda su vida una oportunidad como la que le tocó en el Estadio Uno de La Plata y la aprovechó al máximo mostrando las primeras cuotas de su talento con sutileza.
Fue un antes y un después para su carrera y su vida. Luego de sus vistosas intervenciones y la repercusión tras su primera actuación con la camiseta albirroja, Atum rápidamente selló su vínculo con la institución hasta diciembre de 2025.
El 14 de mayo jugó su segundo encuentro y sumó 23 minutos frente a Defensa y Justicia, pero en los días posteriores sufrió una lesión de esguince de tobillo que lo marginó de las canchas por varias semanas. Tras este inconveniente, en julio volvió a ser citado y formó parte del banco de suplentes en las fechas finales del torneo local y en los duelos directos de la Copa Sudamericana.
Luego del parate de la competencia doméstica, afrontó la pretemporada con intensidad y se puso a tono con el primer equipo. En el inicio de la Copa de la Liga Profesional, al cierre de esta edición, Atum fue protagonista en tres de los cuatro partidos que disputó Estudiantes: jugó ante Unión de Santa Fe (34’), Racing (29’) y Tigre (25’).
Velozmente, Atum se convirtió en una de las debilidades de Domínguez y con el paso de los partidos parece tomar un papel más preponderante. Pero, las luces y los flashes no lo desenfocan. Se mantiene con un bajo perfil y afronta el desafío de validar su protagonismo como una de las nuevas promesas del fútbol argentino.
Jugador de Selección
En agosto, Atum fue convocado por el entrenador Diego Placente y participó de los entrenamientos de la Selección Argentina Sub-17, que se prepara para el Mundial que se celebrará en Indonesia, del 10 de noviembre al 2 de diciembre de este año.