martes , 3 diciembre 2024
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Marcela Méndez: Trascender a través de la música

Marcela conoció el arpa a los nueve años y nunca dejó de tocar. Foto: Juliana Faggi.
Marcela Méndez es oriunda de Concepción del Uruguay y desde hace 30 años su pasión por el arpa hizo que se mudara a Paraná para vivir de la música. Actualmente conforma la agrupación “Amigos del Arpa” y halla en la docencia el modo de transmitir los conocimientos y su vocación. 

Verla y escucharla entonar el instrumento genera la sensación de cierta completud en el resultado. Sus dedos se desplazan sobre las cuerdas, la inmensidad del arpa reposa sobre el hombro derecho y Marcela Méndez atrapa al oyente con la naturalidad de quien está hecho para vivir a través de la música. 

“En mi casa se escuchaba música, mi hermana tocaba el piano y, a los nueve años, una compañera me invitó a conocer a la profesora de arpa en la Escuela de Música de Concepción del Uruguay”. Marcela recordó: “Eran los primeros días de otoño, en una casa antigua, con un arpa dorada. Fue como entrar en un mundo mágico. Lo más impactante era la personalidad de la docente, Elena Carfi”. La artista santiagueña fue una figura trascendental en su vida. La recuerda como un alma pura, amorosa y exigente. “Mis partituras aún tienen marcas de ella”.

Si bien Marcela “nunca imaginó que esta sería su vocación”, con el tiempo se percató de que, durante su niñez, escuchaba un cassette de El Lago de los Cisnes, ballet que tiene muchos solos de arpa y marcó inconscientemente la pasión por el instrumento. La arpista, que comenzó estudiando el acordeón a piano, también se formó en piano y en el Profesorado en Francés, lo que le “abrió puertas para estudiar en el exterior”.

Sólo desde el silencio se puede escucha

De músico a profesor

“La primera vez que vine a Paraná fue en 1991 para tocar en la Sinfónica. Me dijeron que no tenían arpista, concursé y me vine en 1993 con 23 años. Ese mismo año se crearon tres horas de nivel superior para que yo pudiera enseñar”, explicó Marcela y agregó: “Empecé a tocar como un juego. En un momento se tiene tanto conocimiento que se debe compartir. Cuando se enseña es cuando más se aprende. La música te introduce en el orden, en la disciplina. Nadie puede tocar un instrumento si no lo estudia, requiere tiempo y trabajo”. 

En 2021 se jubiló de la Sinfónica de Entre Ríos y de Santa Fe, además de la cátedra que había fundado en la escuela 9901. “Me quedé enseñando en el nivel superior de Uader. Doy clases particulares en mi casa y también online a gente de otros países”. En la pandemia se formó en el método Suzuki que trabaja con niños a partir de los cuatro años con el que se aprende a través de la escucha. “Vivimos en un medio donde el sonido es parte de lo cotidiano, pero no es seleccionado. Hay lugares donde no hay silencio y es tan malo el exceso de sonido como la falta de silencio. Sólo desde el silencio se puede escuchar”.

Marcela expresó que el arpa tiene un fuerte simbolismo: “En la biblia Saúl pide un arpista para que le aleje los demonios y viene el rey David. En las celebraciones cristianas era el instrumento para elevar el alma. Tiene la vibración de las cuerdas, es el artista el que la genera y que la recibe”.

Amigos del Arpa

“Lo principal que se ve cuando se sale de Argentina es lo material. Tener un buen instrumento fue un desafío mayor. Estoy en una etapa en la que quiero que los niños tengan mejores condiciones que las que yo tuve, por ejemplo, en cuanto a lo material. Amigos del arpa surgió hace cinco años. Sabía que me iba a jubilar y tenía que generar una plataforma para seguir trabajando con los chicos que estaban en las instituciones públicas. Tenemos un sistema de becas para acompañar a un niño durante 10 meses. Pensamos que el principio de gratuidad no sea excesivo, que haya equidad. Si todos colaboramos, todos podemos tener acceso”.

A modo de reflexión final, Marcela concluyó: “Lo primero que quise modificar fue a mí misma. Mi pregunta permanente es cuál es mi misión de vida. El gran cambio va a suceder cuando cada persona haga su pequeño cambio. Argentina es un país muy inequitativo en la distribución de posibilidades. Me costaba tomar clases o ver a artistas únicamente en Buenos Aires. Promover un país federal es uno de los objetivos de Amigos del Arpa”. 

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