jueves , 21 noviembre 2024
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Carnavales en Paraná: entre la identidad barrial y el espectáculo

El carnaval de Paraná aún mantiene algunos elementos que evocan a los corsos barriales de antaño, que aparecen en segundo plano del concepto actual ligado al espectáculo.

¿Cuánto hay de espectáculo y qué permanece de los corsos de antaño en las actuales celebraciones de carnaval en la ciudad? Para Nora Aracil, coordinadora de las comparsas Samba Oeste Litoral y la infantil Maripositas, se trata de avanzar en conjugar “el concepto de carnaval popular, con lo que significa el desfile espectacular”. A la vez confía en que la gente acompañe la fiesta, entre el 9 y el 13 de febrero, en el circuito de calle Maciá.

Carlos Marin
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En la provincia nacieron como `corsos´, pero con el paso de las décadas mutaron a `carnavales´. Y asociados a una imagen ligada al mestizaje sincrético brasileño, con componentes de la cultura afro, y de pueblos originarios como el tupí-guaraní, a lo que se agregó el aporte de las corrientes inmigratorias, la celebración en homenaje al Rey Momo pasó de ser un espacio de diversión vecinal entre `mascaritas´ a constituirse en un encuentro de agrupaciones con un nivel de producción notable.
Paraná no fue la excepción y la palabra corso -que prevaleció hasta la década de los `70- fue sinónimo de celebración barrial y familiar. Con las décadas, los clásicos desfiles de antaño fueron `fiestas carnestolendas´ primero, para mutar luego hacia un enfoque ligado al célebre carnaval de Río, en los que predominan las comparsas con trajes imponentes llenos de color y alegría y gigantescas carrozas y destaques.


En ese trayecto de más de un siglo ¿Cuánto hay de espectáculo y qué permanece de los corsos de antaño en las actuales celebraciones de carnaval?
Para Nora Aracil, integrante de la Biblioteca Pedro Lemebel, de Barrio El Sol, el sentido esencial de encontrarse en esta fecha se relaciona con “la celebración del pueblo, del hombre común en la calle. Es la excusa para poner la libertad y la felicidad y exponerlas a la vista del mundo”.


Para la coordinadora en las tareas de las comparsas Samba Oeste Litoral, la Escuela de Carnaval, y la infantil Maripositas, en la región, “nuestro carnaval tiene matriz guaraní. A esa raíz se le suma en Entre Ríos, más que la negritud, que también es un componente, la voz del inmigrante anarquista, y con ello tiene ese poder de decir desde la alegría”.
Aracil cuenta con una trayectoria de décadas en la danza y la producción y autogestión de proyectos culturales. Para ella, “en tiempos como éste que vivimos, el poder está en poner el cuerpo en la calle y celebrar la alegría; una alegría colectiva”. Se trata de compartir “un trabajo hecho desde el amor, desde aquel lugar al cual uno va a encontrarse con otros no en la pobreza, sino en la simplicidad de compartir un mate a la noche mientras cose lentejuelas; o se prepara un plato de guiso comunitario como parte de un proceso para construir un brillo que nos ponga como artistas populares en la calle”.


“Esa –subraya- es la esencia que vivenciamos desde las comparsas Samba Oeste Litoral y desde Maripositas, la agrupación infantil. Para nosotros es el encuentro colectivo, el lugar de pertenencia; el espacio donde a veces el marginado siente que tiene una voz, que tiene una razón: desde pintar una carroza, o empujarla, o ayudar a doblar alambre, o a juntarlo para armar el espaldar.”

AYER Y TODAVÍA

¿Qué queda de aquellos corsos y carnavales de antaño? Y ¿de qué modo se combina aquel legado, casi barrial, con lo actual, que tiene costados que se vinculan al espectáculo?


En este punto, Aracil es contundente. “De nuestra identidad, la de aquellos corsos de antes, de las murgas teatralizadas del carnaval paranaense, de las agrupaciones humorísticas, de las máscaras sueltas –dice- Paraná conserva muy poco”. Fundamentalmente porque, explica “hubo una política de Estado, en el año 2000 y sucesivos, que se preocupó por hacer el intento del mejoramiento del carnaval como espectáculo, siguiendo a casos como Gualeguaychú, a Gualeguay, luego Concordia”. En esa dirección “a la vez no hubo una política cultural que protegiera nuestra identidad.”
“Hay que tener en cuenta también –recuerda- los años de `no carnaval´, en el período en el que no hubo feriado -entre 1976 y 2007-“.


En ese contexto los festejos, “que eran de profunda raigambre popular, se expresaban a través de murgas humorísticas o teatralizadas, como las Conchetas Matasanos; o las Conchetas de San Agustín, las Locas por Esportivo, Los Indios de El Morro, o La Murga de Tilcara”.
Esas agrupaciones “fueron desapareciendo con el tiempo y con la ordenanza del 2001 terminaron por ser erradicadas del sistema de carnaval paranaense”.


Actualmente “los corsos barriales de Paraná, que sí viven, que han sobrevivido de manera independiente y de manera absolutamente autosustentable, siguen conservando un poco esa construcción del barrio, de la murguita, de la máscara suelta. Si bien ya no existen el centenar de encuentros barriales que en algún momento de la historia hubo, hay varios que sobreviven: el del Barrio Güiraldes, en calle Churuarín; el del Sol; el del barrio Balbi; el del barrio de la Bolsa, que nunca dejó de existir. También Puerto Viejo ha rescatado el carnaval. Y si bien nuestro famoso corso de Sportivo Urquiza -aquel que se realizaba en calle Bertozzi- no ha vuelto, y no creo que regrese ya, persisten algunos espíritus carnavaleros en los barrios que todavía sostienen esa identidad popular”.


En ese sentido, espacios como la Red de Artistas del Carnaval y el Centro de Investigación en Estudios Carnavalescos de la Costa del Paraná, y el Museo del Carnaval Paranaense, vienen haciendo un trabajo de rescate historiográfico de nuestra identidad, que avanza paulatinamente. “Es una tarea de rescate de la memoria histórica que hacemos desde hace nueve años, porque esa identidad, la del Corso Paranaense, es la que nos representa”, sostiene Aracil. “Creemos que la gente, en la vinculación con el Museo del Carnaval Paranaense, puede volver a sentirse conectada con esa identidad”. agrega.
Y a continuación expresa: “Dicho lo anterior, aclaro que no renegamos del carnaval espectáculo. Al contrario, nos sentimos orgullosos de él, ya que es una industria cultural, tal vez la más exitosa de la provincia, que genera trabajo genuino, turismo, y recursos, y está emparentada con nuestra matriz originaria, que es la matriz Tupí-Guaraní, que a la vez tiene que ver con las escolas do samba de Brasil, con los gremios recreativos, como se conocen en ese país”.

CONVIVENCIAS

¿Qué perspectivas se vislumbran de poder conjugar aquel legado popular, ligado al festejo espontáneo, con lo que requieren los códigos del carnaval-espectáculo?
Para la integrante de Samba Oeste Litoral, “el carnaval es un lugar de múltiples convivencias, de diversas expresiones y trabajamos fuertemente hacia eso. Esperamos que los próximos años podamos construir un marco legal que dé la posibilidad a nuestra identidad de reinventarse y poder volver con esa identidad humorística y en un punto espontánea que caracterizó alguna vez a los corsos”.


Con esa perspectiva, “algunos de quienes integramos la Red de Artistas del Carnaval, venimos promoviendo que, de a poco, se incorpore nuevamente a nuestro desfile, algo de la identidad de aquellos viejos corsos”, confió a EL DIARIO. Aunque acepta que se trata de “algo complejo de lograr en el corto plazo, porque que está muy naturalizado en varias generaciones que el carnaval es sólo un show de personas que desfilan con trajes y plumas. Pero también tenemos mucha fe y ponemos mucha fuerza en que en algún momento podamos recuperar el concepto de carnaval popular, no separado de lo que significa el desfile de carnaval de matriz guaraní”.


Se trata de plantear un concepto que convive, como en Gualeguaychú lo hace el corso popular Matecito con el Carnaval del país. O como en Concordia convive el Carnaval de los duendes con el desfile de carnaval”.

DISFRUTAR CON LA GENTE

La nueva apuesta del carnaval de calle Maciá -lugar en el centro geográfico de la ciudad, como en su momento fue calle 25 de mayo-, le ha dado una nueva impronta a la fiesta. “Apostamos fuertemente este año a ir por nuestra tercera estrella, porque el desfile es competitivo. Y creemos que uno debe competir con uno mismo para superarse, para dar un mejor espectáculo y un mejor mensaje en cada oportunidad”, dijo la gestora cultural a EL DIARIO.
En este punto comparte su visión profunda de lo que es el esta fiesta. “Un gran pionero del carnaval brasileño, directivo de una escola, decía que el samba es la voz del pueblo. No se trata entonces de presentar nada más que un espectáculo bonito. El carnaval no está solo para agradar a los ojos, sino para dar un mensaje, social, espiritual y político”.


En este punto, la integrante de Samba Oeste Litoral cuenta que “desde nuestra propuesta estética, tratamos de no dejar afuera esa veta de la teatralidad en lo que preparamos para este año”. Este año, adelanta, la comparsa presentará una propuesta basada en la temática “Carnaval/religión, religión/carnaval”.
“Intentamos mostrar cómo la emergencia de la alegría del pueblo une a la humanidad y no la enfrenta; no enfrenta el hombre contra el hombre. Y que los poderes políticos encarnados en las religiones, en las diferencias, construyen división, violencia y guerra.”


“Nuestro trabajo –informa- va enfocado a un llamamiento por la paz, que es perpetuo. Y a una visión, la visibilización que la alegría del ser humano surge siempre en la cosecha. Cuando el pueblo no tiene hambre, el pueblo es feliz, festeja, disfruta, comparte. A nivel historiográfico proponemos las visiones diversas del carnaval en el mundo, desde la antigua China hasta la América Andina. Esa es nuestra apuesta para este año, y estamos muy felices de que se realice esta edición 2024 y que nuestros integrantes estén comprometidos con el trabajo”.


“Esperamos que la gente disfrute de nuestra propuesta”, expresa. Y enfatiza que “para todas las agrupaciones y comparsas que hay en la ciudad es muy importante que la gente nos acompañe en el desfile del carnaval que se va a desarrollar durante el fin de semana del carnaval histórico entre el 9 y el 13 de febrero en calle Maciá”.


Esa presencia de la gente en el circuito “es algo súper valioso porque de esa entrada que el público paga sale el premio de los comparseros; y de ahí los recursos para recuperar la inversión de este año y poder producir para el año próximo”.

Las comparsas que se presentan exponen al carnaval como un lugar de múltiples convivencias, y de diversas expresiones artísticas, estéticas, sociales y políticas.

“Esperamos que la gente disfrute de nuestra propuesta”, dice el grupo que coordina Samba Oeste Litoral, que competirá por ganar el primer premio por tercera vez.

Trabajo autogestivo

¿Cómo se organizan y gestionan las comparsas? ¿Cómo gestionan los recursos?
En el caso de Samba Oeste Litoral –a la que Nora Aracil está vinculada- es la comparsa mayor de la Escuela de Carnaval de la Biblioteca Pedro Lemebel. “Representamos la biblioteca y también a la Red de Artistas del Carnaval y el Museo del Carnaval, como todos los comparseros. Somos alrededor de 70 personas que nos presentamos en el circuito para desfilar. Pero también está el trabajo de más de 80 personas, liderados en la concepción estética y plástica por Esteban Amati y por mí junto a un equipo de gente que conforma los equipos directivos”, contó Nora Aracil.
“Lo más importante a la hora de generar un espectáculo de esta envergadura es tener quienes coordinan las vocaciones”, destacó la coordinadora de arte a EL DIARIO.


Y recuerda que “el carnaval es un lugar donde la gente va a pasarla bien, a divertirse, a dar su tiempo y su energía.
“Nuestro carnaval paranaense no tiene la posibilidad de financiar artistas. Por eso hay mucha suma de vocaciones para poder dar un hermoso espectáculo. Nos encantaría que en un tiempo el carnaval paranaense también esté dentro del circuito industrial y nos permita que los artesanos que trabajan, que los coreógrafos que trabajan, que los músicos que trabajan puedan tener recursos genuinos por su trabajo en el carnaval y no tengan que venir de su trabajo cotidiano a pasar la noche en el taller sin dormir durante meses para poder generar un espectáculo. Nuestro financiamiento es absolutamente autogestivo y por eso hago referencia a los directivos, porque en general trabajamos haciendo rifas, juntando recursos, haciendo trabajos para otros lados. Nuestros artesanos trabajan para otros carnavales y de eso que reciben invierten en la comparsa, invertimos, tenemos nuestros trabajos particulares y ponemos en la comparsa. En general en la perinola todos ponen, bueno en las comparsas todos lo hacemos. En general Paraná no tiene la posibilidad todavía de recibir recursos genuinos que les permitan desarrollar un espectáculo de alta calidad. Si bien hay otras localidades donde los recursos del Estado están acompañando el espectáculo, eso en nuestra ciudad hasta hoy no pasa. Si bien el municipio organiza el carnaval y acompaña con la logística, no tenemos, como por ejemplo en Hasenkamp, la posibilidad de que la gestión comunal acompañe con créditos o subsidios a las comparsas para poder desarrollarse durante el año. Teniendo en cuenta el valor de los recursos, la comparsa se autogestiona y se autofinancia. Y el premio que recibe la comparsa viene de las entradas que la gente paga.”

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