Los cohetes, petardos y fuegos pirotécnicos que se emplean en estas fechas, afectan enormemente a personas con autismo y trastornos de la modulación sensorial.
PAULINA CARULLO
Télam
En esta época del año los fuegos artificiales y pirotecnia aparecen en mayor cantidad y frecuencia. Lo que el grueso de la gente ve como una forma de celebrar, para algunos puede no serlo: los niños y adultos con autismo y trastornos de la modulación sensorial pueden sufrir por estos ruidos, debido a su hipersensibilidad auditiva.
Lo que para muchas personas son apenas ruidos molestos, se puede convertir en una tortura para muchas otras. Las personas con autismo y trastornos del procesamiento sensorial no perciben los estímulos auditivos de una manera habitual: en ellos, esta percepción de sonidos intensos, como es el caso de los cohetes, petardos y fuegos pirotécnicos que se emplean en celebraciones en estas fechas, pueden generar una sensación de dolor, generando estrés y una fuerte desregulación de la conducta y las emociones.
En casos extremos, puede llegar a generar autolesiones, agresiones físicas a terceros, llanto, gritos, y otras reacciones impulsivas por no comprender ni tolerar lo que sucede alrededor.
Teniendo en cuenta que según el último relevo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 100 niños, niñas y adolescentes tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA), esto no es algo menor.
La importancia de generar conciencia acerca de los efectos perjudiciales que puede tener el uso de pirotecnia, no sólo en las personas con autismo sino también en otros individuos con alteraciones en el desarrollo, adultos mayores, mascotas y bebés lactantes, radica en generar un entorno lo menos nocivo posible para esta población.
Si bien hay cada vez más conciencia acerca de esta problemática, aún queda un largo camino por recorrer. Lo más urgente e importante es educar a toda la sociedad y especialmente a los familiares y gente cercana que convive con adultos y niños con autismo, para evitar el uso de pirotecnia sonora alrededor de ellos.
HERRAMIENTAS
Asimismo, podemos usar estrategias de anticipación y brindar algunas herramientas de regulación sensorial para atravesar estas circunstancias lo mejor posible: explicarles con anticipación qué es lo que va a suceder, ya que tener información ayuda a reducir ansiedad y estrés. En algunos casos la explicación puede ser verbal, pero en otras personas puede ser a través de lo que se llaman historias sociales, que son distintos cuentos o relatos con informaciones y enunciados concretos, que van explicando paso a paso y en primera persona aquellas cosas que pueden ir sucediendo y hace más fácil de entender lo que va a pasar.
Utilizar tapones de oídos o auriculares con cancelación de ruido. Dependiendo del clima, la capucha del buzo o campera puede resultar útil también.
Dar contención a los niños más pequeños abrazándolos o alzándolos. También se puede usar mantas de peso o cosas que generen peso en los chicos más chiquitos.
Generar distracciones durante el peor momento de ruido. Esto puede ser muy variado dependiendo la edad de la persona; en niños pequeños jugar algún juego o rodearse de sus juguetes u objetos cotidianos, y en personas más grandes puede ser mirar alguna película.
Recurrir a habitaciones internas de la casa durante las fiestas. Algunos lugares de nuestra casa sabemos que tienen menos ruido; podemos ir ahí, planificar las actividades de distracción, siempre teniendo en cuenta que es otra opción que puede variar mucho su aceptación de acuerdo a la persona.
Todas estas recomendaciones son medidas de las que podemos echar mano en situaciones de emergencia. Sin embargo, como sociedad tenemos el deber de conocer y comprender los severos efectos de un pasatiempo trivial y peligroso como la pirotecnia y ser empáticos con el sufrimiento que puede causar en las personas más vulnerables.
Si bien hay personas con autismo que no sufren trastornos en su modalidad sensorial, hay una gran mayoría que sí; es por esto que debemos tener en cuenta todas estas herramientas, para continuar reforzando la empatía con el otro y tratar de que el festejo sea realmente un festejo en donde todos estemos incluidos.
(*) Médica neuróloga infantil (MN 108.282) del Departamento de Neuropediatría de Fleni.