Ricardo “Jaimo” Jaimovich es dibujante, humorista gráfico, ilustrador, docente y arquitecto. En su adolescencia, sus creaciones se publicaron en EL DIARIO, donde dio rienda suelta a sus trazos. Su capacidad de crear, de reflexionar sobre la actualidad y de volcar en un plano sus ideas lo han llevado a exponer por el país, y a ser reconocido por su corto de animación “Hotel Victoria” en el último FICER.
Ricardo Jaimovich es de Paraná. En sus primeros años de vida el dibujo fue su único modo de comunicación para expresarse con sus padres y sus dos hermanos mayores. Luego comenzó a hablar pero el dibujo siguió ocupando la mayor parte de su tiempo. Dibujaba mientras miraba televisión, “por eso creo que dibujo rápido”, dijo “Jaimo” a BIEN!
Desde hace muchos años está a cargo de talleres para niños a los que trata de entusiasmar para que puedan pensar y crear, encontrando su propio estilo. “Nos dedicamos a un plano para volcar nuestras ideas, debemos pensar y sintetizar gráficamente”, consideró en el diálogo en el hall del Círculo Médico de Paraná, donde estaba expuesta su muestra “Jaimundis: Terraplanismo estético contemporáneo o algo así…”, que recorría gran parte de su trayectoria desde su infancia.
—¿Qué recordás de tu niñez?
—Yo dibujaba todo el día pero no hablaba los primeros dos años, me llevaron al psicólogo pero no le dio importancia. Después a partir de los 8 años, mi dibujo siempre tenía que ver con personajes congelados porque estaba mirando televisión. Y mientras los dibujos iban a velocidad, yo tenía que dibujar y por eso creo que dibujo rápido. Me fascina esto de la animación por esta cuestión de darle vida a algo que es abstracto o representa algo que no es real, pero vive en el personaje.
—¿Qué te permitía el dibujo?
—El dibujo fue como ese país que va convulsionando, que repite las mismas recetas, con una sociedad un poco conflictiva, pero a la vez disparatada y más que diversa. Entonces, tener confianza en eso por más paranoia, nerviosismo, donde todos somos diferentes con distintas características económicas o traumáticas, el humor es lo que no nos van a sacar nunca. Te pueden quitar tu casa, te podés separar, divorciar, pero la risa no te la pueden sacar. En la obra de un artista se ve todo ese camino, existe esta cuestión del terraplanismo, nos dedicamos a un plano para volcar nuestras ideas, pensar y sintetizarlo gráficamente.
A los 12 años comenzó a relacionarse con colegas. “Nos contactamos con Raúl Viso, de Santa Fe, un genio de la historieta, y un montón de gente increíble, que hacían el mundo espectacular. Lo conocí también a Hugo Seri y a Gito Petersen, dos grandes. Íbamos a exposiciones, vi muchos dibujos originales, cosa que ahora no se ve tanto”.
En la prensa gráfica
—¿Cuándo comenzaste a dibujar para EL DIARIO?
—Estaba terminando la primaria cuando arranqué y Guillermo Alfieri era nuestro director. Estaban Nicolás Mayor, Maxi Sanguinetti, Ramiro Muñoz, Horacio Gómez y publicábamos los jueves en la página cultural de EL DIARIO. Eso fue en el 82, la última época del proceso militar, la guerra de Malvinas, y vivimos el advenimiento de la democracia donde la revista Humor era un gran referente.
Después, trabajé en Análisis, en Hora Cero y Nueva Hora, todos medios locales donde se trabajaba el día a día. Trabajé mucho con Gerardo Cosenza, también. Nosotros dibujábamos a partir de una noticia del día, empezábamos a los 7 u 8 de la mañana para poder entregar. Yo hacía humor político, a veces molesté bastante, y estoy en la lista negra de varios, -dijo entre risas.
No hay un tema que me inspire, pero últimamente estoy dibujando y tengo un diario sobre mí mismo, de las cosas por las que paso
—Humor y política, ¿cómo era dibujar en esa época?
—Creo que la incorrección del humor es fundamental en contraposición al poder, eso es lo principal. El humor y la historieta siempre están en un border. No está aparte del sistema, necesitás como el arte mismo para poder saber dónde estás ubicado, por eso es tan peligroso. Podés entrar para comunicarte con la gente y salir para poder entender el mundo de otra manera.
—¿Qué te inspira?
—No hay un tema que me inspire, pero últimamente estoy dibujando y tengo un diario sobre mí mismo, de las cosas por las que paso. Hace poco enganché a una chica que es poeta y trabaja todo lo que es fanzine, revistitas más artesanales en el taller de Chana, con Tavo Bolzán, colega y gran compañero.
Siempre me inspira la familia, pero también me inspiró mucho el trabajo en los bares, donde veo gente, poses, actitudes, que están tratando de sobrellevar algo que se llama su vida o la vida de los demás y se les nota en la cara.
Docencia
“Empiezo con la educación no formal a finales de los 90, principios del 2000. El 2001 lo pasé en la Escuela Hogar, en el barrio La Palangana, donde vi gente que tenía y afanaba, y gente que no tenía y lloraba. Se laburó ese espacio con talleres, con colegas de los que aprendí muchísimo. También estuve en el barrio Las Rosas, donde me contrataban para hacer talleres, para hacer humor con la docencia. Me interesó mucho eso, la cuestión de transmitir algo de manera más divertida.
Después, en un momento de mi vida, decidí hacer el taller en mi casa en calle Chacabuco. Me ayudó mucha gente y estuvimos desde el 2010 hasta el inicio de la pandemia.
Actualmente, “Jaimo” continúa con sus talleres de arte para niñas y niños. “Creo que como docentes estamos obligados a escuchar sus historias, en un momento donde nadie se escucha. Mi viejo siempre decía: ‘antes de hablar hay que escuchar, sino no vas a saber qué decir’. Y me parece que esto es un trabajo, acompañar desde la docencia. Los talleres sirven para que los chicos se activen desde el humor, que sea su forma de expresarse”, consideró.
Animación
En el quinto Festival de Cine Internacional de Entre Ríos (FICER) que se desarrolló en Paraná, Cine.ar otorgó un premio especial para la sección Cortometrajes Entrerrianos a “Hotel Gran Victoria”, de Ricardo Jaimovich.
—¿Cómo comienza tu trabajo de animación?
—Me di cuenta que también quería hacer animación. Me gusta mucho y me puse a trabajar desde el dibujo. Hoy me está como picando el bicho del cine y el trabajo en equipo.
“Hotel Gran Victoria habla sobre diversidad. Fue un trabajo contundente de cuatro o cinco meses, que se empezó antes. Ahora se va a poder ver en esa plataforma, y estoy muy contento”, admitió “Jaimo”.
Espacios para crear
“Estamos en un sistema donde no creamos. Nosotros, en la familia debemos hacer que los chicos tengan un lugar para crear lo que sea, música, una coreo, un dibujo. Hay que empezar a sacar la pantalla, que haya un espacio para la actividad”, sugirió “Jaimo”.
La familia
“Mi familia siempre me apoyó. Mi madre era profesora de química; mi padre, contador; y mis hermanos, médicos. Me querían hacer bioquímico, pero no, yo estaba con el plano, el plano era todo. Pude estudiar, gracias a ellos. El dibujo me ayudó a crear mi mundo. Yo estaba en mi mundo y me estimulaban mucho. El arte puede ser un disparador, una terapia. Me acuerdo que mi padre me llevaba los sábados por la mañana a concursos de arte que se hacían en las plazas”, recordó el artista.
“Jaimundis…”
En el hall del Círculo Médico de Paraná estuvo expuesta la muestra “Jaimundis: Terraplanismo estético contemporáneo o algo así…”, de “Jaimo”.
“Esta muestra tenía que ver con una frase que había dicho una vez, que mi país era una hoja. Entonces, yo empiezo a dibujar y digo que soy un terraplanista porque pienso un plan y desde el plano empiezo a dibujar. Aquí hay cosas que nunca me animé a mostrar, cosas antiguas y cosas nuevas. Me invitaron a participar, a trabajar acá y a mostrar esto que es mi pasión. Hicimos la muestra con la curaduría de Gabriel Terenzio, la iluminación de Sergio Fabri, Joaquín Carrizo y demás gente que nos ayudó, que son artistas”. Agregó que “la devolución que hicieron los colegas con la obra fue re interesante porque hablaban de mostrar algo que quizás en algún momento nosotros lo autocensuramos. Muchas veces uno no considera a su trabajo como una obra, y hay todo un proceso que es muy importante mostrar”, señaló el artista.
“A mí me gusta cuando a alguien le va bien, me parece que esto tiene que ser como normal. Tenemos que aprender un poco de los chinos, de la cuestión de la competencia colaborativa”, destacó Jaimovich. Luego dijo que “Paraná necesita más emulsión de cosas, y va a haber competencia siempre, pero debemos generar más estructura. Yo aprendí en la universidad mucho, y estuve en una época donde me dieron la posibilidad, sabiendo que dibujaba, me dieron ese espacio para poder ser arquitecto. Concursé y creo que hago cosas interesantes, y como colega aprendí mucho de ese respeto a la otra persona que hace una obra”.
Breve Bio
Ricardo Jaimovich nació en Paraná, el 1 de marzo de 1969. Es hijo de Sara Roitbarg y de Isaac Jaimovich, ambos fallecidos. Es el tercero de tres hermanos, Eduardo (fallecido) y Sara. Está casado con Leticia Menón, mamá de Valentín Metz, y son los papás de Hanna.
Cursó la escuela primaria en la República de Entre Ríos y la secundaria en la Normal. Estudió Arquitectura en Santa Fe, en la Universidad Nacional del Litoral. Obtuvo como estudiante universitario y profesional diferentes premios en concursos. Ha participado de encuentros y exposiciones de arte, siendo reconocido por su labor.
Participó en la creación de libros educativos/culturales y de salud. En animación viene de ser reconocido por su último corto “Hotel Gran Victoria”. Coordina talleres de humor gráfico y animación.
Utopía: “Tengo como ciertas utopías, como por ejemplo, que algún día exista una colegiación de humoristas, de dibujantes, que sean respetados”.