La última estrella, el nuevo libro del reconocido poeta y escritor, se presentará este miércoles 15 de noviembre a las 20 en la Sala Kuttel de La Vieja Usina (Gregoria Matorras de San Martín 861). La actividad, con acceso libre y gratuito, será acompañada por los guitarristas Hugo y Celestino Mena.
Roberto Romani ha conquistado por trabajo y talento un sitial en la escena literaria y cultural de Entre Ríos. Es reconocido como periodista, poeta, narrador, cantante, compositor, escritor. Pero más allá de estas facetas, que le corresponden con justicia, es, fundamentalmente, un hombre enamorado profundamente de la provincia, su historia, sus paisajes, y la gente que la habita y que la ha construído.
Como resultado de esa pasión ha entregado a sus ´hermanos de patria y cielo´ -como tituló uno de sus libros- piezas memorables en múltiples producciones. Desde 1980, ha publicado 25 libros, 13 grabaciones con música y poesía de la región y dos documentales con rescates históricos y vivencias del litoral.
Los diferentes formatos que han acompañado su trayectoria y el devenir del país y el mundo en las últimas décadas, lo han llevado del libro impreso al e-book; del long-play y el cassette al disco compacto; de las fotografías con texto y las diapositivas -pasando por el video en VHS y la televisión- al you tube y las redes; de la prensa escrita y la radio a Tik Tok. Roberto Alonso Romani ha sabido dejar su impronta en las más diversas formas de expresión para dar a conocer su mensaje.
En plena madurez ahora da a conocer La última estrella, su más reciente trabajo, en el cual regresa a los comienzos, es decir al libro impreso.
El volumen, publicado por la Editorial de Entre Ríos, reúne una serie de estampas literarias que marcan la continuidad de una línea de trabajo que ha cultivado con maestría y que plasmó ya hace unos años en Hermanos de patria y cielo.
Con este trabajo Romani se eslabona con brillo propio a una cadena de nombres que iluminan el panorama cultural de la provincia con sus creaciones, entre ellos Linares Cardozo y José María Díaz.
Tanto Linares como Díaz plasmaron en volúmenes como Júbilo de Esperanza el primero, y Patria de la miel el segundo, material para trabajar en las aulas, en los distintos niveles educativos. Textos para formar lectores y ciudadanos. A esa producción -injustamente relegada al olvido- se engarza ahora La última estrella.
VALIOSO TESTIMONIO
En este nuevo libro su autor deja constancia de una faceta que ha caracterizado su persona: escuchar y registrar en su memoria historias de vida, paisajes y acontecimientos.
Romani es un cultor avezado de la conversación. Y posee una memoria prodigiosa. Esos talentos se trasladan a las páginas que ha escrito para dar cuenta de que ha sido testigo de instantes trascendentes. Esos que considera valioso y que quiere entregar como legado a sus coprovincianos, a su prójimo, a las generaciones que están y a las que vendrán.
En las páginas el lector puede aproximarse -porque el autor así lo permite- a un nivel de intimidad más profundo que en anteriores trabajos.
Además del innegable registro autobiográfico -desde su infancia en Pehuajó Sud natal, hasta la adultez que transita- la serie de estampas breves que conforman el libro, marcan un camino. Un trayecto en el cual Romani abre asimismo una ventana y permite al lector atisbar sus afectos más cotidianos. Lo hace al hablar de la amistad y el amor en sus distintas dimensiones y en distintas etapas de la existencia: filial, fraternal, de padre; y el amor a la persona con la cual se decide compartir un proyecto de vida.
A la vez, con clara conciencia del cronista que quiere dejar testimonio de lo que vió, oyó, recorrió, conoció y ama, el escritor presenta sus vivencias en distintos puntos del país -que ha recorrido en plenitud- y sus encuentros con esas personas anónimas cuyas vidas son, por sí mismas, dignas de quedar inscriptas en la memoria común.
Uno de los momentos más emotivos y profundos del volumen refleja la mirada sobre lo social y el dolor que produce el sufrimiento, la miseria, y la tragedia diaria, humillante, deshumanizadora, en la que viven inmersos millones de compatriotas. Sectores que a 40 años de recuperación del sistema democrático exponen una cara lacerante de la realidad, de una deuda social que crece sin hallar visos de resolución.
De todos modos, coherente con la posición que Romani ha sostenido, La última estrella concluye con una vía a la esperanza y un regusto de cierta nostalgia.
ALFA Y OMEGA
En una entrevista con El Diario, a propósito de la presentación de su nuevo libro, Romani recordó – a 43 años de su publicación – las motivaciones que lo llevaron a dar a conocer Bajo el cielo de Entre Ríos, su primer libro, en 1980. “Hoy no lo editaría”, confía el poeta. “Creo que si me dieran a elegir comenzaría por el tercero”.
La publicación de aquel primer título “fue por una sugerencia del recordado Ángel Vicente Araoz, el ´negro´, que tenía Ediciones del Amanecer. Un tipo sensacional”.
“Cuando llegué a trabajar al diario Noticias, en Gualeguaychú, -continuó- mantuvimos una comunicación diaria. Él iba al diario. Además yo iba al programa radial que él hacía los domingos al mediodía por el LT41.Yo había leído algunos de mis poemas incipientes en esa emisión”.
Fue ese colega quien lo animó a publicar. “Me dijo: -Robertito, juntá los poemas que te los voy a editar en mi imprenta. Así que no fue siquiera una inquietud mía, fue del negro Araoz. Le debo a él la primera experiencia de tener un libro de mi autoría en las manos”, evocó.
De su infancia y adolescencia, Romani reconoce “no solamente la edición del primer libro en el año 1980, sino la cantidad de títulos que me sugirieron y pusieron en mis manos personas como El padre Paoli Lovera, las Hermanas Franciscanas de Gante, La señorita Zulma, mi maestra. De ese modo empecé a conocer el mundo, las primeras letras, la literatura universal, argentina, provincial, y después vino el otro compromiso de poder contar las cosas que iba viendo”.
En cuanto a La última estrella, el escritor asegura que es un trabajo que “me había quedado pendiente porque había cosas que no las podía decir en un escenario, que no las podía contar en la radio, ni compartir en rueda de amigos. Cosas que no tenían formato de poema. Entonces me dije: ésto tiene que ser un libro de breves relatos, con cosas que leí y fundamentalmente con cosas que escuché de la gente mayor, de gente sencilla, de gente que no está en ningunl libro, ni en el espacio público, ni siquiera en la memoria del pueblo. Pero que son hombres y mujeres cuyo valioso testimonio escuché en una pequeña localidad, en el medio del campo, y que me transmitieron esos relatos, esos hechos, con la frescura de alguien que no piensa ‘esto va a estar en un libro´, ni siquiera que se va a enterar nadie; sino que te lo cuenta como una anécdota cotidiana, como algo que a esa persona le hizo bien y que supone que a mí también me va a hacer bien”.
“Esa -confió a EL DIARIO- ha sido mi intención al escribir estas páginas. La idea que si me hizo bien conocer esas cosas, entender que tenía que entregarlas generosamente, -como lo hicieron mis mayores-, para que eso le sirva a alguien: en el medio de comunicación, en la escuela, o que sea una herramienta luminosa para amar, para querer y para poder defender en el futuro un poco más la tierra donde hemos nacido.”
