Desde hace hace 22 años, los tambores convocan con su llamada al Contrafestejo, un encuentro en torno a un momento de reflexión sobre el pasado y el presente, en el marco de una jornada que propone recuperar una memoria por siglos silenciada. Al son de los parches tensos, que vibran rítmicamente con su son, el espacio público deviene un ámbito para reivindicar colectivamente, y en tono celebratorio, los derechos de culturas sojuzgadas que han aportado y aportan a la construcción de la identidad común. Y a la vez poder manifestarse culturalmente en defensa de los derechos conquistados y de la diversidad de los pueblos ancestralmente que habitan el continente.