1877
Quitan los grillos a López Jordán y refuerzan su vigilancia.
Aprisionado después de su última derrota, la detención del general López Jordán, en Paraná, en una habitación del Colegio del Huerto que da a la calle lindando con la Catedral, constituyó constante preocupación para las autoridades. Ahí se le tuvo engrillado desde fines de diciembre del año anterior hasta que el juez ordenó que se le quitaran los grillos. Respondiendo a la orden, el jefe de policía de la ciudad, coronel Antelo, informó al magistrado judicial que como la fuerza pública que disponía no era suficiente para cuidarlo sin grillos, “pues cuenta en ésta con parciales” (…) lo “más eficaz para cumplir lo ordenado por S. S. es la de movilizar alguna fuerza” y como no tenía facultad para esto la pedía al gobierno de la Provincia. Agregó que el fiscal nombrado por el presidente de la República, para entender en la causa, había protestado contra la orden, pidiéndole suspendiera su cumplimiento.
El día 24, el coronel Antelo dirigió otro oficio al juez, manifestándole que sin tener tiempo de cumplir su orden, le reiteraba lo manifestado y “al mismo tiempo que doy cumplimiento a las dos órdenes de U. S. debo hacer presente que yo estaba encargado por el Sr. Gral. Ayala, de la custodia de Jordán, y como en las condiciones que hoy se encuentra el procesado, por disposición de U. S., no sería imposible una evasión, peligrando la tranquilidad de esta ciudad, al mismo tiempo que la fortuna y hasta la vida de los habitantes de esta Provincia” y estando a cargo de la vigilancia de otro procesado, puso a López Jordán “bajo la custodia del mayor Burzaco, pues no quiero continuar por más tiempo con tal responsabilidad”.
Todas estas prevenciones no eran injustificadas. Era tan grande el prestigio popular del caudillo que no alcanzó a resentirse ni a extinguirse con tres fracasadas revoluciones, siendo muy fundados los temores de que el propio vecindario de Paraná lo pusiera en libertad. Tales preocupaciones desaparecieron con su traslado a Rosario de donde, en definitiva, se evadió con la colaboración de su esposa.
1927
Muere el conscripto Anacleto Bernardi.
El 26 de octubre de 1927 se hundió el trasatlántico italiano “Principessa Mafalda”, en las proximidades del Puerto de Bahía (Brasil), por haber chocado con unas rocas. El barco provenía de los puertos de Barcelona y Genova, trayendo más de mil pasajeros.
El conscripto de la fragata argentina “Sarmiento”, Anacleto Bernardi, que se encontraba entre los pasajeros, salvó a numerosos náufragos hasta el momento en que murió al ser arrebatado y devorado por un tiburón de gran tamaño. Bernardi era entrerriano, nativo de San Gustavo, departamento La Paz y su hazaña heroica impresionó al espíritu público, realizándose en su memoria diversos homenajes. Dos años más tarde, en 1929, se hizo entrega a su familia, de modesta condición económica, de una casa ubicada en La Paz, de parte del diario “La Razón” de Buenos Aires, que fue adquirida con el producido de una colecta pública nacional organizada por dicha publicación. Más tarde se dio el nombre de Conscripto Bernardi a una de las estaciones de los ferrocarriles del Estado en nuestra provincia.
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