Tiempos complicados se suceden una y otra vez en las biografías, pero cabrá ver por las rendijas de la historia cómo se filtra una tenacidad de supervivencia transformadora. Le magasin des suicides (2012) es una comedia negra de animación que entona contradicciones y aciertos sobre la vida y su opuesto.
Victoria Elizalde | [email protected]
Con impronta musical el director francés Patrice Leconte incursiona en el cine de animación para contar una historia que pone en debate la tracción lucrativa, que se alimenta (sin vacilar) de la desgracia ajena y resalta las subestimadas irrupciones que redefinen el juego.
Eficacia irreversible
En una ciudad francesa, distópica y en crisis, cuya sociedad se caracteriza por transeúntes cuasi autómatas, la vida se ha vuelto carente de sentido y los ciudadanos sólo esperan hallar el mejor momento y modo de acabar su suplicio, casi siempre individualmente. Como si fuera poco, existe una prohibición gubernamental que inhibe de realizarlo en lugares públicos, (paradójicamente) con severos castigos ante el incumplimiento. En ese entramado los esposos Mishima y Lucrèce Tuvache sostienen un negocio familiar heredado que se presenta como el único atisbo de felicidad: proveer legítima, rápida y eficazmente herramientas y asesoría para quien quiere morir.
Los hijos, Marilyn y Vincent, son lúgubres habitantes y colaboradores de sus padres en la tienda y hasta ahí todo va según las expectativas de los Tuvache pero la llegada del tercer hijo empieza a hacer mella en las seguridades que han erigido. Lucrèce da a luz a Alan, un niño que resulta ser, en severo contraste y para desgracia de todos, un genuino optimista de raíz (tan distópico como la ciudad que habita). Mientras Alan crece e intentan amoldarlo al funesto panorama, crece también una curiosa contradicción en la familia y su entorno hasta llegar a puntos de tensión irreversibles en los que algo detona inevitablemente, el cambio o la tragedia.
una comedia negra de animación, que entona contradicciones y aciertos sobre la vida y su opuesto
La forma del relato
El largometraje es la primera película de animación del director Patrice Leconte (El Marido de la Peluquera, Hombre del Tren), cuya trayectoria cinematográfica inicia a fines de los 70, y quien ya antes había trabajado la comedia negra en su filmografía. Basada en la novela del mismo título, escrita por Jean Teulé en 2006, esta producción es animación para adultos con una estética atrapante de dibujos animados, caricaturas, con marcados contrastes entre la frialdad deprimente de la ciudad y la coloración que envuelve a la tienda, la cual hasta parece un mundo mágico por momentos. Hay que subrayar prontamente, que en cuanto a formas y guionado, no sólo se trata de animación sino también de musical. Gran parte de la narrativa sucede hilada entre canciones que los protagonistas entonan con marcado dramatismo y que permiten que las líneas de acción avancen. La primera parte de la película destaca por su tono y probablemente se instale una promesa que tal vez, no para todos los espectadores se cumpla. El desarrollo del personaje “felizmente” antagónico, incluso siendo un niño, presenta una perspectiva que podría tratarse con mayor profundidad con mejores resultados a los fines de la verosimilitud de los acontecimientos en la trama. En especial, por la fuerza conceptual y de tratamiento que presenta la mirada más “pesarosa” y ácida de la primera parte. En cuanto a las canciones, probablemente sea una opción muy valorada por el público de musicales de corte teatral. En este punto, también hay que ubicarse en el año y época de realización de este metraje. Por otro lado, los amantes de la comedia negra (y ante la inevitable comparación con Los Locos Adams) podrían quedarse con gusto a poco.
Deseos transmutados
La enmascarada felicidad para los Touvache es proveer la mejor muerte, entendiendo que lo que hace felices a los clientes es morir de una vez. Pero un momento de fisura dispara una pregunta recurrente en Mishima: ¿causamos su felicidad o ponemos fin a su resignación porque sienten que ya la perdieron? Mishima pronto entiende que él tampoco es feliz. El film toca variedad de temas vitales y cuestionamientos sobre los modos de vivir y atravesar el dolor y el desánimo. Sin desmentir ni menospreciar la crudeza de las prácticas y sistemas deshumanizantes, a su modo deja planteada la dicotomía entre solo adaptarse o abonar transformación, excluir o dialogar, resignarse o encontrarle la vuelta a través de ínfimas rendijas desapercibidas. Es destacable, que el bastión del quiebre y tracción de cambios es la figura del niño, de lo inesperado, de lo fresco y dúctil, la apuesta al amor (en variados modos). La película pone fuertemente en cuestión la imposibilidad de elaborar una espera en un mundo que pareciera que poco tiene que ofrecer al bienestar y a la realización personal, más allá de los números y donde el error es un cepo insoslayable. Allí, la falta del sueño cumplido en tiempo y forma es la condena del surgimiento de cualquier otro sueño. Aunque, como sentencia uno de los personajes, “los encantos del destino tienen giros impredecibles”. Lo que humanamente estos personajes creen, hacen y dejan de hacer marca ese destino no sólo para sí mismos sino también para aquellos con cuyas vidas se entrecruzan, incluso en los desencantos del destino.
FICHA TÉCNICA
Título: Le magasin des suicides – The Suicide Shop
País: Francia
Año: 2012
Guión y Dirección: Patrice Leconte – Jean Teulé
Duración: 79 minutos
Género: Comedia negra, Musical, Drama, Animación
Plataforma: Prime Video – Archive.org
Clasificación: +16