El compositor se presentará el próximo 3 de noviembre en el centro cultural La Hendija. El recital de este paranaense radicado en Buenos Aires es su primer espectáculo solista basado en sus composiciones. “Será un reencuentro con un recorrido por canciones, algunas conocidas, otras más recientes en las que reflejo recuerdos, paisajes y vivencias”, anticipó el músico a EL DIARIO.
Paraná es la ciudad que lo vio crecer y que siempre está presente en las letras de sus canciones. Para Osvaldo Aguilar, regresar al lugar en el que transcurrió su infancia y adolescencia es siempre especial. Por eso, el guitarrista y compositor -integrante de Magma- espera con expectativa el recital que brindará como solista el próximo viernes 3 de noviembre a las 21.30. Será, espera, “un encuentro con amigas y amigos”, en el Centro Cultural La Hendija. Una reunión que, anhela “tenga también ese halo que se produce en momentos especiales, cuando lo producido se comparte entre gente querida, con los afectos, y personas amigas y conocidas”.
Mientras ajusta los últimos detalles de lo que será una presentación “muy esperada”, el artista brindó una entrevista a EL DIARIO. En ella recorrió las claves de su trabajo, sus búsquedas, su presente, sus proyectos. Y también recordó sus inicios.
Para Osvaldo, reencontrarte con la gente de la ciudad en La Hendija es una fuente de emociones. “Si bien he venido muchas veces con Magma, nunca encaré un recital solo, con repertorio propio”.
Y al pensar en Paraná asume que en esta ciudad “está mi historia, mi niñez, adolescencia, y primera juventud. Y claro, también una enorme cantidad de primos queridos y de amigos que siempre están ahí en lo que uno es porque somos con el o la otro/a”.
En este punto aflora una estrofa de Caminar, una de las composiciones que Aguilar compartirá durante la entrevista con EL DIARIO. “Ahí están, secretos y lo que no quise ser / historias que nunca voy a olvidar. / Abrazos que dieron alas y no ser anhelo de otro cantar..”.
ELECCIONES
-¿De qué modo te iniciaste en la música?
-Desde muy chico me forjé en una formación autodidacta. Empecé por la percusión. Mi familia y vecinos agradecidos (Risas). Y luego seguí con la guitarra que si bien comenzó pretendiendo ser clásica -con la señorita Tebus, un recuerdo de esa época- era evidente que tenía otro destino. Indudablemente. A mi me gustaba el folklore, es decir a mi padre le gustaba. Hasta que aparecieron los Beatles y comenzó el autoaprendizaje con sus canciones. Por lo tanto pude jugar y liberarme de ciertos prejuicios musicales.
Luego vinieron unos años en el Instituto de Música de Santa Fé, al cual agradezco el basamento teórico que no tenía. Y paralelamente me invita quien es un hermano -hoy integrante de Magma- a participar de un grupo que fue importante es su época, Canto Nuevo y creo que ahí estaba la conjunción de lo folclórico y el nuevo cancionero que se venía gestando.
-¿En qué momento sentiste que tu vida iba a estar dedicada por completo a la música?
– Fue un camino que se abrió de a poco. Tengo recuerdos de mi infancia, como a los cuatro años, con el bombo. Después, en la adolescencia, en el secundario, éramos los músicos de la Escuela Nacional de Comercio los que compartíamos encuentros en Madrediablo – proyecto antecesor de Magma- donde estaban Aberto Felici, Daniel Rochi, Ernesto Tata Mokert. Era una época, los primeros años de los 70, donde había mucha música dando vuelta y había generosidad entre los pibes. Y donde mucho se estaba gestando en la música argentina. Por un lado estaba lo que se escuchaba en aquel momento en las radios y en televisión. Pero The Beatles, Lito Nebbia, fueron importantes, algo que venía del rock. Y fue algo clave que a los 16 años me convocara Oscar Edelstein a integrar una ópera rock, el Maneras Óperum, lo cual me abrió a otro mundo diferente, importantísimo que reunía músicos clásicos, folclórico -Alfredo Ibarrola- y de rock por supuesto.
-¿Qué tuviste que resignar por esta decisión de partir a Buenos Aires por dedicarte a la música y qué considerás que ganaste?
-La verdad es que diría que ha sido pura ganancia. Hubiese resignado si me hubiese dejado influenciar por alguna carrera “más segura”. Tanto que en aquella época (plena dictadura) partí en busca de vivir de lo que había elegido. Si bien dirigía un grupo vocal, Cántaro, y algunos otros proyectos, la verdad es que en Paraná era imposible subsistir económicamente de la música y menos viniendo de una familia trabajadora y con bastantes necesidades en ese sentido.
CAMINOS
-¿Por qué caminos transita actualmente tu búsqueda musical en la composición?
-No se si tengo caminos conceptuales, porque desde que llegué a Buenos Aires, hace ya más de treinta años, entré en el mundo de la improvisación de la mano de la Expresión Corporal y de su creadora que fue Patricia Stokoe. Ahí conocí la mejor partitura que podía haber visto que era y es cuerpos en movimiento y ahí no hay prejuicio musical si no dejarse llevar por la danza y por lo que se genera.
Hoy mis canciones, en general, están basadas rítmicamente en raíces folclóricas y mucho del Litoral, con total libertad en lo formal. ¿Hacia dónde voy? No lo sé.
-¿Qué temáticas recorres en las canciones que vas a presentar al público paranaense?
-Las canciones que escribo siempre abordan lo humanístico. Por lo tanto los textos y melodìas siempre atraviesan lo sensible, lo que está en el inconsciente colectivo, lo que en general nos pasa a los seres humanos en algún momento de la vida. “Nada se parece / nada es tan distinto / no alcanza la palabra a lo que se siente / nada cambia todo / todo es diferente / en un punto en la vida estalla el alma”, dice una estrofa de las canciones que he compuesto.
En ese sentido, me parece que siempre tratan de abrir la puerta; no de dar definiciones. Muy pocas veces hay una definición; si no que se trata de pasar lo que un refleja en un texto por el tamiz de sensaciones-pensamientos-reflexiones, que muchas veces son motivadas por situaciones donde se cruza la emoción; a veces bella, a veces tristes, otras dolorosas. Aparecen entonces encuentros, amores, despedidas, desilusiones, logros, fracasos, entre otros temas.
Y por supuesto, está nuestro paisaje, nuestro río con su cauce por el que me fui pero no me fui, porque siempre vuelvo y me conmuevo cuando estoy en ese imponente parque-verde-flor-barranca.
Me vienen a la mente los versos de otro tema: “Porque me siento entre ríos / de venas donde mi sangre / se transforma en caudal, de mi Paraná” dice una canción que escribí al tiempito de estar en Buenos Aires”. Y te pregunto: ¿Quién no compone una canción nostalgiosa cuando se va del pago?” (Risas).
PROYECTOS
-¿En qué proyectos trabajas o esperas desarrollar en el mediano plazo?
-Salir a transitar el camino solista es en principio el proyecto con el que quiero andar. Por otro lado, tengo la suerte de ser convocado para musicalizar obras de teatro, coreografías y documentales lo que está íntimamente ligado a la imagen, lo climático, el juego sin prejuicios lo que implica mucha apertura más allá de los gustos personales.
-¿Qué disciplinas artísticas despiertan tu interés?
-En este momento estoy muy atravesado por lo que refiere a la danza, ya que actualmente integro una cátedra de Danza comunitaria en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). También la poesía, por supuesto. Y la pintura; cada tanto me hago un tiempo para visitar el Museo Nacional de Bellas Artes. O centros culturales. Escucho bastante música brasileña. Y más allá de los clásicos enormes que descollan en la música de Brasil, también escucho bastante Djavan. Trato de no encasillarme… ¡Salvo con el reguetón! (Risas).
Hito
-¿Qué importancia tiene el grupo Magma en tu vida?
-Magma entró en mi vida cuando hacía tiempo que yo estaba en Buenos Aires. Había tenido la suerte de compartir y de ser músico de diferentes artistas, de andar por casi todos los escenarios del país; dirigir grupos y coros. Pero integrar el grupo Magma fue un desafío como intérprete y compositor porque se encaraban las cosas de otra manera. Allí estaban, y están, todos los condimentos con los cuales había cocinado mi historia musical. Además era la oportunidad de integrar un proyecto con gente muy querida nacidos en el mismo pueblo. Todo esto se sumó entonces al firme propósito de encarar la tarea de forma profesional; lo que implicaba salir a las rutas y al encuentro con otro público. Cuando me invitan a integrarme, el grupo venía de generar un movimiento muy impresionante que era la Alternativa Musical Argentina en Paraná y en muchas ciudades del país. Una etapa que más allá de sus vaivenes, ha sido y sigue siendo de lo más importante que me pasó en la vida a nivel humano y musical. Fue tan importante que todavía continúo ligado al grupo.
Entre amigos
-¿Habrá algún invitado/amigo/colega con el que esperás compartir el recital del viernes?
-Bueno, seguramente. Quizá a alguno tenga que convencerlo. De todos modos dentro del repertorio están incluidas personas muy queridas por mí, porque transitan conmigo en la vida más allá de la canción. Por ejemplo el enorme poeta Juan Manuel Alfaro, con quien hemos compuesto allá en nuestra primeras juventudes, trayendo a quien fue mi maestro Walter Heinze. También hay obras compartidas con Alberto Felici y Alfredo Ibarrola. Lo que no quiere decir que hagan su presencia el día del recital. Pero, si te aseguro que estarán de manera compositiva.