La producción de vino fue una de las actividades que caracterizó el panorama productivo de Paraná y alrededores a fines del siglo XIX y comienzos del XX, en un momento de pujanza y franco desarrollo del sector productivo e industrial en la zona.
Griselda De Paoli
Especial para EL DIARIO
Iniciado el siglo XX, adelantos como el agua corriente, el adoquinado, la luz eléctrica y el nuevo puerto traen nuevos aires a la ciudad de Paraná. Aires que introducen una renovación edilicia acompañada por la generación de normas de ordenamiento y a poco de andar, (1906) el puerto ya tiene su balizamiento luminoso facilitando el ingreso, aún de noche, que sumado al dragado permitirá la llegada de buques de gran calado, el primero de ellos el Alpha, en 1908.
Entre Ríos comienza a atravesar un período de evolución industrial, acrecentando el progreso. La ganadería por un lado se transformaba y la agricultura va conquistando extensiones de tierras y multiplicando sus cultivos, mientras los ferrocarriles multiplican sus vías, y las industrias mecánicas comienzan a sumarse a la calera, a la yesera, a las jabonerías. Enriquecen la actividad fábricas de muebles, talleres mecánicos y de fundición, de carros, de fósforos, de mosaicos, de cerámica y cerca de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo se difunde la plantación del viñedos que encontraría importante desarrollo, particularmente en la región ribereña del río Uruguay, pero también en otros lugares de la provincia, con señales productivas halagüeñas y con buenas uvas incluso en Paraná, tal como se expresa en el libro “La vitivinicultura en 1910” del Centro Vitivinícola Nacional, agregando que como provincia vitivinícola, Entre Ríos ocupaba el sexto puesto después de Mendoza.
El artículo de la publicación citada, realiza señalamientos técnicos para potenciar resultados en la provincia; también recomendaciones para las prácticas en las bodegas, marcando el porvenir con esta producción como complemento de la agricultura y la ganadería.
Pero superando las ganas de quedarnos alrededor de este abordaje provincial, hoy de gran actualidad, como de costumbre ponemos el acento en nuestra ciudad y apelando a la referencia ineludible de Ofelia Sors, consideramos los antecedentes de esta industria en ella sorprendiéndonos por el desarrollo alcanzado en otros tiempos y no citados por la publicación de 1910.
PRIMERAS REFERENCIAS
El primer dato que nos trae Sors es de 1869 y dice “ En los aledaños de la ciudad formado por chacras y quintas existen mil cuadras cuadradas de cultivo entre ellos … 200 cepas de pie de parra con las que se fabrica riquísimo vino que se expende a cuatro pesos bolivianos el frasco …,” , para llevarnos luego a las dos últimas décadas del siglo XIX y ponernos al tanto de que un censo levantado por el comisario del municipio en 1883, registra 13.051 cepas de viñedos en los alrededores de Paraná.
“Entre las fábricas de vinos, se contaban con las siguientes: el establecimiento vitivinícola del señor Juan Ferrando, ubicado en los suburbios de la ciudad, y La Equitativa, de don José Carbonell, en calle Ecuador, antiguo depósito de don Angel Nesa. En esta fábrica, además de la elaboración de vinos de uva pasa y uva pura, se producía sidra, los que, según el gusto del consumidor, se repartían a domicilio en damajuanas o cascos. Y es preciso destacar sus vinos, seco de mesa, abocado, carlón, priorato blanco y seco, como al mismo tiempo, el francés dulce de uva moscatel y garnacha, todos ellos competían con éxito en el comercio de entonces.
También estaba la fábrica de Oller y Demolín que elaboraba vinos tipo carabanchel y cuyos productos fueron premiados en la Exposición Industrial … El vino de “uva del Paraná”, expresamente elaborado para mesa, se vendía a 0,60 cts. el frasco”, (medida usada antiguamente y que equivalía a 2 litros 225)”, consigna Ofelia Sors en su trabajo.
CIUDAD PUJANTE
Más allá de mencionar discretamente que hasta en Paraná había vides y se producía vino, la magnífica publicación del Centro Vitivinícola Nacional (1910) no referencia ninguno de estos datos, pero se detiene especialmente en la descripción de nuestra ciudad en el contexto del Centenario.
“La capital de Entre Ríos, ocupa uno de los sitios más encantadores y poéticos, sobre la margen izquierda del Río Paraná, cerca de Santa Fe, que la forma digno “pendant” en la orilla opuesta y algo más hacia el Sud.
“Como ciudad histórica, ofrece el Paraná el atractivo irresistible de haber desempeñado un papel eficientísimo, cuando la organización nacional”, continúa la publicación.
Y agrega que Paraná “mantuvo durante un tiempo, su rango como Capital de la Confederación Argentina.” El texto continúa: “Declarada más tarde capital de la provincia, ha sido en todo momento el mejor exponente de su cultura y el centro donde han gravitado las influencias más salientes, en la política, en el foro, en la prensa y en la literatura”.
En la descripción de la ciudad que se hace en la publicación, se sostiene que “el aspecto general es hermoso. Está asentada sobre un terreno ondulado, que describe ligeras curvas, rematando sobre las barrancas que dan al río, que constituyen un balcón que se prolonga en una larga extensión, permitiendo gozar del cuadro que ofrece el imponente río; las barrancas más bajas de la orilla opuesta, las arboledas a flor de agua en algunas partes, las pequeñas islas desbordantes de vegetación, formadas por los aluviones”.
También se menciona que “la población del Paraná asciende a más de 30.000 habitantes. Es un pueblo tranquilo y el tráfico es reducido”.
DESARROLLO URBANO
Al considerar el perfil edilicio de la ciudad, se apunta que “la estética urbana, está desarrollada en extremo. La mejor parte del radio urbano, cuenta con calles adoquinadas y empedradas. Las plazas son varias, con parques y jardines muy bien cuidados. Llama la atención el Paseo General Urquiza, sobre las barrancas del río, con jardines y árboles de adorno. En este sitio se está levantando el gran monumento al General Justo José de Urquiza, que será uno de los más valiosos de América”.
Entre los edificios públicos “descolla el Palacio de Gobierno, de severo estilo arquitectónico, ocupando toda una manzana; el teatro 3 de Febrero es también hermoso, el Palacio Municipal, la Biblioteca Popular, la Escuela Normal”.
Asimismo, se indica que “el alumbrado es eléctrico y existe un servicio completo de aguas corrientes”.
A la vez se destaca que en la ciudad “se está dando impulso al hermoso puerto, al que podrán entrar buques de ultramar, una vez que esté totalmente terminado”.
“El Gobierno Nacional ha invertido ingentes sumas en esta obra, que presta ya servicios importantes y los prestará aún más cuando converjan al Paraná otras líneas de ferrocarril, que lo unan con los centros productores de cereales, que son numerosos, tanto al Norte como al centro de la provincia. La red ferrocarrilera de la provincia, asciende a cerca de 2.000 kilómetros, estando constituida por la empresa de los ferrocarriles de Entre Ríos y el Nordeste”, completa el artículo publicado en el Centro Vitivinícola Nacional.
Estilos
“Entre las fábricas de vinos, a fines del siglo XIX, se contaban con las siguientes: el establecimiento vitivinícola del señor Juan Ferrando, ubicado en los suburbios de la ciudad, y La Equitativa, de don José Carbonell, en calle Ecuador, antiguo depósito de don Angel Nesa. En esta fábrica, además de la elaboración de vinos de uva pasa y uva pura, se producía sidra, los que, según el gusto del consumidor, se repartían a domicilio en damajuanas o cascos. Y es preciso destacar sus vinos, seco de mesa, abocado, carlón, priorato blanco y seco, como al mismo tiempo, el francés dulce de uva moscatel y garnacha, todos ellos competían con éxito en el comercio de entonces”.