Entre la saciedad por recurrencia, el aburrimiento y la curiosidad puede haber un variado camino hacia la renovación de los deseos. La Maravillosa Vida de Henry Sugar (2023) es un mediometraje que cuenta una historia algo fantástica sobre la persecución de los sueños, la determinación y las curiosas vueltas de la vida.
Victoria Elizalde | [email protected]
“El lujo es vulgaridad”, cantó un poeta urbano en los noventa, parafraseando (sin especificar) al Borges de inicios de los ochenta. La célebre y rotunda frase, que cuestiona el ademán ostentoso, amuebla retóricamente los márgenes de cada escena de la película. La Maravillosa Vida de Henry Sugar es un relato audiovisual en el que Wess Anderson redobla su apuesta por producciones cortas siguiendo el ingenio de Roald Dahl.
Algo de la trama
Henry (Benedict Cumberbatch) es un heredero aristócrata soltero con buenos contactos y de gran afición al juego de apuestas. Una tarde, en la casa de campo de un amigo, ajeno a la reunión deambula aburrido y encuentra una enorme habitación con estantes de libros que cubren las paredes desde el piso al techo. Al mirar de cerca, uno llama particularmente su atención. Una bitácora de apuntes de un médico especializado, el Dr. Chatterjee (Dev Patel), donde se detalla el caso de Imdad Khan (Ben Kingsley), un paciente que domina un método de “adivinación” a ciegas. Se sumerge en las páginas del registro y halla que la adquisición de esa técnica no es imposible, pero requiere años de meditación con resultados variables según el aprendiz. Pensando que sería una excelente habilidad para sus juegos de apuestas, este se vuelve para Henry el desafío más grande de su vida y marca en cierto punto su modo de relacionarse con las apuestas, el dinero y las personas. Inicia así un camino de ida que llega a alterar su modo de ver el mundo.
Maneras de contar
La Maravillosa Vida de Henry Sugar tiene un recorrido ágil de casi cuarenta minutos ubicándose en la categoría de mediometraje, y se construye siguiendo muy de cerca el relato del escritor británico Roal Dahl (Charlie y la Fábrica de Chocolate, Matilda, Los Gremmlins, Hombre del Sur, Relatos de lo inesperado) en su cuento homónimo publicado en 1977. El tratamiento con que el director Wess Anderson expone de manera plástica y provocadora el relato de Dahl (interpretado en el metraje por Ralph Fiennes) se adhiere a la intriga, el humor negro y una curiosa complicidad con el lector (a través de estrategias narrativas que para algunos pueden ser bienvenidas y para otros tantos, no). El tono es muy similar al que propone Dahl en sus cuentos. Esto se retrata del mismo modo en la edición de corte ligero, el marcado tono teatral, la apelación dialógica al espectador y la particular excentricidad de proponer un narrador (quien pareciera ser Dahl frente a sus lectores). A eso se agrega la característica exposición desvergonzada del atrezo, la utilería, los asistentes de piso interviniendo y todo el montaje escénico cambiante al tiempo que la acción avanza. Da toda la impresión de que el protagonista fuera intencionadamente parte del decorado y que fuera necesario exponer lo artificial de la puesta. Así como cuenta disparatadamente la historia se toma la licencia de mostrar una breve placa descriptiva del origen del cuento y su contexto de escritura, lo cual sugiere un deliberado tributo honroso al autor británico.
Cortometrajes que dialogan
El mediometraje forma parte de una suerte de micro saga, una serie de cortos que reúnen a los mismos, escasos y renombrados actores para cada entrega (de diecisiete minutos cada una) y que están basados en cuentos de Dahl. Todos estrenados el mismo año y de los cuales se supo decir, extraoficialmente, que serían un largometraje, rumor que Anderson prontamente desmiente. Se publican en una plataforma de contenidos streaming por ser relatos breves de rápido acceso y consumo, que pueden dialogar entre sí a la vista pero que requieren de una atención inmersiva por su modo de confección e interpelación (agrega Anderson). La Maravillosa Vida (…) se acompaña con El Cisne, El Desratizador y Veneno, que presentan un tono algo más trágico, lúgubre y de morbo moderado, pero de muy interesante realización en cuanto a narrativa y metáfora dentro del estilo que combina live action y stop motion (acción en vivo y animación cuadro a cuadro), que hasta podrían resultar más recomendables que el mediometraje en cuestión (para todos los gustos).
La posibilidad de darse el lujo
La vida del protagonista funciona a base de lujos y excesos. El aburrimiento se vuelve inevitable (tanto como el lujo que lo hace posible) y activa el motor de la curiosidad (que es humanamente gratuita). Lujo del tiempo libre, lujo con necesidades básicas cubiertas, aburrimiento que moviliza a incorporar lo extraordinario como capacidad para conseguir nuevos lujos. Prontamente la intensidad de lograr una habilidad poco común o difícil de adquirir se vuelve pregunta existencial: ¿Para qué? – ¿Para quién / es? El encuentro con un otro significativo finalmente permite decantar el recorrido de la especulación individualista al despilfarro sin sentido y de allí a un atisbo de conciencia social. El relato escrito y cinematográfico apuntala el afianzamiento de un modo de cohabitar el mundo, que deja siempre brillando la pregunta fundamental sobre el asidero de lo extraordinario.
FICHA TÉCNICA
Título: The Wonderful Story of Henry Sugar ·
Idiomas: Inglés
País: Reino Unido
Año: 2023
Guión y dirección: Wes Anderson (basado en Roald Dahl)
Duración: 38 minutos
Género: Drama, Fantástico, Cómico
Plataforma: Netflix
Clasificación: +7
| Da toda la impresión de que el protagonista fuera intencionadamente parte del decorado y que fuera necesario exponer lo artificial de la puesta | |
