Antonio Álvarez es cinéfilo y empresario de salas de cine. Es de Buenos Aires, y en el cine de su padre se inició en el oficio de las pantallas gigantes. En 1979 llegó a Paraná para hacerse cargo del Cine Teatro Mayo. Al día de hoy es el propietario del Cine Círculo, espacio de tipo comercial de la ciudad reservado al séptimo arte.
Antonio Álvarez creció en el cine de su familia, descubriendo la magia que sucede cuando se oscurece la sala y se enciende la pantalla gigante. Allí aprendió a soñar, se enamoró de la cinematografía e imaginó su futuro al frente de una sala, tal como lo hacía su padre. En la adolescencia, empezó a ayudar a don Antonio con las tareas de la sala. En 1979, llegó a la capital provincial tras adquirir el Cine Teatro Mayo. Embelesado por la industria cinematográfica, con el correr de los años instaló nuevas salas en nuestra ciudad, en el supermercado Coto y estuvo al frente del cine Rex hasta el 2021. En la actualidad, es propietario de salas en distintos puntos del país, entre las que se destacan las del Cine Círculo, en calle Andrés Pazos 339 de Paraná. En el espacio que perteneciera al Círculo Católico Obrero, donde también se proyectaron películas en 1920, Antonio desarrolla la actividad junto a su hijo Martín, continuando el legado familiar. Allí, un lunes por la mañana mientras las salas se ponían en condiciones, recibió a BIEN! y dijo: “El cine es mi pasión, con todos sus avatares es lo que me gusta. Es lo que mi padre me dejó, me enseñó a querer y acá estoy”.
—¿Cómo comienza a vincularse con el cine?
—Casi que nací en una butaca, mi madre estaba mirando una película en el cine de mi padre, en Buenos Aires, y tuvo que irse a un sanatorio a tener familia. Y de niño, mi padre me llevaba a la sala y lo ayudaba a limpiar las máquinas y a arreglar butacas. Eso me hizo tener cariño a todo esto que uno hace. El cine me ha dado vida.
—¿Cuándo se suma a trabajar con su padre?
—En el 66, a los 15 o 16 años. Después hicimos un cine en el 68, en Buenos Aires, que aún vive, el Lorca, que está abierto pero no lo tenemos nosotros.
—Antonio viene a Paraná en 1979 a hacerse cargo del Cine Teatro Mayo, ¿cuál era el escenario de los cines en la ciudad?
—Sí, me vine y podría decirse que me independicé de papá, entre comillas, —dijo entre risas. En ese entonces estaba el Ópera, el Rex y el Select. El Mayo estaba cerrado y reabrimos el 17 de marzo de 1979, con “Los nuevos monstruos”, de tres directores italianos, Dino Risi, Mario Monicelli y Ettore Scola; y “Un elefante con la trompa enorme”, una producción francesa de Yves Robert.
—¿Con qué se encontró cuando llegó?
—Me encontré con otra realidad en Paraná, yo traía la idea de cómo era el cine en Buenos Aires y acá hice lo que pude, sin plata. Fue duro porque había salas muy establecidas y costó romper esa hegemonía que había en la ciudad para proponer un enfoque diferente, con producciones de cine que no encuadraban con los títulos de Hollywood. En aquel momento el producto se repartía, no había simultaneidad de dar lo mismo en uno y otro cine, como sucede ahora. Cada uno tenía lo suyo, y yo la verdad siempre tuve muy poco. Santa Fe lideraba la región y monopolizaba el negocio. Estuve hasta 1991 con el Mayo.
—Un cine teatro era el Mayo, ¿recuerda qué espectáculos teatrales se brindaron?
—Sí, trajimos cosas de teatro, como Concertorama, un concierto de música clásica en cine. Y también trajimos cosas muy comerciales, que llevaban mucho público porque partamos de la base que tiene que ser comercial porque si no es muy difícil sobrevivir.
—¿Cuándo llega al cine Rex?
—En el 2006, después de la tragedia de Cromañón, el Rex estaba cerrado. Por ese motivo, me llama un amigo diciéndome que tenía que venir a Paraná porque no había cine. Le dije que no, pero me convenció y me vine. El cine es mi vida, con todos los avatares que ha tenido. Es lo que me gusta, es lo que mi padre me dejó y me enseñó a querer y acá estoy. Estuve en el Rex hasta después de la pandemia. Y en el interín buscaba hacer algo superador al Rex.
—¿Cómo surge el cine Círculo?
—Siempre vi este lugar abandonado frente a la plaza (Alberdi) y nunca hubo cartel. Me interesaba mucho y empecé a averiguar. Era un galpón, y me gustó. Pedí un presupuesto en Buenos Aires a un arquitecto y me pasaron quinientos mil dólares. Así que en esto no hubo arquitecto, lo hicimos como nos pareció. Quizás estéticamente sería mucho más moderno, pero era imposible hacerlo de esa manera. Empezamos en 2014, lo hice como pude, y en el 2017 abrimos. En esto, todo se va haciendo muy despacito.
Simultaneidad y otros cambios
“A partir del digital cambió mucho la situación de los cines por la simultaneidad. Hoy los estrenos son simultáneos en todo el país, y eso nos dio un empuje bárbaro. Antes tenías que esperar una copia, que casi siempre llegaba en mal estado y que fue un poco lo que derrumbó al cine. Por otro lado, con el digital lo que se ganó es que mucho o prácticamente todo, se puede dar en español. Esto es una gran cosa porque se advierte en general, que por la falta de lectura se dificulta seguir los subtítulos y se pierde el espectáculo visual”, comentó Álvarez. Luego indicó: “yo vi Oppenheimer, que es una película para un público particular. Tiene tanto diálogo que en idioma original se pierde la imagen por tener que leer los títulos, creo que exhibiendo películas en idioma español se recuperó público”.
En cuanto al equipamiento, dijo que “ahora está en boga la antena satelital para pasar en los cines los shows en vivo. Es muy caro, ya vinieron acá a probar, pero todo son miles de dólares porque todos los insumos son importados”.
Los contenidos
“En los 70, las compañías estadounidenses no nos traían los productos y salimos a buscar otras vías. Empecé a comprar películas en el exterior por necesidad porque el negocio era muy monopólico. Por ejemplo, trajimos producciones de Brasil, del director Glauber Rocha, y tuvimos muchas satisfacciones. En aquél momento con mi padre teníamos hecho el cine en Buenos Aires y no teníamos películas, era muy difícil. No teníamos chance en la red comercial, tuvimos que buscar otro nicho porque necesitábamos recuperar el dinero que se había puesto para levantar el cine que era muchísimo.
El público
—¿La gente va al cine?
—Sí, depende del producto. Pero hemos visto que cuando interesa lo que se exhibe, la gente responde. No hay que pretender que haya público cuando el producto no atrae. También es un tema cultural, si de chico ibas al cine, lo vas a seguir haciendo cuando seas grande. Por suerte, los pibes y los jóvenes vienen y hacen que esto tenga vida. Después, cuando se casan y tienen chicos desaparecen unos años, los hijos crecen y vuelven.
—Hace unos meses vimos el fenómeno “Barbie” en los cines del mundo, lo que se dio también en el cine Círculo de Paraná…
—Barbie arrasó en todos lados y llenó de vida el cine con tanta juventud vestida de rosa. Con el tema de la pandemia se sabía que el 2023 venía con todo, apareció “Un Rápido y Furioso” que lo retuvieron; Barbie que apareció de la nada y fue récord también en Estados Unidos. Un “Mario Bross” que fue una sorpresa y salió segundo en Estados Unidos detrás de Barbie. Y recientemente, “Cinco noches con Freddy”, de la que no esperaba nada y anduvo muy bien.
—¿Se puede repetir alguna película, por ejemplo, se podría volver a proyectar Barbie?
—Para eso se necesita una memoria, un storage, para poder almacenar las películas. Hay cines que la tienen, y sobre el final del año cuando viene la falta de producto, reponen en una semana a un precio muy bajo y les va muy bien. Es algo muy bueno para hacer, pero no la tenemos. No se puede hacer de otra manera porque las distribuidoras borran los filmes de los discos, no les importamos. Ellos están en el territorio porque están sus socios, que son las cadenas americanas que vinieron en los 90 con multicines a los shoppings.
—¿Cuál es la respuesta del público con respecto a las películas clásicas que se han reestrenado?
—Creo que el país no da para eso. En Europa hacían colas larguísimas, con un frío increíble en Francia para entrar a ver Chaplín. Pero acá no caminaron esos reestrenos, como que somos bastante diferentes.
Lo que se viene
El shopping La Paz ya informó que está ultimando detalles y que por estos días inaugurará tres salas de cine, sobre calle Gualeguaychú. Además, el shopping Paso del Paraná también está terminando de preparar seis nuevas salas de cine. Estas nueve salas se sumarán a las cuatro que posee el complejo del Cine Círculo, en Andrés Pazos 339, y habrá trece salas de tipo comercial en nuestra ciudad.
Sobre los públicos, Álvarez reconoció que “con el cierre del Rex no pude sumar gente. Es como que el público del Rex era de ese cine, y cuando cerró no vino al Círculo, algo muy extraño. Entonces, si lo que viene divide el público estamos en problemas, pero si suma sería fabuloso”.
Para cerrar, agregó: “Siempre digo que hay que ser agradecido de lo que fue, del tiempo que tuviste. Ahora veremos qué es lo que pasa. En poco tiempo tendremos trece salas. Creo que Paraná no da para tantas salas, tampoco las tiene Santa Fe, ciudad con la que siempre nos comparamos. Dios dirá, si son ciclos que se cumplen, bueno… se habrá cumplido”, lamentó Álvarez.
Breve bio
Antonio Álvarez nació en Buenos Aires, el 9 de octubre de 1950. Es hijo de Antonio, inmigrante español; y de Carmen, inmigrante italiana, ambos fallecidos. Su hermano mayor, Alfonso (fallecido), también compartió la actividad cinematográfica. En su juventud se mudó a Concepción del Uruguay, donde formó una familia. Es viudo y tiene tres hijos, Guillermo Hernán, Lionel y Martín.
Actualmente, es propietario de salas de cine en Entre Ríos, en Paraná, Diamante, Villaguay y San José; en Corrientes, en Curuzú Cuatiá y Bella Vista. Además, pronto abrirá nuevos espacios en Concordia y en Río Negro.
Películas que prefiere: Cine arte.