Tal como señalara en una entrega anterior de EL DIARIO, en el proyecto de ley ómnibus remitido al Congreso, el Poder Ejecutivo argumenta: “generar mayor competencia y eficiencia económica, reducir la carga fiscal, mejorar la calidad de los servicios, promover la inversión privada y profesionalizar la gestión de las empresa”.
Ladislao F. Uzín Olleros
Especial para EL DIARIO
Uno de los mitos instalados para justificar privatizar el patrimonio nacional, es que el Estado es mal administrador, criterio que no comparto. Por caso, el INVAP, una sociedad estatal perteneciente a la Provincia de Río Negro con sede en San Carlos de Bariloche. Fue creada en 1976 por un convenio suscripto entre esa provincia y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA); la iniciativa fue un proyecto de los egresados del Instituto Balseiro. Ésta es una institución académica nacional, con nivel universitario, que funciona en las instalaciones del Centro Atómico Bariloche por convenio entre la Universidad Nacional de Cuyo y la CNEA; creado en 1955, provee la formación de profesionales universitarios que se gradúan en física e ingeniería.
El INVAP es una empresa de alta tecnología que incursiona en el diseño, integración, construcción de plantas, equipamientos y dispositivos en áreas de altísima complejidad (energía nuclear, tecnología espacial, tecnología industrial, equipamiento médico y científico). Está considerada como la empresa más prestigiosa en América Latina y con inserción mundial. De sus aulas han egresado académicos reconocidos internacionalmente, como Leopoldo Falicov, Carlos Castro Madero, Conrado Varotto, Juan Maldacena, Karen Hallberg, por citar algunos que han recibido títulos honoris causa, becas, incorporados como consultores o docentes a célebres universidades. Provee ciencia y no genera déficit. Ha ganado licitaciones para la construcción, instalación y puesta en marcha de plantas de radioisótopos medicinales para Egipto, Australia, India y Argelia. A través del INVAP, Argentina exporta sistemas de reactores nucleares y tecnología para el sector aeroespacial (diseño, construcción y operación de satélites); tiene convenios con la NASA; ha desarrollado el satélite Argentino Geoestacionario de Telecomunicaciones (ARSAT-1), el primero de tres satélites geoestacionarios que se utilizarán para brindar servicios de telefonía y datos, internet y TV a usuarios en todo el territorio nacional y en el Cono Sur. El país se convirtió en una de las ocho naciones en el mundo que desarrollan y producen sus propios satélites geoestacionarios; junto a Estados Unidos son los dos únicos países en el continente americano; es el primer satélite de su tipo puesto en órbita por un país latinoamericano.
Conclusión: Estamos hablando de eficiencia y excelencia científica, partiendo de una institución provincial, es argentina, para tener en cuenta.
Polo industrial
En el polo industrial de Córdoba encontramos que, con sucesivas denominaciones (IAME, DINFIA, IME, FAdeA) surgieron vehículos y aeronaves de diseño y fabricación nacional; por caso, el Rastrojero, un vehículo versátil, sencillo, confiable, económico, con bajo costo de mantenimiento, que permitió al productor agrícola, al granjero, al fletero, acceder a una movilidad de trabajo de precio accesible, distante de las pick ups norteamericanas, movidas a nafta (por entonces un combustible muy caro en relación al gas oil) y de mayor consumo. Fue tal el éxito del producto que Peugeot tuvo en miras adquirir la patente para fabricarlo en Francia, propulsado por el motor Indenor (de origen francés). En1979, durante la gestión de Martínez de Hoz, se liquidó a la empresa estatal (IME), cesando la producción de este noble producto.
El avión Guaraní (IA-50) fue otro excelente producto, también de diseño y fabricación local, primera aeronave propulsada por turbohélices fabricada en América Latina. En mayo de 1965 atravesó el Atlántico, siendo expuesto en el aeropuerto internacional de Le Bourget (Paris) donde fue aprobado y premiado. En 1968, dotado de tanques suplementarios de combustible, voló desde Río Gallegos a la Antártida y regresó. Prestó innumerables servicios en la Fuerza Aérea, Policía Federal, Servicio Penitenciario Federal, Líneas Aéreas Provinciales de Entre Ríos (LAER), Gobiernos de Córdoba y Salta, Ministerio de Bienestar Nacional. Luego de más de 40 años de servicio, su vuelo final ocurrió a principios de 2007, partiendo de la II Brigada Aérea (Paraná) con destino final en el Museo Aeronáutico Nacional de Morón, donde se encuentra en exposición.
El proyecto Pulqui (flecha), fue otro emprendimiento de la industria nacional; la versión I, voló por primera vez en 1947, siendo el primer avión a reacción construido en América Latina y 9no. en el mundo. Seguido del Pulqui II, avión de combate (caza) de segunda generación, voló por primera vez en 1950; desarrollaba una velocidad punta de 1.050 kms./h., comparativamente estaba al nivel de un “Sabre F.86” (norteamericano) o un “MiG-15 (ruso), protagonistas del combate aéreo en la Guerra de Corea.- Por razones políticas y presupuestarias se abandonó el proyecto en 1959, proyecto que tenía en miras el desarrollo de una versión III, más avanzada. Se lo sustituyó en 1960 por 28 “Sabre F.86”, usados, incorporados a la Fuerza Aérea; 28 de los 100 prometidos …
El IA.58 – Pucará (fortaleza) es otro logro de la industria aeronáutica nacional. Excelente avión, útil para misiones de reconocimiento, patrulla, funciones COIN (contrainsurgencia) y de ataque a tierra; actualmente está siendo modernizado (versión Fénix), con nueva motorización, provisto de tecnología de última generación, parte de ella proporcionada por el INVAP, se le asigna una utilidad entre 15 a 20 años. Participó en el conflicto de Malvinas y ha equipado a las fuerzas aéreas de Uruguay Colombia y Sri Lanka (antes: Ceylán). En orden a prestaciones, comparable al “OV.10-Bronco” (EE.UU.).
En los astilleros de Río Santiago –ARS Sociedad del Estado- (Ensenada, PBA) se han fabricado buques de altura (aptos para navegación oceánica, alejados de la costa), pesqueros, fragatas de combate (ARA Azopardo y ARA Piedra Buena), la fragata ARA Libertad, buque escuela botado en 1956 e introducido al servicio en 1963, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo San Antonio (participó del desembarco en Malvinas en 1982), el destructor ARA Santísima Trinidad (navío destructor misilístico construido en 1980), las corbetas ARA Espora, ARA Rosales, ARA Spiro, ARA Parker, ARA Robinson y ARA Gómez Roca. Además, construyó para equipar a la Marina Mercante con buques de gran porte, y los buques Ingeniero Huergo II e Ingeniero Silveyra para YPF. Es decir, está en condiciones de fabricar buques de patrulla (guardacostas). Con este material (guardacostas y el Pucará, versión Fénix) se abastecería a las Fuerzas Armadas y de seguridad de los equipos necesarios para el resguardo de la fauna ictícola, el combate contra el narcotráfico y el contrabando, con presencia disuasoria efectiva en zonas de frontera.
Los gobiernos habitualmente optaron por equipar a las Fuerzas Armadas con material extranjero, obsoleto, dependiendo de proveedores foráneos para el suministro de repuestos; si se optara por la industria nacional, se desarrollaría una infraestructura sólida, generando millares de puestos de trabajo genuino, sin dependencia externa ni incremento de la deuda externa, con producción exportable que provocaría el efecto contrario: el ingreso de divisas al tesoro nacional.
¿Cómo lograrlo?
Un Estado eficiente debe generar las condiciones, incorporando el recurso humano idóneo —que, como vimos, está—; dotarlo de los medios necesarios para su desenvolvimiento, sin sobrepoblación de empleados que solamente están para cumplir con compromisos políticos pero que son inútiles a la hora de producir.
Con tres Premios Nobel en Ciencias (Houssay, Milstein, Leloir), uno ternado (Adolfo de Bold, entrerriano, premiado por la Academia Francesa de Ciencias), uno reconocido a nivel mundial por su invención, el bypass coronario (el Dr. René Favaloro), Argentina debe tomar conciencia de sus capacidades y no dudar en lanzarse al desafío, porque puede lograrlo.