Una elemental propuesta que la sabiduría popular condensa en un refrán señala que se trata de recordar para no tropezar dos veces con la misma piedra. Se sabe, la historia, como proceso social, no es afecta a seguir un recorrido lineal. A veces la irrupción de lo imprevisto hace que un destino que se consideraba trazado, se precipite hacia las oscuridades del terror y la muerte. El saldo posterior que dejan esas etapas de dolor y tragedia se traducen en aprendizajes en términos cívicos. Un encuentro en el espacio público -con expresiones artísticas como vehículo- posibilita que esos aprendizajes se trasladen de una generación a otra, de manera que a partir del recuerdo, aquellos acontecimientos infaustos -que como pesadillas pueblan la memoria-, no se reiteren jamás.