De su fundación, en 1917, a su actual presente, el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas de la provincia ha atravesado vicisitudes diversas en las distintas etapas de una intensa historia institucional. En este sentido, el testimonio del profesor Antonio Serrano, es rico testimonio de momentos y acciones en las que sin duda fue protagonista más que relevante.
Gran acierto fue la designación del Profesor Antonio Serrano como Director organizador del Museo Escolar Central por Consejo General de Educación (1924), porque durante 10 años la institución fue un apoyo pedagógico para la práctica docente e impulsora para formación de museos escolares en nuestra provincia, tanto como para la enseñanza de las Ciencias Naturales y la Historia Prehispánica. Fue tal la potencia que le dio esta gestión que en 1934 el Poder Ejecutivo, transformó al Museo Escolar en un Museo Provincial. Solo cuatro años después éste mostraba a través de sus objetivos, el perfil de un museo moderno. En 1982, tras el fallecimiento del Profesor Antonio Serrano, el entonces Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas, con justicia, comenzó a portar su nombre.
La palabra de Antonio Serrano, firme, clara, precisa, siempre es rico testimonio de momentos y acciones en las que sin duda fue protagonista más que relevante. Al cumplir el Museo de Entre Ríos en 1967 su Cincuenta Aniversario, Serrano publicó el discurso que pronunció en Paraná, el 3 de agosto. El mismo expresa su carácter de denuncia respecto del abandono en que se debatía entonces la institución y remarca el valor de construcción colectiva de la misma.
“Hace cincuenta años -expresaba Serrano en el mensaje- un grupo de estudiantes, jóvenes todos, que los mayores no sobrepasaban los 17 años de edad, fundábamos la Asociación Estudiantil Museo Popular, la cual a través del tiempo fue transformándose ininterrumpidamente en Museos Escolar Central y Museo de Entre Ríos. Esta última etapa fue cumplida por un gobernante de profunda visión …que gobernó la provincia con sentido de estadista y no de político. El Dr. Luis L. Etchevehere que con su ministro Bernardino Horne, también de grata recordación, dieron las bases actuales al Museo de Entre Ríos”.
“El grupo fundador -continuaba- integraba una generación de jóvenes insatisfechos que queríamos algo más de lo que la cátedra proporcionaba, y esta insatisfacción nos condujo a fundar la Asociación Estudiantil Museo Popular con su postulado básico de restituir a la cultura del país, el viejo museo que fundara aquel otro gran gobernante que fue Eduardo Racedo”.
En la década anterior a la fundación había visitado Paraná Carlos Ameghino, quien acompañado de estudiantes de nuestra Escuela Normal recorrió las barrancas despertando en muchos de ellos interés por las Ciencias Naturales. “Ninguno, sin embargo, se definió por estos estudios, pero supieron transmitir a nuestra generación aquel interés que estaba siempre latente. Lo alimentaba el recuerdo de otros viajeros ilustres, entre ellos Florentino Ameghino que ya había escrito su monumental obra Los mamíferos fósiles, ilustrada con un extraordinario material, extraído de nuestras barrancas, del Espinillo y otros arroyos próximos a Paraná”.
“En esto -recordaba Serrano- Florentino Ameghino tuvo colaboradores, estudiosos y coleccionistas, que llegamos a conocer en nuestra adolescencia: Toribio Ortiz, Leloong, Sors Cirera y también nuestro inolvidable profesor de ejercicios físicos don Pancho Arce, que nos daba su clase de gimnasia sueca rigurosamente vestido de jaquet. Esto parece absurdo en una época de shorts y mini-faldas, pero era el estilo de aquella generación de grandes maestros”.
“Sin embargo, como estudiantes de la Escuela Normal éramos espectadores de la destrucción final del Museo de la provincia que prestigiaron con su hacer diario Ambrosetti, Scalabrini y Toribio Ortíz y la colaboración científica de Florentino Ameghino. Estaban sus últimas colecciones en el histórico recinto de la Cámara de Diputados de la Confederación que servía de gabinete de Historia Natural a la Escuela Normal. ¡Qué triste destino tienen en nuestro país estas empresas de cultura: una generación crea y levanta, la que le sigue destruye! Y no es solo en los ambientes provinciales; en las propias universidades se produce este lamentable acontecer. Es verdad que el pensamiento no muere y que hay siempre alguien dispuesto a empezar de nuevo. … Paraná vivía entonces la euforia de una comunidad de amigos y de vecinos que se complacían orgullosos en recordar el pasado heroico, cultural y científico de la Provincia”.
La ciudad nos vio pasar domingos y feriados con nuestro rescate de piezas de estudio que nos proporcionaba tan generosamente los anegadizos, las barrancas y los arroyos próximos
REFERENTES Y EJEMPLOS
En esa comunidad “quedaban todavía hombres que habían servido con Urquiza, o que habían actuado en el gobierno de la Confederación. Estaban nuestros profesores que mantenían el sello y la dignidad de sus grandes maestros. Estaban los viejos edificios que enmarcaban aquella tradición: la señorial residencia de Urquiza, la casa de gobierno, el recinto del Senado; la residencia quinta del Deán Álvarez y más allá, en los anegadizos el morro donde el sabio Burmeister levantó su rancho vivienda. Las barrancas no urbanizadas guardaban el recuerdo de los grandes naturalistas del siglo pasado: Darwin, D´orbigny, Burmeister, Ameghino, Bravard. Pocas cuadras a la redonda de la plaza hacían lo urbano de la ciudad”.
“Allí -manifestaba Serrano- vivió esa comunidad de amigos y de vecinos, de la cual nuestra generación hacía parte. En ella el grupo fundador del Museo no fue considerado ni excéntrico ni extraño. La ciudad nos vio pasar domingos y feriados con nuestro rescate de piezas de estudio que nos proporcionaba tan generosamente los anegadizos, las barrancas y los arroyos próximos. veces nos acompañaban profesores jóvenes y animosos como nosotros. Tirados sobre la arena del río o bajo la sombra de algún espinillo … mientras la lengua y la imaginación tejían comentarios soñábamos con ser como aquellos que ya habían frecuentado esos lugares: Ameghino, Darwin, Bravard, D´orbigny. Ameghino estuvo siempre presente en todos nosotros: su vida, su obra, su digna pobreza, eran un ejemplo que nos estimulaba.”
En su repaso, el Prof. Serrano agregaba que “la asociación contó desde un principio con la ayuda de todos; legos y sabios la apuntalaban con su apoyo. Y aquí quiero recordar a Ángel Gallardo… a Víctor Mercante, a Martín Doello Jurado, a Pedro Serié. Ellos creyeron en nosotros como muchos de nuestros maestros y algunos gobernantes. Y en verdad su fe no ha sido defraudada, tal como lo muestran hechos positivos como la publicación de la Revista y Anales del Museo Popular; el primer certamen científico del litoral y la participación de la Asociación en la fundación de la Facultad de Ciencias de la Educación y la designación del geólogo Frengüelli como profesor de la misma”. Y a lo anterior se añadió “el impulso de la Asociación para la fundación del Museo Histórico de la Provincia”.
Fue así que “la reunión fundadora de la Asociación tuvo lugar el 3 de agosto de 1917 en la casa de la familia Rico. Eran doce los asistentes y se designó entonces la comisión directiva que iba a dar cumplimiento a la voluntad de todos: la de crear y sostener un museo de Historia Natural. En aquella comisión de cuatro, dos compañeros merecen ser especialmente recordados: María Lola Rico y Miguel Ángel Kessler”.