lunes , 4 noviembre 2024
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Las secuelas físicas, uno de los impactos en un siniestro vial

El factor humano es clave en la ocurrencia de siniestros viales.

Si se tuvieran en cuenta de qué manera se afecta en un encontronazo vial el físico de conductores y acompañantes, probablemente seríamos más prudentes. Los siniestros en el tránsito, tanto en ciudades como en rutas, se producen fundamentalmente por el factor humano.

Los traumatismos causados por el tránsito se posicionan como un importante problema mundial de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 50 millones de personas en el mundo sufren, anualmente, lesiones por siniestros viales. Las consecuencias de los traumatismos se reflejan en las discapacidades temporales o permanentes que sufren las personas, condicionando sus actividades por largos períodos de tiempo o, incluso, de por vida, debido a las secuelas físicas y psicológicas que generan las lesiones.

Por todo ello, la morbilidad producto de siniestros viales ha captado la atención tanto de investigadores, como de organismos gubernamentales y de organizaciones dedicadas a la salud y la seguridad vial, en pos de disponer de un mayor conocimiento acerca de cómo se producen las lesiones y de obtener datos que permitan ejecutar con mayor precisión las políticas de prevención de la siniestralidad vial y de atención y acompañamiento a las víctimas.

La idea de esta nota es enfocarse en las lesiones de tránsito, haciendo hincapié en lo que respecta a la biocinemática de los siniestros viales y la producción física de los daños, los tipos de traumatismos viales más frecuentes entre los diversos usuarios, el perfil de lesionados en Argentina, los mecanismos de prevención y las consecuencias post-siniestro vial.

Efectos de un choque

Aunque no lo advirtamos, un vehículo que se encuentra circulando por las vías de tránsito está acumulando energía. Así, cuanto mayor sea su velocidad de desplazamiento, mayor será la acumulación de la misma. Como resultado, la energía acumulada por dicho vehículo será proporcional a su masa y al cuadrado de la velocidad. Es decir, cuanto más pesado sea el vehículo y más rápido se mueva, las consecuencias de un eventual impacto serán mayores. El principio se aplica también cuando se produce un encontronazo de rodados, en el que se potencian las variables masa y velocidad de cada participante.

No solemos ser conscientes de los riesgos a los que nos exponemos en una situación de tránsito.

Lo mismo ocurre para el caso de los ocupantes del vehículo, quienes se mueven a la misma velocidad que el vehículo en el cual se desplazan. En consecuencia, sus cuerpos acumulan una importante cantidad de energía que, ante la ocurrencia de un siniestro vial, se transformará. Esta dispersión de energía, tanto en el espacio como en el tiempo, será determinante para reducir la gravedad de las lesiones.

La energía que no absorban otros elementos del vehículo (como las estructuras deformables, el cinturón de seguridad o el airbag), la absorberán los cuerpos de las personas, superando fácilmente sus límites de tolerancia. De esta manera, por lo general, las lesiones en las personas siniestradas se producen cuando la estructura del cuerpo supera su límite de resistencia, debido a los golpes y aceleraciones al que es sometido durante la ocurrencia de un siniestro vial.

Como una forma de tomar dimensión del impacto que esto implica, las leyes de la física permiten calcular el valor de la energía cinética que posee un vehículo. Así, es posible comparar una detención brusca en 1/10 segundos a 25 km/hora con una caída libre desde una altura de 2,40 metros; mientras que, cuando la parada se produce a 150 km/hora, puede compararse con una caída libre desde 88,20 metros.

Mecanismos de lesiones

Aplicando estos principios, podemos ver que la ocurrencia de una lesión y la gravedad de la misma dependerá de distintos factores como: 1) la velocidad y la cantidad de energía transmitida; 2) el área de superficie sobre la cual la energía es aplicada y 3) las propiedades elásticas de los tejidos sobre los cuales se transfiere la energía aplicada.

En todo siniestro vial se distinguen tres mecanismos lesionales por los cuales en una persona ocupante del vehículo pueden provocarse lesiones, ya sea por impactos sufridos por el cuerpo desde el exterior o por impactos directos con los diferentes elementos del vehículo (por ejemplo, volante y/o parabrisas). 

Por otro lado, se deben a mecanismos indirectos cuando están determinados por los procesos internos de aceleración y desaceleración brusca que se originan en el siniestro vial y que aumentan el peso de los diferentes órganos y regiones corporales, de modo que, al proyectarse contra las estructuras óseas, tienden a producir lesiones internas por desgarro y estallido. En algunos casos, los daños son producidos por una combinación de los dos mecanismos anteriores.

Así, en un siniestro vial, pueden producirse tres tipos de impactos: vehicular (contacto primario entre vehículos o entre vehículo y objeto); externo-corporal (ocupante impacta contra las partes internas del vehículo); e interno-corporal (los órganos impactan contra las partes óseas).

Tipos de siniestro vial 

Los impactos producidos en casi cualquier parte del cuerpo, especialmente con la violencia que ocurren en el caso de los siniestros viales graves, conllevan el riesgo de producir lesiones que ocasionen algún tipo de discapacidad permanente o el fallecimiento de la persona siniestrada. Ensayos del programa EuroNCAP han podido determinar cuáles son las lesiones más frecuentes de acuerdo al tipo de impacto producido en el siniestro vial y al tipo de persona usuaria de la vía.

Ante la ocurrencia de un impacto frontal de vehículos, son varias las zonas del cuerpo que pueden verse afectadas, según cómo sea el movimiento de las personas dentro de los mismos.

Si las y los ocupantes se deslizan hacia abajo del asiento y hacia el tablero, son las rodillas y las piernas las que absorben el impacto en mayor medida, pudiendo producir fracturas o dislocaciones en huesos de esas zonas. 

Si el movimiento se da impulsando a la persona por encima del volante, el impacto en el abdomen puede ocasionar lesiones por compresión de órganos y vísceras. Asimismo, en caso de que la trayectoria del cuerpo continúe desplazándolo hacia arriba, el impacto contra el volante y tablero o contra el parabrisas pueden producir lesiones en el tórax, los pulmones y costillas, o heridas en la cabeza y región cervical, respectivamente. 

Por último, también son frecuentes las lesiones en extremidades superiores y la clavícula, a causa de los movimientos del cuerpo dentro del habitáculo.

En el caso de un siniestro vial donde ocurre un impacto trasero, las lesiones más frecuentes se producen en el raquis cervical. Esto se debe a que, al ser golpeado un vehículo por otro en su parte trasera, este y las personas ocupantes serán impulsadas hacia delante, dado que el vehículo absorberá la energía del que lo colisiona. En este movimiento de desplazamiento hacia adelante, si el apoyacabeza del asiento no está ubicado a la altura correcta, se producirá el efecto “latigazo” sobre las estructuras cervicales. Es decir, el movimiento generará una hiperextensión del cuello con luxaciones y fracturas de los elementos posteriores de la columna cervical.

Las colisiones con impactos laterales afectarán principalmente a las personas ocupantes del vehículo que se encuentren del lado donde se produce el impacto. En este tipo de siniestro vial, las lesiones más frecuentes se ubican en el tórax, pelvis, extremidades superiores e inferiores, el cuello y la cabeza. También son posibles las lesiones internas en órganos del cuerpo en aquellas personas que ocupan los asientos más cercanos a la puerta del costado golpeado.

Por su parte, los vuelcos constituyen el tipo de siniestro vial más impredecible en cuanto a las lesiones que produce en las personas ocupantes del vehículo. La gravedad del vuelco influirá en ello, así como también es determinante si la persona utilizaba o no el cinturón de seguridad al momento de la ocurrencia. Durante un vuelco, el vehículo puede impactar en distintos ángulos por lo que la persona puede golpear contra cualquier parte del habitáculo, y en más de una ocasión, producir lesiones graves.

Motociclistas y ciclistas

Los motociclistas y ciclistas constituyen un tipo de usuario de la vía más expuesto a los traumatismos viales en comparación a ocupantes de vehículos de cuatro ruedas o más, en tanto que no están protegidos por la estructura del vehículo ni por elementos de seguridad incorporados al mismo. 

Ante la ocurrencia de un siniestro vial en el que la rueda delantera del vehículo impacta contra un objeto, la persona conductora y/o el vehículo puede salir impulsada hacia delante. Durante la trayectoria, su cabeza, tórax y/o abdomen pueden golpearse contra el manubrio; y, en caso de ser expulsada por encima del mismo, también puede golpear contra él con la parte superior de las piernas. Otras lesiones que puedan producirse, así como su gravedad, estarán influidas por el lugar de impacto, la cantidad de energía cinética y su duración al momento de la segunda colisión contra el suelo u objeto fijo. En el caso de las personas que se trasladan como acompañantes traseros, las principales lesiones suelen generarse en el cráneo, miembros superiores, tórax, abdomen y miembros inferiores.

Un impacto lateral representa un tipo de siniestro vial de riesgo para estos usuarios, especialmente si la colisión es causada por un automóvil o camión, dado que la persona recibe toda la energía del impacto sin ningún tipo de estructura que le reduzca la energía transferida. Por ello pueden ocurrir fracturas expuestas y/o cerradas o lesiones por aplastamiento de la extremidad inferior. 

En motociclistas, otra causal de lesiones refiere a la maniobra por la cual la moto cae sobre su pierna contra el piso. En este caso pueden producirse lesiones graves sobre los tejidos blandos, quemaduras y fracturas óseas en los miembros inferiores.

Lesiones de tránsito 

En Argentina, se registran más de 100 mil personas lesionadas al año como consecuencia de los siniestros viales. Según datos del Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el 14% de las personas lesionadas padecen lesiones graves, mientras que el restante 86% presenta heridas leves. Los datos indican que el género de las/os lesionadas/os es, al igual que sucede con las víctimas fatales, mayoritariamente masculino. 

El 64% de las personas heridas son varones y el 33% son mujeres (4% sin dato). En cuanto a la edad, cerca del 45% de la/os heridas/os son jóvenes de entre 15 y 34 años, siendo el rango de 35 a 44 años el siguiente con mayor participación. Sumando estos grupos etarios, se observa que seis de cada diez personas heridas tienen entre 15 y 44 años. Por su parte, y también al igual que ocurre entre las víctimas fatales, las personas usuarias de motos son la principal víctima, sobre todo en el norte del país, que se caracteriza por tener mayor participación de parque motovehicular. En este sentido, las/os motociclistas son las/os más vulnerables.

A partir de datos recopilados por la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud, perteneciente al Ministerio de Salud de la Nación, es posible conocer con mayor precisión cuáles son los diagnósticos prevalentes en pacientes siniestradas/os viales graves que permanecen internadas/os en los hospitales públicos de Argentina. En términos generales, el diagnóstico del trauma vial se asocia con los traumatismos en ubicaciones múltiples del cuerpo (34,8%), siendo que en segundo lugar prevalecen los traumatismos en la zona de la cabeza y del cuello (25,1%).

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