Dejar impresos sobre la piel –el órgano más extenso del cuerpo humano- imágenes y texto es un hábito ancestral que desde tiempos ancestrales son parte de algunas culturas. En Oceanía esta técnica está ligada a perspectivas cosmológicas, con intrincados diseños y coloridos motivos. En Occidente el tatuaje desde una perspectiva artística se extendió en los últimos 40 años entre jóvenes y adolescentes y luego se impuso en todas las edades. Escribir sobre el cuerpo es inscribir con un signo visible aquello que una persona quiere grabarse mientras perdure su existencia, una marca que la acompañe durante su vida. Recientemente la Casa de la Cultura recibió a más de 50 tatuadores provenientes de diversas provincias del país que se unieron para compartir su arte y respaldar una causa benéfica: el apoyo a merenderos y comedores de la ciudad. Fue en el marco de Paraná Expo Tattoo.