Por fuera de las discusiones que habilita el par de categorías descubrimiento/conquista,
aunque sin soslayarlas, la propuesta del contrafestejo se destaca por su colorido y sonoridad. La puesta en círculo de los tambores es visualmente rica; el fuego central es poderosamente atractivo y el repiqueteo rítmico, sencillamente contagiosa. La convocatoria tuvo lugar en la recuperada Plaza Alvear.