domingo , 24 noviembre 2024
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Bien!

Qué hay para ver

En un juego coreográfico de tiempos y destiempos, una familia argentina dedicada al arte se las arregla para sobrevivir en épocas atomizadas y desconcertantes entre la vida y la muerte. Cualquier similitud con la realidad es cierta en La Edad Media (2022). 

Victoria Elizalde | [email protected]

Relatos de pandemia hay muchos, de los más desgarradores y dolorosos a los más cómicos y surrealistas por lo que al día de hoy siguen viéndose derivaciones de los trastocamientos sucedidos en los últimos tres años. El ASPO en Argentina es signo de un sinfín de dolencias, dilemas, y con ello también actividades y relaciones nuevas o en construcción. Ante la crisis ¿conviene esperar a que todo vuelva a la normalidad o buscar un nuevo plan? ¿Y a dónde lleva eso? Ya se dice que La Edad Media (relativo tal vez a la edad de la gran peste) es una película marcada por la pandemia pero no es sobre la pandemia. 

No obstante, con el desconcierto en la piel durante el aislamiento dos realizadores argentinos deciden asirse del humor absurdo y transformar su pequeña casa de dos plantas en un set de filmación para tres (con un staff de rodaje de tres personas, los mismos realizadores que también actúan) para contar su propia historia de un encierro, artísticamente, entre la realidad y la ficción, donde el principal protagónico es sorpresivamente el de una niña de 9 años y sus sueños.    

dos realizadores argentinos deciden asirse del humor absurdo y transformar su pequeña casa de dos plantas en un set de filmación para tres

Todo desde casa

Cleo (Moguillansky) es una nena de 9 años que cuenta una serie de apreciaciones y proyectos secretos y “autogestionados” desde su casa, durante la cuarentena, a espaldas de sus papás. Su padre, Alejo (Moguillansky), es cineasta y le toca arreglárselas para dirigir una película por videollamada. Su madre, Luciana (Acuña), es una coreógrafa, tallerista y docente particular y universitaria. Ella pretende subsistir dictando clases y ensayos virtuales que se van desintegrando con el pasar de los días de aislamiento. Y mientras todo eso sucede, Cleo recibe, asiste, participa, escucha clases virtuales y afronta su aburrimiento entre cuatro paredes (y dos techos) pero además se autoproclama pseudo recepcionista: atiende la puerta y el teléfono. La principal testigo (fiel, paciente y cariñosa) de las situaciones irrisorias que surgen en la extrema intimidad y cercanía convivencial es Juana, el “animal de aspecto galgoide” de los Moguillansky – Acuña que se vuelve una compañera de aventuras para Cleo.

Una mañana llaman a la puerta y la nena atiende a un motomandado, un delivery. Otro día el mismo regresa. Y otro día más porque ya se estableció una relación con una excusa mercantilista entre ambos. Pese a lo que se podría pensar, allí no hay vileza, sólo negocios. Una relación curiosa por la que ella aprenderá (sin sospecharlo) de un modo distinto y más visceral que en el tedio de sus clases virtuales pero también le brindará uno o dos momentos semanales para cambiar de aire, abordar lo lúdico desde otra arista y concretar sus sueños. Incluso atravesando las crisis del hogar (micro y macroeconómicas, laborales y existenciales) Cleo aprende algo de Moto (Lisandro Rodríguez) y Moto aprende algo de Cleo, día a día, a espaldas de los padres hasta que los secretos salen a la luz y la precaria organización (familiar y clandestina) colapsa para mutar. Todo esto es atravesado y sucede en una atmósfera intrínsecamente marcada por la perspectiva y obra de S. Beckett en Esperando A Godot.

Cómo lo cuentan   

El Pampero Cine respalda este largometraje pretendiendo contar la Patria cinematográfica de personajes con psicologías estalladas, con caídas y agonías de cuerpos, con besos como formas de la luz o del paisaje, con hundimientos de todas las formas posibles del yo”, según relata en su web. La Edad Media aborda la creación artística, la infancia, el mercado, tanto “en la fragilidad de su aplomo documental y en la contundencia de su engaño, de su invención y proyección hacia la forma más cabal de la ficción”. Con un particular cuidado en la composición fotográfica y su banda sonora la peli reconoce sus bases en la investigación documental de la vida en cuarentena, pero no pretende contar una verdad sino producir preguntas y jugar en la nueva realidad. El relato ficcionado con tintes poéticos y literarios fuertemente marcados por el absurdo (mismo matiz con que se puede identificar a la cuarentena por pandemia en estas latitudes del siglo veintiuno), conlleva un equipo de rodaje muy escueto compuesto principalmente por la familia porteña de tres, con participaciones presenciales en locación de dos actores más que atraviesan toda la trama o le significan más concretamente un idílico punto de quiebre (Moto y el “agente sanitario” con aires espaciales). Todas las peripecias para sobrevivir al virus, al encierro y al hambre están transversalizadas por la experiencia que Cleo tiene del tiempo y la posibilidad de concretar sueños como la chance de “ver la luna de cerca” o comprar el telescopio (inflación continua mediante) que le permita hacerlo. 

El dilema

En tiempos en que sus padres se dan contra el muro de la imposibilidad de hacer lo que hacían, aferrarse a los mismos métodos no parece solución viable y se preguntan “si en gran parte nosotros somos lo que hacemos y ya no lo hacemos, entonces: ¿quiénes somos? o ¿a qué esperamos?”. Beckett se vuelve un interpelador de los tres personajes en niveles muy íntimos (más y menos explícitos) al punto que Cleo y Moto terminan interpretando verbalmente los personajes de Vladimir y Estragón en escenas de Esperando a Godot como parte de sus encuentros semanales, en la puerta de la casa. Y el mismo cierre, para cada integrante de la familia, es un acto de arrojo y despojo, de abrazar aquello que no se puede controlar pero les acontece inevitablemente en la danza de las esperas absurdas.  

FICHA TÉCNICA

Título: La Edad Media

Género: comedia absurda, drama, histórico

Dirección: Alejo Moguillansky – Luciana Acuña

Año: 2022

País: Argentina

Duración: 90 minutos.

Clasificación: SAM 18

Plataforma: FilmIn y aledaños

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